Este sábado 5 de abril, el barco de rescate Aita Mari ha rescatado a 108 personas en el Mediterráneo central , localizadas en dos embarcaciones en situación de grave riesgo.
La ONG prosigue con su misión humanitaria en el Mediterráneo central, alcanzando ya su operación número 15, centrada en el rescate de personas migrantes y la denuncia de la grave situación que se vive en las fronteras europeas.
Durante la mañana del sábado, dos alertas emitidas por Alarm Phone pusieron en evidencia el peligro extremo al que se enfrentaban 108 personas a la deriva en aguas del Mediterráneo central. Se trataba de 84 hombres, 13 mujeres y 13 menores de edad —muchos de ellos en condiciones especialmente vulnerables— procedentes de 11 países, algunos inmersos en conflictos prolongados como Sudán, Togo o Nigeria, que intentaban llegar a suelo europeo.
Una noche a la deriva y un estado de salud crítico
Tras permanecer toda la noche a la deriva, las personas rescatadas presentaban claros signos de deshidratación, agotamiento y mareos. Algunas sufrían infecciones respiratorias, probablemente derivadas de la prolongada exposición al frío y la humedad, así como de la falta de asistencia médica básica. Estas condiciones reflejan la desesperación y el riesgo extremo que enfrentan quienes se ven forzados a recorrer la peligrosa ruta del Mediterráneo central.
El operativo de rescate
Las alertas fueron compartidas tanto con las autoridades competentes como con la flota civil presente en la zona. Ante la ausencia de una respuesta oficial, el buque Aita Mari puso rumbo hacia las embarcaciones en peligro y procedió al rescate de las 108 personas, prestando asistencia médica inmediata a las más afectadas.
Puerto asignado: Salerno, pero se pide un destino más próximo
Tras el operativo, las autoridades italianas asignaron el puerto de Salerno como lugar de desembarco. Sin embargo, dado el estado de vulnerabilidad de muchas de las personas rescatadas y ante las condiciones meteorológicas adversas previstas para el lunes 7 —con olas de hasta 2 metros—, la organización ha solicitado un puerto más cercano, que permita un desembarco más rápido y seguro, conforme a los principios humanitarios y al derecho internacional.
Aita Mari frente a las nuevas políticas migratorias
Esta podría ser la última misión del Aita Mari antes de que entre en vigor el nuevo Pacto Europeo sobre Migración y Asilo, una legislación que podría criminalizar la labor de las ONG humanitarias que operan en el Mediterráneo.
El nuevo marco legal plantea la posibilidad de externalizar fronteras y establecer centros de retorno en terceros países, como propone el modelo promovido por el gobierno de Giorgia Meloni. Esto implicaría una grave amenaza a los derechos humanos de quienes buscan protección internacional.
Un viaje desesperado en busca de paz
“Estos jóvenes y menores han crecido marcados por guerras olvidadas, violencia extrema y un sufrimiento inimaginable. Arriesgan todo por algo que muchos damos por sentado: la posibilidad de vivir en paz”, destaca el equipo del Aita Mari.
Por ahora, el buque permanece a la espera de nuevas instrucciones, a la vez que insiste en la necesidad de un puerto más cercano al asignado, ante la crítica situación sanitaria y emocional de las personas a bordo.