
La exconsellera de emergencias escurrió el bulto ante la jueza de Catarroja y culpó a los técnicos del retraso en el envío de la alerta.
Dice la Biblia que Herodes satisfizo el deseo de la pérfida princesa Salomé de Galilea de recibir en bandeja de plata la cabeza de Juan el Bautista. La solicitó a modo de venganza después de que el profeta criticara a su madre, Herodías, por la comisión de un hecho considerado como incesto por la la ley judía.
Herodías se había casado en primeras nupcias con su tío Filipo I, el padre de Salomé, aunque posteriormente lo abandonó para desposarse con su cuñado y tío, Herodes, hermano de Filipo I. Aunque sabían que el santo era un hombre justo, decidieron matarlo.
Parecía un triunfo pero degeneró en tragedia. Pasado algún tiempo, el emperador Calígula desterró a la Galia a Herodes y Herodías por traicionar a Roma.
Dos mil años después, otra Salomé, Pradas, de Castelló, quiso servir en bandeja de plata las cabezas de los técnicos de emergencias, sus subordinados, a la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra.
Hace falta saber si la exconsellera de emergencias, que renunció a la autocrítica y protegió a Carlos Mazón ante la jueza de Catarroja, mantendrá en el futuro esta actitud exculpatoria hacia el president o si optará por tirar de la manta.
Fue en su declaración del pasado viernes, exenta de autocrítica y vergüenza. Cuando vienen mal dadas, se activa el ventilador para esparcir mierda por doquier.
La culpa es de todos menos de Mazón y Pradas: de Pedro Sánchez, de Teresa Ribera, de la Delegada del Gobierno, de la Confederación Hidrográfica del Júcar, de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y de los técnicos de emergencias.
De los técnicos de emergencias, no cabe mayor bajeza. Ni mayor deshonor. Los acusa de ser los responsables del retraso del envío de la alerta; hay gente que cuando la sombra de la cárcel acecha, está dispuesta a traicionar a quien sea menester.
Que lo tenga en cuenta Carlos Mazón, no vaya a ser que dentro de un tiempo, si la situación judicial de Pradas empeora, reciba excrementos voladores. ¿Quién nos asegura que, llegado el caso, no hace propósito de enmienda, supera la amnesia y comienza a tirar de la manta: si el día de autos le costó localizar al president, las veces que pudo hablar con él y dónde y haciendo qué se encontraba.
Según reconoce de facto Salomé Pradas, Mazón nos engañó al decir que pondría a los mejores al frente de Generalitat; la exconsellera, aunque no tenía ni conocimientos ni experiencia sobre emergencias, aceptó el nombramiento y el sueldo.
Lo que sí ha dejado claro Pradas es que Mazón nos engañó desde el principio, cuando aseguró que pondría a los mejores al frente de su gobierno. Una mentira mayúscula, ya que la exconsellera reconoció en el juzgado que no tenía ni conocimientos, ni experiencia sobre emergencias.
Visto lo visto, tampoco ganas e interés por aprender. Solo le importaban el poder y el inmerecido sueldo que le pagaban los contribuyentes a los que no protegió el día del diluvio.
Es el patrón que se repite cada vez que el PP está al frente de una emergencia: mentir, escurrir el bulto y señalar a los demás para ocultar una nefasta y chapucera gestión. Pasó con el Prestige, la guerra ilegal de Irak, los atentados del 11-M o el descarrilamiento del Metro de València. Y ahora con la Dana.
Rafa García. Periodista