Las murallas de Segorbe: un misterioso fenómeno sonoro conecta dos torres medievales

Las murallas de Segorbe: un misterioso fenómeno sonoro conecta dos torres medievales

Muchos monumentos y edificaciones antiguas guardan secretos y misterios que resultan difíciles de interpretar.

 

Cuando, en la época medieval, se construyó en la Alhambra de Granada una sala de planta dodecaédrica con una bóveda estrellada relativamente baja, es probable que nadie imaginara que sus doce arcos inscritos crearían una acústica tan peculiar que permitiría a personas situadas en extremos opuestos de arcos enfrentados mantener una conversación en voz baja, sin que nadie más en la sala pudiera oír su diálogo. Este fenómeno es tan extraordinario que ha atraído a numerosos visitantes a lo largo del tiempo, todos interesados en comprobar este fenómeno de reverberación que ocurre en la sala conocida como «de los secretos».

Sin embargo, no es el único lugar donde se presenta esta peculiaridad acústica. También se puede encontrar en lugares como una torre de la Catedral de Murcia, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, la Catedral de San Pablo en Londres, el Convento Carmelita de la Ciudad de México, y otros sitios que poseen salas o espacios con estas mismas características.

Recientemente, hemos tenido la oportunidad de descubrir esta rara cualidad en Segorbe. Un padre habló a su hija desde lejos y ella experimentó la sensación de que la voz provenía directamente del muro a su espalda.

Este fenómeno ocurrió en la calle del Argén, en la capital del Palancia, entre la tercera y cuarta torre de la muralla medieval (las dos más cercanas a la plaza del Ángel). Esta zona forma parte de los recorridos turísticos de la ciudad, y ahora se añadirá a la oferta con este nuevo atractivo. Si dos personas se colocan en las paredes opuestas de ambas torres, pueden mantener una conversación incluso susurrando, con total claridad.

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Expertos en arquitectura y física afirman que esta propiedad se debe «exclusivamente al diseño abovedado y la forma de los muros«. Se dice que «las ondas sonoras que se originan en un punto, al encontrar un obstáculo, se reflejan formando un ángulo de reflexión igual al de incidencia. Por lo tanto, en una bóveda elíptica, los sonidos que se emiten en uno de los focos se reflejan en el otro». Se asegura, además, que para conservar la intensidad del sonido, la bóveda debe estar libre de aberturas que permitan la fuga de las ondas sonoras o produzcan reflexiones irregulares. También es esencial que los materiales de construcción sean elásticos, estén bien unidos, sin irregularidades o juntas visibles» (Wikipedia).

Sin embargo, el «caso» de Segorbe desafía estas explicaciones, convirtiéndolo en un fenómeno singular y extraordinario que desafía incluso las leyes de la física en cuanto a acústica y propagación del sonido. Entre las dos torres mencionadas, unidas por la muralla, no existe ninguna cubierta ni elemento que pueda reflejar el sonido, ya que el espacio está al aire libre. Además, las torres están construidas con paredes rectas de mampostería ordinaria, con sus propias irregularidades, y la distancia entre ellas es nada menos que de 44 metros.

Es precisamente en este lugar, entre las murallas medievales de Segorbe, donde las torres parecen «hablar» y donde se produce el susurro único entre las paredes de la ciudad.

Rafael Martín Artíguez. Cronista Oficial de la Ciudad de Segorbe