Gran victoria del Villarreal CF con un impecable primer tiempo, con un doblete de Ayoze y un tercero de Barry, sentenciando Pepe en la segunda mitad (4-2)
El Submarino Amarillo dio un golpe sobre la mesa en su carrera hacia Europa. Con una primera parte demoledora, el conjunto de Marcelino García Toral tumbó a un Osasuna que solo pudo reaccionar cuando el daño ya estaba hecho.
El partido no pudo empezar mejor para los locales. Apenas se habían jugado dos minutos cuando Ayoze Pérez, aprovechando un error defensivo y un robo de Parejo, se internó en el área y soltó un latigazo que, tras tocar en Sergio Herrera y en el larguero, acabó en el fondo de la red. Era el 1-0 y el comienzo de una auténtica exhibición ofensiva.
Osasuna respondió con valentía, adueñándose del balón y del ritmo del juego. Sin embargo, sus intentos no se tradujeron en peligro real, más allá de algún susto aislado provocado por la inseguridad de Luiz Júnior bajo palos.
Con el rival volcado, el Villarreal apostó por el contragolpe, y le salió perfecto. A la media hora, Pépé lanzó un pase milimétrico entre líneas y Ilias Akhomach Barry superó con potencia a Unai García para firmar el segundo con una elegante vaselina.
Y todavía había más. En pleno desconcierto rojillo, volvió a aparecer Ayoze para sentenciar antes del descanso. Esta vez, remató con precisión un pase atrás de Pépé desde el punto de penalti para colocar el 3-0. El internacional español firmaba así un doblete en una tarde inspirada.
La segunda mitad arrancó con un Villarreal que rozó el cuarto en un cañonazo de Comesaña que se estrelló en el travesaño. Vicente Moreno, técnico osasunista, trató de agitar el partido con cambios ofensivos, pero el guion parecía inamovible.
Aun así, Osasuna logró recortar distancias tras un fallo de Foyth, que permitió a Budimir asistir a Rubén García, quien no perdonó ante la portería vacía.
Pero el Villarreal no tardó en responder. Álex Baena, recién ingresado, metió un centro preciso que Pépé convirtió de cabeza en el 4-1. Fiesta completa en el Estadio de la Cerámica y una conexión letal entre los dos extremos amarillos.
En los compases finales, Osasuna maquilló el resultado. Una falta dentro del área de Cardona sobre Peña fue sancionada con penalti tras revisión del VAR, y Aimar Oroz, el mejor de los suyos, lo transformó con sangre fría.
A pesar de la insistencia navarra, el Villarreal controló los últimos minutos con temple y experiencia. El pitido final certificó una victoria crucial que deja al equipo castellonense más cerca de su objetivo: volver a codearse con los grandes en la Liga de Campeones.
Fotografías: X @VillarrealCF
