El proyecto prevé la transformación de esta arteria urbana en un gran ramal para viandantes de 1,5 kilómetros entre la plaza María Agustina y el parque Rafalafena. Está impulsado por el consistorio con la cofinanciación de la Unión Europea a través de los fondos FEDER, y en palabras de la alcaldesa de la ciudad, Amparo, MArco, "la ciudad sumará con este renovado vial un itinerario accesible y seguro en el que convivan armónicamente peatones, bicicletas y vehículos a motor".
«La mejora nos permitirá impulsar una transformación urbana que sitúe a Castelló en la vanguardia del urbanismo de calidad basado en criterios de sostenibilidad y alineado con los ODS, avanzando así en un modelo de ciudad más sostenible, segura y saludable, con perspectiva de género y accesibilidad universal”, ha explicado Marco.
Con una inversión de 3,3 millones de euros, el proyecto lo asumirá la UTE Becsa-Telecso y tendrá un plazo de ejecución de 11 meses.
Con el objetivo de acercar todos los detalles y el impacto ambiental, social y económico del proyecto a la ciudadanía y a la veintena de entidades que han ayudado a tejerlo a través de un amplio proceso participativo, en los próximos días se organizará una jornada informativa. En esta reunión se trasladará a residentes, comerciantes y ciudadanía en general la información relativa a la mejora de la avenida Lidón, que convertirá a Castelló en referente de vanguardia del urbanismo de calidad basado en criterios de sostenibilidad. Asimismo, se ha enviado información a los vecinos con las características básicas de la mejora de la avenida Lidón, para que sean conocedores de primera mano de la misma.
El impacto de este proyecto sobre la movilidad peatonal y ciclista es uno de los ejes que lo vertebran, empezando por la implementación de un carril bici a lo largo de toda la avenida, que conecta el centro con la basílica del Lledó. Según recoge el proyecto, el espacio destinado al peatón se incrementa en más de un 35% (del 31% actual al 68%) y los itinerarios seguros pasan de los 910 metros a los 1.413 metros.
Además, se prevé un aumento de las plazas de aparcamiento en la zona de actuación, de las 397 actuales a 435. En ellas se incluyen las contempladas en las dos zonas de estacionamiento que van a crearse y que podrán usarse por residentes y también como párkings disuasorios.
Una se ubicará entre las calles Juan Herrera y Francisco Rule, con unas 90 plazas, y la otra en la calle Calderón de la Barca, con alrededor de 238 plazas, que pasarán de cordón a batería. Además se mantienen las de la avenida Lidón y Madre María Rosa Molas. Aunque crece el número de plazas para estacionar, se ha limitado la localización de las mismas en la avenida. No obstante se garantiza una distancia máxima caminando de 5 minutos desde las zonas de estacionamiento existentes al centro.
La reducción de la huella de carbono y la mejora de la calidad del aire al descender de forma notable el tráfico pesado (hasta en un 87% en el primer tramo, entre la plaza María Agustina y Tombatossals) y con ello las emisiones de C02, serán otros de los efectos más palpables de la remodelación. De hecho, se estima en cerca de un 40% el descenso global de emisiones de gases de efecto invernadero en todo el vial. Un porcentaje que rebasaría el 80% en algunos tramos de la actuación.
Con su rediseño el vial incorporará un sistema de drenaje sostenible y sumará más arbolado y biodiversidad (de 419 a 734 ejemplares), además de ampliar la superficie verde en más de 4.587 metros cuadrados mediante la plantación de arbustos.
La mejora tendrá impacto directo en los planos social y económico. Convertirá la avenida Lidón en un espacio de encuentro, abierto al ocio y el deporte al aire libre. Al favorecer el tránsito de personas que eligen moverse a pie o en bicicleta, y reducir la presión del tráfico rodado y los desplazamientos rápidos, se promueve un modo de vida slow que suma tiempo para transitar por la ciudad y detenerse en los comercios, “un gesto que ayuda al tejido comercial local y a crear barrio”, ha puntualizado Marco.
La actuación prevé la creación de zonas de descanso y juegos infantiles como la que se ubicará en la rotonda Tombatossals (junto al colegio Consolación). Para potenciar los aspectos sociales y generar los diferentes espacios que refuercen los usos de la nueva avenida, se prevé la colocación a lo largo de la misma de mobiliario urbano ergonómico compuesto principalmente por bancos lineales, asientos unitarios, mesas con asientos, papeleras, papeleras de reciclaje o aparcabicis.
Entre las intervenciones que incluye el proyecto figura la integración total del parque de Rafalafena en el entorno mediante la supresión del vallado que lo rodea. Se favorece así el mayor uso de este espacio y se crea una imagen verde, sostenible y unificada del entorno.
Apuesta por el uso cerámico
La cerámica estará especialmente presente en el primer tramo de la avenida, donde toda la acera funcional irá cubierta de este material. Las franjas buffer situadas frente al colegio de la Consolación, en la plaza junto a Tombatossals, dispondrán por su parte de pavimento drenante que actuará como sistema de drenaje urbano sostenible (SUD). Por otro lado, a lo largo de la avenida Lidón y hasta la basílica se implantarán en el pavimento baldosas de gres porcelánico antideslizante grabadas mediante láser con la simbología de las 14 paradas del Via Crucis.
Diseñado bajo criterios sociales y ambientales y de accesibilidad universal, y tejido desde la perspectiva de género, el proyecto se ha gestado a través de un proceso participativo que ha servido para definir de forma colaborativa la remodelación y ha implicado a más de una veintena de colectivos sociales, en representación de asociaciones y federaciones vecinales, comerciantes, colegios, sindicatos, empresas, colectivos ecologistas, el Consell Social y la Universitat Jaume I (UJI), entre otros.
Reordenación del tráfico rodado
En cuanto a la ordenación del tráfico, el proyecto prevé que toda la avenida sea zona prioritaria para el peatón, incluyendo un carril bici a lo largo del recorrido, desde la plaza María Agustina a la Basílica de la Mare de Déu del Lledó, y evitando que el tráfico sea continuo, de forma que no sea una vía rápida de entrada y salida de la ciudad, incorporando para ello elementos que contribuyen a reducir la velocidad y a pacificar el tráfico. En este sentido, la reforma divide la ordenación de la avenida en tres tramos y en todos ellos se garantiza el acceso de vehículos de residentes, de emergencias y de servicios urbanos.
En el tramo 1, de la plaza María Agustina a Tombatossals, el anteproyecto prevé manzanas que se pueden recorrer en vehículo y otras que son peatonales. En esta zona hay previstas bolsas de aparcamiento y se permitirá el acceso al colegio en las horas punta, tanto a vehículos particulares como al transporte público. En el tramo 2, de Tombatossals a la ronda de circunvalación, se permite el tráfico a velocidad reducida en las dos direcciones y en este espacio se contempla la ubicación de un párking disuasorio, que incluirá zonas verdes. El tramo 3, desde la ronda a la basílica, será peatonal (aunque seguirá permitiendo en todo caso el acceso a residentes y de vehículos de emergencias y de servicios urbanos). No obstante, durante la ejecución de la actuación, si se considera técnicamente necesario, podría haber modificaciones.
Castelló, 13 de enero