
¿Estamos ignorando la herencia de nuestros perros?
No hace falta mirar muy lejos para ver que cada vez es más numerosa la presencia de los perros (y los abandonos). Probablemente sea la especie que mejor se ha adaptado a las necesidades y a los estilos de vida de las personas. Pueden parecernos listos, oportunistas, necesitados, necesarios, molestos… pero no podemos obviar que los utilizamos, aunque sea meramente de compañía y que las personas tuvimos y tenemos un importante papel en moldearles a nuestra conveniencia, me explico: hablo de genética. ¿Podemos comprender una conducta o incluso tratar de modificarla sin tener en cuenta la genética? ¿Hasta que punto puede ser determinante en el comportamiento de un perro?
¿De dónde vienen los perros?
La respuesta parece fácil, ¿no? ¡Del lobo! Y si afinamos le ponemos un poquito de coyote o chacal. Igual no es tan sencillo como parece.
¿Os imagináis a los primeros humanos capturando lobeznos de pocos días para criarlos? ¿cómo?
Raymond Coppinger señala en sus estudios que los lobos salvajes no pueden ser domesticados en el sentido estricto de la palabra. Sin embargo, indica como los lobos menos temerosos lograban acercarse a vertederos humanos en busca de alimento. Estos individuos que toleraban más proximidad, aquellos que tenían menor “distancia de vuela” son los que con el tiempo evolucionaron a lo que hoy conocemos como perros.
Belayev realizó un experimento con zorros plateados que refuerza la hipótesis de Coppinger al comprobar que, los individuos menos temerosos tuvieron cambios físicos importantes similares a los de los perros.
Cría selectiva: un proceso milenario
Muchos de los perros que conocemos actualmente ya existían en forma y tamaño en tiempos romanos.
El uso de galgos y perros de presa para la caza, mastines para pelear y para la guerra indica como el proceso de selección ya venía del Antiguo Egipto y Asia Occidental.
A través de restos óseos, pinturas y distintas obras de arte, puede constatarse la tenencia de perros de compañía, pastores, caza, guardianes o incluso para el deporte en el mundo antiguo.
La selección artificial de perros ha estado presente durante milenios, incidiendo directamente en la forma y comportamiento de los perros actuales.
Genética vs Educación
Se trata de un gran debate incluso cuando se habla de personas, pero ahí no voy a entrar (ahora). La educación de nuestros perros es importantísima, y sí, el adiestramiento específico puede ser una gran herramienta. Sin embargo, lograr una buena convivencia puede requerir de algo más: tener en cuenta que la genética puede influir significativamente en la conducta.
Los perros no nacen siendo un disco duro vacío.
Puede observarse en ellos como los años de selección artificial llevada a cabo por las personas influyen en sus tendencias comportamentales. Sus habilidades, físico, temperamento, su función para la protección, caza, pastoreo, compañía… Ignorar la carga genética de un perro puede dar lugar a tener unas expectativas irreales sobre su comportamiento. Ojo, no estoy diciendo con esto que la educación no sea importante, la educación es esencial.
Razas diseñadas para funciones específicas
Tomaré algunas razas conocidas de perros para abordar cómo la predisposición genética afecta al comportamiento:
- Border Collie: El inteligente y enérgico por excelencia. Criado para el pastoreo, podemos verlo con intención de querer controlar los movimientos, incluso a veces de personas. ¿Qué les sucede cuando no encuentran esa estimulación que necesitan?
- Labrador Retriever: Portador de objetos por excelencia y apasionado del agua. Criado para recuperar presas de caza y facilitar el trabajo a distintos cazadores ¿Casualidad sus características amables y sociales?
- Pequeños Terrier: Osadía, ladridos y energía desbordante. Criados para cazar roedores de las madrigueras. ¿Qué sucede con ellos en nuestras ciudades?
Sé que acabo de realizar tres preguntas y no he contestado a ninguna… sencillamente añado:
El instinto aflora cuando el estrés aparece.
Grandes riesgos de la selección artificial
- La búsqueda de ciertos rasgos en los perros no siempre ha dado resultados gratificantes en cuanto a salud. Es más, en el algún caso ha derivado en consecuencias más que preocupantes.
- Problemas respiratorios en perros criados para tener caras chatas, como puede ser el Bulldog Francés o el Carlino.
- Displasia de cadera al seleccionar de forma excesiva ciertos fenotipos en el Pastor Alemán.
- Cráneos desproporcionadamente grandes respecto a su cuerpo, por ejemplo, en los Chihuahuas
- Problemas de columna por una selección extrema en la morfología, como sería el caso de los Dachshund
La búsqueda de estándares estéticos está detrás de muchas condiciones de salud debilitantes.
El comportamiento de los perros se ve comprometido por estos problemas físicos. No podemos obviar que, por ejemplo, el dolor crónico afectará siempre al comportamiento.
La selección genética de los perros ha ido más allá de moldear una conducta esperada, de alguna forma ha llegado a generar dificultades al privilegiar aspectos estéticos ante la funcionalidad y el bienestar.
Comprender para respetar
Queda fácil decir que debemos respetar una especia en general, y sí, debemos hacerlo. Sin embargo, no podemos obviar las necesidades individuales de cada perro y que, muchas de las cosas que llamamos “problemas de comportamiento” no son tal o, dicho de otra forma, requieren de comprensión.
Sí, todos son perros, todos tienen necesidades básicas, todos necesitan respeto. Pero, dentro de ese respeto, está conocer sus necesidades específicas concretas. Y no, no estoy diciendo con esto que le compres un trineo a tu Husky, pero sí que no lo trates como a un Chihuahua (y viceversa).
No adaptarnos para ofrecerles equilibrio es limitarles.
Necesitamos responsabilidad
No vivo en otro mundo, sé de sobra que las modas y la apariencia influye a la hora de escoger un perro, dejando de lado la consideración de su historia, el temperamento y sus necesidades específicas.
Tampoco me olvido de que los refugios y las protectoras están a rebosar. Considero necesaria la promoción de una adopción responsable y con información basada en la evidencia.
Hay cientos, miles, de perros sin hogar porque alguna persona, algún día, no pudo comprender o cubrir las necesidades de estos perros. Incluso perros que han sido “devueltos” varias veces.
La educación es clave en todos los sentidos.
Decidir compartir la vida con un perro es un compromiso importante. Y sí, la raza importa, no como factor excluyente, sino como guía para lograr comprender mejor sus necesidades y ofrecerle una mejor vida.
No se trata de ponerles etiquetas, buenas o malas, va de respeto a su esencia y de poder ofrecerles unas condiciones adecuadas para su bienestar real.
M Cinta Marí Marco. Educadora Canina
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