Batallas invisibles: Cómo hablas importa

Batallas invisibles: Cómo hablas importa

Palabras como armas: por qué evitar las metáforas de guerra en el lenguaje diario.

 

Cuando usamos expresiones como “batallar con un problema” o “luchar contra el tiempo”, podría parecer inofensivo, pero las palabras tienen más poder del que creemos. Las metáforas de guerra son comunes en nuestro lenguaje cotidiano y también en ámbitos como la política, la medicina e incluso la educación. Sin embargo, varios estudios sugieren que este tipo de lenguaje afecta cómo nos sentimos, cómo actuamos y cómo influimos en los demás.

El poder de las metáforas en la mente

Un estudio dirigido por Paul Thibodeau y Lera Boroditsky (2011) demostró que las metáforas no solo embellecen nuestro lenguaje, sino que moldean la forma en que entendemos el mundo. En uno de sus experimentos, los participantes leyeron descripciones de un problema social, como el crimen, utilizando diferentes tipos de metáforas. Cuando se describía el crimen como una “bestia” que atacaba la ciudad, los participantes preferían medidas agresivas, como el aumento de fuerzas policiales. En cambio, cuando el crimen era descrito como un “virus” que se extendía, sugerían soluciones preventivas, como programas educativos.

Esto demuestra que las metáforas no son neutrales: dirigen nuestra atención y emociones hacia ciertos enfoques y soluciones.

La guerra en el lenguaje cotidiano

Expresiones como “ganar una discusión”, “dar batalla” o “atacar un problema” nos hacen percibir la vida como un constante conflicto. Este lenguaje puede desencadenar emociones negativas como la ansiedad, la agresión o la desesperanza, especialmente en situaciones ya tensas. Además, investigaciones en psicología social, como las de George Lakoff, sugieren que las metáforas bélicas pueden influir en nuestra percepción de los demás: podríamos verlos como oponentes en lugar de aliados, dificultando la empatía y la colaboración.

Impacto en la medicina y la salud

El lenguaje de guerra es particularmente común en el ámbito médico. Los pacientes con enfermedades graves suelen escuchar frases como “luchar contra el cáncer” o “vencer la enfermedad”. Aunque estas expresiones buscan motivar, estudios como los realizados por Elena Semino y su equipo en 2017 muestran que no siempre tienen un efecto positivo. Muchos pacientes sienten que, si la enfermedad progresa, han “perdido la batalla”, lo que puede aumentar sentimientos de culpa y fracaso.

Alternativas al lenguaje bélico

Cambiar nuestra forma de hablar no es sencillo, pero puede tener un gran impacto. En lugar de usar metáforas de guerra, podemos optar por expresiones más neutrales o constructivas. Por ejemplo:

  • En lugar de “luchar contra el cáncer”, decir “acompañar el proceso de sanación”.
  • En lugar de “ganar una discusión”, decir “llegar a un acuerdo”.
  • En lugar de “atacar un problema”, decir “encontrar una solución”.

Este cambio no solo modifica cómo percibimos las situaciones, sino también cómo hacemos sentir a quienes nos rodean.

Lo que dicen los estudios sobre emociones y lenguaje

Un experimento de David Hauser y Norbert Schwarz (2015) exploró cómo las metáforas influyen en nuestras emociones. Los participantes que leyeron textos con metáforas de guerra reportaron niveles más altos de estrés que aquellos expuestos a descripciones neutrales. Esto subraya la importancia de cuidar nuestro lenguaje, especialmente en entornos sensibles como el trabajo o la familia.

Reflexiones finales

Nuestro lenguaje moldea nuestra realidad. Elegir palabras que fomenten la colaboración y la esperanza puede cambiar la forma en que enfrentamos los retos y nos conectamos con los demás.

Las palabras no solo describen el mundo: lo crean.

Preguntas para reflexionar:

  1. ¿Has notado cómo cambia tu estado de ánimo según las palabras que usas o escuchas, según tus pensamientos y cómo piensas sobre un tema o situación?
  2. ¿Qué expresiones podrías cambiar en tu vocabulario diario para evitar el lenguaje de guerra? Si cambias ese lenguaje guerrero, ¿crees que cambiará cómo te sientes al respecto? ¡Te invito a que lo pruebes!

Lorena Bort Mir

Profesora e Investigadora en la Universitat Politècnica de València.

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