Perros y petardos: Cuando la fiesta se convierte en miedo

Perros y petardos: Cuando la fiesta se convierte en miedo

El miedo a los petardos es un problema grave que afecta al bienestar de los perros y de sus familias.

 

La semana previa a Magdalena, junto con los propios días de fiesta, es, con gran diferencia el momento en que más llamadas recibo solicitando ayuda porque los perros tienen miedo a los petardos.

Entiendo perfectamente que después de diez días de crisis profunda, las personas se relajen y dejen que pase a segundo plano, al igual que entiendo que me llamen con angustia o necesiten consejos apresurados, remedios exprés o, si pudieran, varitas mágicas que lo quiten.

El miedo a los petardos es un problema grave que afecta al bienestar de los perros y al de su familia humana. Sin embargo, estos días son mucho más: jaleo en las calles, nuevos olores (vino, comida, pólvora, orines…), restos de comida por el suelo, cambio de rutinas…

No son sólo los petardos, hay otros factores que pueden alimentar el miedo.

Es importante tener en cuenta que el miedo y la confianza no se pueden trabajar o recuperar en un chasquido de dedos (ojalá). Se puede sacar algún consejo válido de una charla informativa, artículo, etc. Pero no una solución inmediata.

¿Por qué hay perros que no tienen miedo a los petardos?

La respuesta rápida sería que para ellos es un estruendo horrible, sin embargo, no todos los perros se sienten amenazados por ellos. Las causas del miedo a los petardos son distintas y van mas allá de aquello de “tuvo una experiencia traumática” (ojo, que a veces también).

Las causas del miedo a los petardos son diversas. Blackwell et al (2013) indica que el 52% de la población de perros domésticos muestra conductas de aversión a los ruidos y que, dentro de esta población son el 25% de las personas que conviven con perros las que reconocen estos problemas.

La sintomatología varía desde un sobresalto hasta una fobia incapacitante: Temblor, esconderse, vocalizar, tratar de escapar, salivar en exceso, autolesionarse o incluso entrar en indefensión.

Esto requiere que se preste ayuda desde el primer momento, formar parte de esa mitad que si hace algo por ayudar.

Un problema más complejo de lo que parece

Estoy convencida de que cada persona hace lo que cree que es mejor para su perro y que, si pudieran elegir, escogerían que su perro no tuviera miedo. Esto no quita que sea consciente de que la desinformación y la necesidad de soluciones rápidas formen parte del nuestro día a día, el de las personas.

Es importante tener en cuenta que la sobreexposición puede resultar muy peligrosa, someter al perro a sonidos fuertes esperando que “se acostumbre” puede llevarnos a lograr justamente el efecto contrario.

He trabajado con perros que han tenido generalizaciones llamativas, me explico: Terminar mostrando la misma respuesta que mostraban ante los petardos al ver un bafle en la calle, otro al sonido de encender un mechero (incluso en casa) y, por hablar de algo que no sean las fiestas, os comento de un tercero que entraba en pánico con cualquier cosa parecida a una pantalla verde (fútbol)

Se trata de algo serio dónde cualquier factor puede convertirse en detonante.

¿Qué se puede hacer?

En primer lugar, tener claro que el miedo no es voluntario. No todos los perros reaccionan igual, las estrategias tienen que adaptarse a cada caso concreto.

  • Perros recién llegados: No sabemos lo que nos vamos a encontrar, por lo que es vital evitar una exposición innecesaria. Si además ya presenta problemas habituales de miedo y tenemos la posibilidad, podríamos trasladarnos a una zona más tranquila durante las fiestas.
  • Cachorros ante sus primeras fiestas: He podido observar que aquellos que han vivido sus primeras fiestas entre los 3 y los 4 meses sin sobreexposición las viven mejor posteriormente. Es importante no llevarlos al “centro de la fiesta”, con el ruido de fondo ya tienen más que suficiente.
  • Perros adultos sin experiencia previa: En esta zona, los petardos no son un fenómeno exclusivo de la semana de Magdalena, por lo tanto, tenemos información de como puede ir para poder actuar en consecuencia.
  • Perros con miedo o fobia: Esto va más allá del susto momentáneo ante un estruendo, hablamos de una situación que compromete su bienestar. Es vital proporcionar seguridad y evitar la exposición forzada.

