Carrasco y Barrachina: cómplices y reincidentes

Carrasco y Barrachina: cómplices y reincidentes

La alcaldesa de Castelló y la presidenta de la Diputación (PP) siguen calladas mientras empeora la sanidad y crecen las listas de espera.

 

La Comunitat Valenciana tiene una acusada tendencia a votar a la derecha. Y casi siempre, cagándola (con perdón), sobre todo, eligiendo presidentes de la Generalitat; los tres que se sometieron al examen de las urnas, usando la terminología de Esperanza Aguirre, salieron ranas: Zaplana, Camps y Mazón.

La verdad es que el Partido Popular ha sembrado la Comunitat de ranas, la mayoría relacionadas con la corrupción; unas cuantas han sido condenadas, unas poquitas han pasado por la cárcel y unas muchitas han quedado libres de polvo y paja por esas cosas que pasan con la justicia.

Ya se sabe que siempre se puede encontrar a un juez dispuesto a investigar hasta el infinito y más allá a un progre peligroso y compresivos togados que reducen penas o no condenan, por ejemplo, por dilaciones en los procesos, normalmente causadas por los propios acusados con interminables cataratas de recursos.

El electorado se ha equivocado otra vez gravemente al elegir president de la Generalitat Valenciana a un incompetente e irresponsable como Carlos Mazón, al que ningún ciudadano dejaría cinco minutos las llaves de su coche.

Como dice Iñaki Gabilondo, “la justicia española no es ciega, es tuerta; ve muy bien con un ojo: el derecho”. Y eso que gracias al PP, en la Comunitat Valenciana han croado muchas ranas: Olivas, Ripoll, Cartagena, Castedo, Alperi, Fabra, Rita, Rus, Costa, Martínez (Paco), Martínez (Miliagrosa), Castellano (Serafín), Grau (Alfonso) y tantos otros.

Y Carlos Mazón, no por corrupción, por incompetencia, incapacidad, irresponsabilidad, dejadez y desmesurada afición a la mentira. El nada honorable president es la rana madre, la desgracia que nos ha caído encima por la culpa del PP, que lo presentó como candidato, y del electorado valenciano, que teniendo un presidente eficaz y serio como Ximo Puig, prefirió lanzarse a la aventura con un Mazón al que hoy nadie dejaría las llaves de su coche ni cinco minutos.

Porque como ha quedado acreditado, es un inepto, un tipo que durante la pandemia, la precampaña y la campaña no paró de hacer demagogia sobre la sanidad. Todo era horrible y él, con sus cómplices Begoña Carrasco y Marta Barrachina, se hizo tropecientas fotos delante del Hospital General prometiendo un maná de la salud que no ha llegado.

Lo que ha venido es una desastrosa gestión con recortes, ineptitud y larguísimas listas de espera. Hoy los contribuyentes tienen más probabilidades de acertar una Primitiva que de ser atendidos: 195 jornadas de espera en ginecología y obstetricia, 70 más que en diciembre de 2023, y 329 para operaciones de neurocirugía.

Begoña Carrasco y Marta Barranchina no reivindican a Mazón una sanidad mejor, solo levantan la voz para protestar por la elección del alcalde de Nules como vicepresidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias.

Mazón y sus cómplices Carrasco y Barrachina nos anunciaron el cambio y nos acabaron dando el cambiazo. Y ellas, que despotricaron tanto de Ximo Puig, parecen haberse quedado mudas.

En el PP de Castellón, entregados a las fotos de autobombo a costa del contribuyente, no tienen tiempo para reivindicar. Solo han levantado la voz ante Mazón tras un ataque de cuernos por la elección del centrista alcalde de Nules, David García, como vicepresidente primero de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias.

Se ve que Aguilella el terrible va perdiendo poder, aquel con el que en su día destituyó a la presidenta del partido que habían elegido los militantes de Onda (la alcaldesa, Carmina Ballester).

Rafa García. Periodista

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