La localidad castellonense ha participado esta semana en el I Encuentro Nacional de Conjuntos Históricos, que ha tenido lugar en Valladolid.
El Primer Encuentro de Ciudades Patrimonio ha tenido como principales objetivos promocionar y poner en valor los conjuntos históricos españoles, así como fomentar la colaboración entre ellos mediante la creación de la Red Nacional de Conjuntos Históricos.
En representación del Ayuntamiento de Peñíscola, Lidia Herrero, Concejala del área de Cultura y Patrimonio, ha asistido al evento. Durante el encuentro, se ha compartido la Declaración de Valladolid, documento con el que el municipio reafirma su compromiso con la conservación y puesta en valor de su legado histórico, manifestando además su intención de integrarse en la Red Nacional de Conjuntos Históricos españoles.
Intercambio de experiencias y proyección internacional
«Durante las dos jornadas en las que Peñíscola ha participado en este primer encuentro estatal, hemos podido compartir experiencias, conocer realidades de otros países y proyectar la fortaleza y riqueza del Patrimonio español más allá de nuestras fronteras«, explicó Herrero. Además, destacó la voluntad del Ayuntamiento de seguir apostando por el patrimonio como fuente de riqueza, promoviendo su valor, divulgando el legado de nuestros antepasados, protegiéndolo y garantizando su continuidad.
Casi un siglo de reconocimientos al patrimonio monumental de Peñíscola
La ciudad amurallada de Peñíscola cuenta con una historia de reconocimientos que avalan su importancia monumental. En 1972 fue declarada Conjunto Histórico Artístico de España.
Sus murallas, construidas en diferentes épocas, presentan tres zonas diferenciadas: la oeste y norte, de origen renacentista, y la zona de muralla sobre el acantilado en el este, cuyos orígenes se remontan a la época medieval.
El Castillo templario, situado en la parte más alta de la fortaleza amurallada, fue construido sobre una antigua Alcazaba árabe. Con el tiempo, sufrió distintas modificaciones, especialmente durante la etapa de Benedicto XIII, quien lo transformó en Palacio Pontificio.
El extraordinario valor arquitectónico de este castillo le valió el reconocimiento como Monumento Histórico Artístico Nacional en 1931, consolidando su lugar en la historia del patrimonio español.