La estrategia ideal es trabajar la confianza del perro en el día a día.

Ganar seguridad y confianza, deshacerse de distintos miedos y reducir su nivel de estrés le aportará bienestar y le ayudará a poder gestionar y asimilar estas situaciones inesperadas

10 tips para facilitar las cosas

En casa:

  1. Crea una zona segura
  2. Baja persianas y cierra ventanas
  3. No castigues o riñas a tu perro por tener miedo
  4. Deja a su alcance cosas seguras para roer o entretenerse

En la calle:

  1. No le sueltes
  2. Lleva un arnés de tres puntos (antiescape)
  3. Sal a pasear a las horas más tranquilas
  4. No le lleves a aglomeraciones

En todo momento:

  1. Se su lugar seguro, su referente de calma
  2. No le fuerces. Recuerda que el miedo no es voluntario.

¿Qué más podemos hacer?

Insisto en no forzar. No añadir más miedo ni presión. No le lances petardos, no va a terminar salivando al escuchar uno. No trates de hacer una desensibilización, para lograrla se requiere de las tres D: distracción, duración y distancia… lo siento, pero en esta semana no vas a poder lograrlas. Ninguna de las dos estrategias resultará eficaz.

Quizá ayudaría una regulación sobre la pirotécnica, ya no solo para los perros, también hay personas que sufren al respecto. Algunos municipios se plantean horarios, pirotecnia silenciosa u otras medidas.

Aquí, la responsabilidad termina recayendo en las familias que tiene problemas, ya sea con sus perros o con las personas que tienen al cuidado y en que puedan hacer el encaje de bolillos necesario para que el impacto sobre su bienestar sea el mínimo posible.

Mi consejo: Sé su lugar seguro

Si tuviera que dar un único consejo sería este:

Sé su refugio, no añadas más miedo

Recuerdo cuando adopté a Llum. Venía de Navarra y tenía unos tres años. Llevaba cuatro meses en casa cuando llegó su primera Magdalena, su pánico ante la primera batería de estruendos fue exagerado. Se empezó a mover de un lugar a otro sin saber que hacer ni donde esconderse. Mientras, Thor, otro de mis perros (sabio como él solo podrá ser) dejó de siestear en el sofá para tumbarse de lado y bien estirado, como si no pasara nada, en el centro del comedor. Llum lo miraba, me miraba, lo miraba ¿pero no veis lo que pasa? Y no, nadie la estaba ignorando, tratábamos de referenciarle paz y estábamos a su disposición. Se quedó quieta observando y, finalmente empezó a imitar el comportamiento de Thor, se tumbó, miró, el estruendo seguía. Finalmente, al par de días ya no le importaban los petardos ni en casa ni en la calle.

El miedo a los petardos es un problema grave que afecta al bienestar de los perros y de sus familias.

También es verdad que toda la comida por el suelo que se encontraba al salir le ayudaba a cambiar el foco, pero ese es otro tema.

No quiero minimizar el problema con una anécdota, ni pretendo dar un consejo, pero si recalcar la importancia de acompañar, dejar asimilar y no obligar.

En casa jugábamos con una ventaja llamada Thor. Y, como anécdota dos contaré que sí, que a Thor en sus 17 años más de una vez le han dado un susto con un petardo. Porque claro, otra cosa es la educación de algunas personas que los tiran.

Como pensamiento final

El miedo a los petardos no es un problema estacional, aunque se agraven nuestras preocupaciones en estas fechas. Es clave no buscar soluciones de última hora y trabajar el bienestar del perro durante todo el año. Sin forzar, sin improvisar y con conciencia de que el miedo es una emoción, no un comportamiento.

El miedo no es voluntario, el acompañamiento sí.

Recuerda, si estas en crisis no tengo varitas mágicas, pero puedes contactar conmigo y vemos como frenar para no empeorar la situación. En mi web puedes encontrar recursos gratuitos al respecto (usa la lupita)

M Cinta Marí Marco, Educadora Canina

www.dogclam.com