Se presentó ante todo un país como paladín de la limpieza (política) y la transparencia democrática para derrotar a su contrincante y lo consiguió.
Si he de ser consecuente con mis principios, debería respetar el principio de presunción de inocencia y lo voy a intentar, pero si ÉL fuera consecuente con sus planteamientos debería respetar el discurso que, como líder del actual social-comunismo, defiende o defendió con contundencia sobre “lo ético y lo estético” en la clase política y que les ha servido para hacer caer alcaldes, presidentes autonómicos e incluso presidentes de la nación. Algunos de los cuales, años después han sido eximidos de toda culpa. Pero el “trabajo” ya estaba hecho.
Implicado con todo tipo de corruptelas y prevaricaciones, si no directa (ya dictaminaran los tribunales), indirectamente dada su condición de jefe o pariente próximo, lleva tiempo haciendo “malabares” para convencer a los suyos de lo contrario. Hay que reconocer que hoy por hoy lo está consiguiendo. Pero le guste o no le guste, al final “cada uno se acuesta en la cama que se prepara”.
Ya demostró el nivel de su espíritu democrático, limpio y transparente con el “pucherazo” aplicado en las elecciones internas de su propio partido.
Lo siguiente, desgraciadamente afecta a todos los españoles. Empezó con la manipulación torticera de la sentencia del caso Gürtel (quedan para la historia las duras expresiones redactadas por el juez progresista José Ricardo de Prada) que secundada por el Partido Nacionalista Vasco, consiguió con una moción de censura, sustituir a Mariano Rajoy por Pedro Sánchez y fue en ese momento y circunstancia cuando se presentó ante todo un país como paladín de la limpieza (política) y la transparencia democrática.
Seis años después, nos encontramos con la falsedad de aquella argumentación y esto no se puede justificar como otro “cambio de opinión”, dado que día a día surgen nuevas pruebas de corrupción en el entorno o entorno a la figura del Presidente Sánchez, que cierto es, tendrán que aclarar los tribunales. Pero que en principio dejan mucho que desear en cuanto al comportamiento “ético y estético” preconizado por el actual presidente de España.
Tenemos la presunta trama de corrupción del, en un principio llamado caso Koldo, que se investiga para determinar si hubo cobros ilegales en contratos de compra de mascarillas durante la pandemia, entre otras cuestiones y que según evoluciona en su investigación implica a su más importante y plenipotenciario colaborador, el ex ministro y Secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos y toda una red de altos cargos socialistas. Todos, en sus cargos orgánicos bajo la tutela y supervisión directa de Sánchez.
Ya sabemos que el Presidente conocía y dio su visto bueno (“bien”) a la visita de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez contraviniendo a la justicia europea. Pero lo que es más grave aflorando presuntamente una red de corrupción con contraprestaciones económicas irregulares.
Air Europa, Víctor Aldama, el caso hidrocarburos con pingües beneficios.
Además bajo su “paraguas” se cobijan las irregularidades y posiblemente delitos de familiares. David Sánchez Pérez-Castejón conocido “artísticamente” como David Azagra, consigue una increíble ventaja fiscal en su relación con el Ministerio de Hacienda. La prensa (esa que también quiere controlar o eliminar) destapa la manifiesta muestra de amiguismo en su contratación laboral. Y por último todo el entramado de acciones presuntamente ilegales de su mujer “pasteleado” desde el propio Palacio de la Moncloa. Eso en cuanto a “limpieza política”, la de lo “ético y estético”.
Entramos ahora en lo de la transparencia democrática, pero esta cuestión se dilucida con una sola pregunta. ¿Cómo puede hablar un político (Presidente del gobierno de la Nación) de transparencia, cuando se niega a colaborar con los jueces, sin dar su versión, ni información alguna de los hechos presuntamente delictivos que le circundan?
¿Y qué me dicen de la socialista “mercadotécnica y economicconsultant ” María Begoña Gómez Fernández?
Esta semana pasada veíamos como Begoña de Sánchez, se negaba a dar respuestas a la Comunidad de Madrid por su gestión en la Universidad Complutense. Y podrán decir ustedes “Begoña no es Pedro”, de acuerdo, pero es su mujer, la Universidad Complutense es pública, su relación con la misma se crea bajo el paraguas del poder de la Moncloa, y no nos olvidemos que ella habita y trabaja desde el Palacio de la Moncloa, porque es mujer del Presidente del Gobierno. Y no contenta con todo ello pide dinero para su Cátedra (que por lo visto, presuntamente no justifica en tiempo y forma), gracias a las relaciones adquiridas por ser esposa del Presidente. Todo un ejemplo de transparencia democrática, más el NO dado de colaboración con la justicia, en sus últimas asistencias ante el juez.
Cierto es que en la última prueba, que no encuesta, la de las pasadas europeas, más de cinco millones de españoles siguen creyendo en él, pero también lo es que al Presidente que “conquistó el sillón” como paladín de la limpieza política y la transparencia democrática, se le ha “caído la careta”.
Miguel Ángel Mulet i Taló