La segunda traición de Asarta y Vox

La segunda traición de Asarta y Vox

El diputado por Castellón del partido antiespañol de Vox, Alberto Asarta, el miércoles volvió a votar contra la subida de las pensiones.

 

El diputado de Vox, Alberto Asarta, volvió a traicionar el pasado miércoles a los pensionistas y usuarios del servicio de Cercanías de la provincia de Castellón al votar NO al segundo Real Decreto ómnibus. Fue una muestra más del carácter absolutamente antiespañol del partido ultra que preside Santiago Abascal de forma muy autoritaria.

Cuesta entender que quien otrora fuera un prestigioso general de división del ejército español [Asarta] se someta ahora de forma tan dócil y sumisa a los caprichos de alguien que, como Abascal, ejerce más de patriotero que de patriota. Y duele, duele mucho que haya políticos que, llevados por el odio a Pedro Sánchez, sean capaces de votar contra el sector más vulnerable del pueblo español.

Me refiero a los machotes de Vox, esos que son capaces de aplaudir los aranceles con los que amenaza Trump a las empresas exportadoras de nuestro país. A las empresas y a sus trabajadores, incluidos aquellos que han votado a Vox. Por cierto, a ver si aprenden. El voto es libre, claro que sí, pero el voto suicida resulta inexplicable e idiota.

Alberto Fabra, Óscar Clavell y Alberto Núñez Feijóo dedicieron cambiar de voto y apoyar el segundo decreto ómnibus para que al salir a la calle no les pusieran la cara roja ni los pensionistas, ni los usuarios de las Cercanías.

Los que no repitieron la traición cometida dos semanas atrás contra miles de ciudadanas y ciudadanos de la provincia de Castellón fueron los dos diputados del Partido Popular, Alberto Fabra y Óscar Clavell, quienes de haber persistido en su felonía de votar contra la subida de las pensiones o la gratuidad del transporte público, no habrían podido pasear por las calles de las localidades de las que fueron alcaldes sin que la gente constantemente les hubiera puesto la cara roja. Después de la polvareda, ellos y el felón jefe, Alberto Núñez Feijóo, se asustaron y optaron por cambiar de postura.

Para bien o, seguramente, para muy mal, Alberto Fabra es de sobra conocido en Castelló, y Óscar Clavell en la Vall d’Uixó. Lo triste es que dijeran cuando su voto era absolutamente irrelevante y que quince días antes, cuando pudieron ser decisivos, optaran por el NO.

Bienvenida sea la rectificación, aunque tamaña deslealtad queda apuntada y en su momento será tenida en cuenta. Hablo de una mácula que no solo arrastrarán Fabra y Clavell, será también la vergüenza de sus cómplices: la presidenta de la Diputación, Marta Barrachina, y la alcaldesa de Castelló, Begoña Carrasco.

Begoña Carrasco y Marta Barrachina fueron cómplices de la traición que supuso el NO del PP al primer decreto ómnibus; en vez de pedir explicaciones y defender a los ciudadanos que gobiernan, prefirieron callar y mirar para otro lado.

Me expreso en estos términos porque su supuesto liderazgo no es para ejercerlo solo en procesiones, cenas de sobaquillo y paellas populares. Ser líder es otra cosa, es llamar a capítulo y pedir explicaciones a quienes atentan contra la estabilidad económica de aquellos que no tienen de todo.

Y tras la felonía, ambas, especialmente Marta Barrachina, que además es presidenta provincial del Partido Popular, deberían haber amonestado públicamente a los autores de la traición y exigido la rectificación. Pero prefirieron callar y mirar para otro lado, al fin y al cabo, la derecha está para lo que está, para alinearse con los poderosos.

Rafa García. Periodista

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