Aunque aún no se puede cuantificar el total de daños, se estima que hasta 30.000 edificios podrían haberse visto afectados.
La Universitat Politècnica de València (UPV) ha incorporado a su arsenal de herramientas seis nuevas cámaras termográficas, gracias a la donación de las empresas Grupo Álava y Hikmicro. Estas cámaras se utilizarán para detectar daños ocultos provocados por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), que azotó la región el pasado 29 de octubre. En particular, la tecnología permitirá identificar filtraciones de agua y humedades que son casi invisibles al ojo humano, pero que pueden tener consecuencias irreversibles si no se tratan a tiempo.
Las cámaras termográficas emplean la termografía infrarroja, una técnica no destructiva que detecta diferencias de temperatura en las superficies de los objetos. Esta tecnología convierte la radiación infrarroja emitida por los cuerpos en imágenes térmicas, permitiendo ver de forma clara las áreas afectadas por la humedad, que aparecen como zonas más frías en las imágenes.
Va a ayudar a encontrar daños ocultos imposibles de ver al ojo humano como humedades, escapes de agua, daños estructurales.
Explicó el jefe de producto de Termografía de Grupo Álava, Ángel Lezana, durante la entrega de las cámaras en el Rectorado de la UPV. «Con las cámaras vamos a ver diferencias térmicas muy pequeñas, de hasta dos centésimas de grado», añadió Lezana.
Miles de edificios afectados tras la DANA
El Instituto de Restauración del Patrimonio de la UPV pondrá estas cámaras al servicio de la reconstrucción de los efectos de la DANA, con la colaboración del Colegio de Arquitectos y el Colegio de Arquitectos Técnicos. Se espera que los técnicos movilizados puedan utilizar las cámaras para evaluar los daños en los lugares más necesitados. Según Santiago Tormo, subdirector del Instituto de Restauración del Patrimonio de la UPV, «Hay muchísimo trabajo por hacer, muchísimo campo en el que aplicar esta tecnología». Aunque aún no se puede cuantificar el total de daños, se estima que hasta 30.000 edificios podrían haberse visto afectados, según datos del Instituto Valenciano de la Edificación.
Además de la devastación física evidente, la DANA ha dejado daños imperceptibles a simple vista, especialmente en lo que respecta a humedades y filtraciones de agua, que si no se abordan a tiempo, pueden generar daños estructurales graves.
Prevención de daños para la salud
El uso de las cámaras térmicas no solo se limita a la restauración de infraestructuras, sino que también tiene un impacto importante en la prevención de problemas de salud derivados de la humedad. «Si se identifican zonas con humedades imperceptibles a simple vista, se puede actuar rápidamente para evitar la aparición de moho y sus efectos perniciosos en el sistema respiratorio de las personas», explicó Tormo. Esta tecnología se convierte así en una herramienta fundamental para evitar que los problemas de humedad se conviertan en riesgos para la salud pública.
Además, la detección temprana de humedad facilita la planificación de las reparaciones. Por ejemplo, se puede evitar pintar superficies que, aunque aparentemente secas, podrían tener humedad oculta, lo que podría rechazar la pintura y agravar el daño.
Gracias a la colaboración entre las empresas donantes y la UPV, la región cuenta ahora con una poderosa herramienta tecnológica que no solo ayudará a restaurar edificios y bienes culturales, sino que también mejorará la salud de las personas afectadas por los efectos de la DANA.