La alcaldesa Begoña Carrasco pasará a la historia por permitir que los ultras de Vox formen parte del gobierno de la ciudad de Castelló.
Ahora que viene la Magdalena 2025 procede recordar que Begoña Carrasco pasará a la historia como la gran culpable, la responsable de la introducción de las ideas políticas de la caverna en el equipo de gobierno de la ciudad. Pudo gobernar en minoría llegando a acuerdos puntuales con la oposición pero prefirió echarse en los brazos de Vox.
Un hecho lamentable que no debería extrañarnos porque el partido antiespañol de Abascal surgió a partir de un esqueje del Partido Popular. Por lo tanto, procede recitar a Begoña Carrasco “por tu culpa, por tu culpa y por tu gran culpa individuos del tenor de Antonio Ortolá, Alberto Vidal, y otros que no voy a nombrar, forman parte del equipo de dirección política del Ayuntamiento de la capital”. [Perdón por el tuteo].
Son ultras que desprenden machirulismo por todos sus poros y que están tan subiditos que se permiten el lujo de despotricar contra el propio PP por mantener en las fiestas los puntos violeta, carpas o espacios físicos en los que es posible denunciar agresiones machistas y prestar ayuda a las víctimas.
Llama la atención que para no importunar a sus socios de Vox, el PP todavía no haya llevado al pleno la aprobación de una resolución de rechazo a los aranceles que pretende imponer el presidente de Estados Unidos a los productos españoles.
En el movimiento cavernícola hay de todo pero después de oír las barbaridades que dicen sus portavoces cuesta creer que algunos ultras sean poseedores de un título universitario. Tampoco acierto a entender la extraña razón por la que Carrasco decidió abrirles de par en par las puertas del consistorio.
Gracias a la señora alcaldesa, Vox forma parte del gobierno [en realidad desgobierno] del Ayuntamiento de Castelló, por donde los concejales ultras se mueven como Pedro por su casa.
Llama la atención que el españolísimo PP no haya presentado todavía una moción al pleno de Castelló para la defensa de los intereses de las empresas exportadoras españolas y en contra de los aranceles de Trump, que pueden resultar letales para la cerámica de esta tierra.
Dicen que políticamente el roce también hace el cariño, así que tengo claro que el Partido Popular no hará nada que pueda importunar a sus socios, aunque estos defiendan posturas que atacan gravemente al conjunto de la sociedad española y a la provincia de Castellón en particular.
Los aranceles de Donald Trump, que también pican y mortifican a quienes lo votaron de forma irreflexiva en Estados Unidos y Argentina, pueden tener consecuencias letales para la industria azulejera castellonense.
Cuesta comprender el compadreo de los dirigentes del PP con Vox, el partido que aplaude las barbaridades políticas y económicas que propone Trump para debilitar a la Unión Europea.
Cabe esperar que quienes se ganan la vida honradamente trabajando en las fábricas azulejeras de la provincia de Castellón nunca tengan o vuelvan a tener la tentación de votar a la extrema derecha.
No deberíamos olvidar que la sarna con gusto pica y mortifica. Muchos de los norteamericanos que lo pasaron por alto ya están pagando las consecuencias económicas del fallido gobierno de Trump. Lo mismo sucede en Argentina con los pobres de solemnidad que votaron al imbécil de la motosierra. ¿Aprenderemos algún día?
Rafa García. Periodista
