Begoña Carrasco y Marta Barrachina callan y no reivindican mientras la ciudadanía espera hasta veinte días para obtener una cita médica.
La afición a la mentira del nada honorable president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, no tiene que ver solo con la dana y sus consecuencias, viene de lejos. El 19 de mayo de 2023, en plena campaña electoral, aseguró en Vinaròs que si ganaba las elecciones la atención en los centros de salud sería inmediata.
Y aunque anunció una rimbombante bajada de impuestos, prometió que el Partido Popular blindaría el presupuesto de sanidad para que todos los usuarios pudieran tener cita “como máximo en 48 horas”.
También dijo que con él “nadie estaría más de 50 días en una lista de espera” aunque hoy la demora real para operaciones quirúrgicas es de casi 80 jornadas.
Mazón hablaba así en 2023 por no callar y porque la gente de su catadura es capaz de cualquier cosa para alcanzar el poder. Desde luego, de recurrir a la falsedad, diríase que para los dirigentes del PP “mentir es un placer, genial, sensual” y para sus adentros recitan aquello de “mintiendo espero el voto que yo quiero”. Va en su ADN.
Después de año y medio de mala gestión del Partido Popular, no llega a la provincia de Castellón el maná sanitario prometido por Carlos Mazón, Begoña Carrasco y Marta Barrachina en los angustiosos tiempos de la pandemia.
Las promesas electorales de Mazón fueron el colofón a su irresponsable manera de ejercer la oposición durante la pandemia, tiempo en el que, lejos de arrimar el hombro, se dedicó a poner palos en las ruedas de la gestión sanitaria, prometiendo un futuro maná que, como cabía suponer, no ha llegado.
Después de año y medio de mala gestión es obvio que en Castellón todo ha ido a peor con el Partido Popular. De ello da cuenta hasta la prensa más amable, que el pasado jueves 9 de enero ponía en alerta a la población con este aparatoso titular de portada a cinco columnas: ‘La gripe dispara hasta 15 días la demora para tener una cita médica’. El colapso es evidente.
La cifra es llamativa pero según el testimonio de algunas personas se queda incluso corta porque hay quien se ve obligado a esperar hasta tres semanas para ser atendido.
Mientras la alcaldesa de Castelló y la presidenta de la Diputación miran para otro lado, el presidente de la Generalitat Valenciana se tambalea y oye voces que en su foro interno se aferran a la leyenda ‘Mazón, dimisión!
Es algo que no parece importar a la alcaldesa de Castelló, Begoña Carrasco, ni a la presidenta de la Diputación, Marta Barrachina, quienes de repente han perdido el ardor reivindicativo de otro tiempo.
Cuando gobernaba Ximo Puig vivían instaladas en la hipérbole perpetua, rasgándose las vestiduras ante la circunstancia más insignificante. Antaño eran puro fuego; hogaño, condescendencia máxima, pasotismo elevado a la máxima potencia, dejadez de funciones.
Hasta el 29 de octubre no alzaban la voz para no molestar a su entonces todopoderoso jefe, por si tomaba represalias. Hoy siguen callando para no precipitar la caída de un pelele presidencial a la fuga que se tambalea, atormentado por martilleantes voces internas que proclaman la leyenda ‘¡Mazón, dimisión!’
Rafa García. Periodista
