Francisco no fue profeta en Castellón

Francisco no fue profeta en Castellón

El obispo de Segorbe-Castellón no se caracteriza por hablar de las mismas cosas que Francisco ni por reunirse con el mismo tipo de gente.

 

Acabamos de decir adiós al papa bueno y podemos afirmar que él tampoco ha sido profeta del todo en su organización. Por ejemplo, en el obispado de Segorbe-Castellón, donde su titular, Casimiro López Lorente, no se ha caracterizado por hablar de las mismas cosas que el santo padre, ni por por relacionarse con el mismo tipo de gente.

Suelo seguir los artículos que publica López y no recuerdo encendidas defensas de las causas abanderadas por Francisco: persecución de la pederastia en el seno de la Iglesia y reparación a las víctimas, defensa de la dignidad de los inmigrantes, lucha contra la pobreza o erradicación de la violencia machista. Tampoco habla del capitalismo salvaje y la explotación laboral.

Su discurso no se diferencia mucho del que podría haber pronunciado un prelado de los siglos XIX y XX: adviento, prácticas cuaresmales hacia la pascua, jubileo de los jóvenes, encuentro con cristo, cómo conseguir el perdón de nuestros pecados, San Vicente Ferrer o la encarnación del hijo de Dios en el seno virginal de María.

Semejante línea argumental explica que apenas queden algunos octogenarios en unas parroquias que cada día están más vacías.

Cuesta encontrar coincidencias entre el papa y el obispo de Castellón porque mientras aquel se enfrentó a Trump para defender la dignidad de los inmigrantes, el prelado local ha sido incapaz de llamar al orden a Vox para que no criminalice a quienes vienen de fuera.

Cuesta encontrar coincidencias entre el difunto papa y el obispo; aquel no tenía reparo alguno en enfrentarse a Trump para defender la dignidad de las personas vulnerables y Casimiro López jamás ha llamado al orden a los representantes de Vox para que dejen de criminalizar a los inmigrantes.

Tampoco ha exigido a Mazón que no ponga trabas al acogimiento en la Comunitat Valenciana de una parte de los menores no acompañados que se encuentran hacinados en Canarias.

No se parecen en nada. El papa se iba a la cárcel a lavar los pies a los presos y sentaba en su mesa a pobres de solemnidad.

No digo que Casimiro López no lo haga, pero son imágenes que yo no he visto y que, de haberse producido, por la importancia del mensaje, deberían haber trascendido.

Después de ser increpado el pasado miércoles en un acto semiclandestino en Alcalà de Xivert, es probable que la alcaldesa de Castelló, Begoña Carrasco, esté cruzando los dedos y poniendo velas a los santos para que Carlos Mazón no venga nuevamente Castelló.

La verdad es el que el funcionamiento de una organización tan política como la Iglesia resulta anómalo y extraño; salvando las distancias, nadie esperaría que la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, defendiera públicamente las tesis de Feijóo y no las de Pedro Sánchez. ¿Por qué no pregonaba el mitrado López la doctrina de Francisco?

Hasta el tridente del PP en Castellón sigue defendiendo a Mazón de cara a la galería. Un respaldo que cada día resulta más desagradable y arriesgado. Lo saben la presidenta provincial, Marta Barrachina, y el secretario general, Salvador Aguilella, que el pasado miércoles acompañaron al nada honorable president a un acto semiclandestino en Alcalà de Xivert, donde también fue increpado por ciclistas.

Imagino que la tercera tridenter en cuestión, Begoña Carrasco, estará cruzando los dedos y poniéndole velas a algún santo para que el apestado Mazón no se decida a venir nuevamente a Castelló.

Rafa García. Periodista

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