Portell retoma el camino ancestral a Sant Pere con mayoría femenina entre los peregrinos

Portell retoma el camino ancestral a Sant Pere con mayoría femenina entre los peregrinos

Los peregrinos y peregrinas saldrán del pueblo de madrugada separados por 50 pasos para recorrer los 15 kilómetros de distancia entre Portell y Sant Pere de Castellfort

 

Con más de 500 años de historia, los Peregrinos de Portell volverán a recorrer este sábado el camino ancestral que separa el pueblo de la ermita de Sant Pere de Castellfort. Lo harán con el silencio y el recogimiento que marca la tradición, pero también con la modernidad que requieren los tiempos actuales: ocho de los doce peregrinos serán mujeres.

Una circunstancia impensable no solo en los orígenes medievales del peregrinaje, sino hasta bien entrado el siglo XXI: no fue hasta 2018 cuando se permitió por primera vez la participación femenina en este recorrido espiritual. Desde entonces, su presencia ha sido variable pero constante. Este año, además, las mujeres superarán en número a los hombres, una situación que solo se había producido una vez antes, en 2022, tras la pandemia.

Los encargados de cumplir con este ritual serán:

  • Elena Prades Carceller
  • David López Lozano
  • Claudia Bono Mestre
  • Ana Belén Gisbert Cerdà
  • Jose Antonio Cruz Ferrer
  • Natalia Vinaixa Ferrer
  • Sara Celades Plan
  • Pilar Estupiñá Beltrán
  • Jaume Carbí Tella
  • Laura Beltran Garcia
  • Lorenzo Gargallo Gual
  • Susana Morralla Aparici

Con ellos, estará presente en la memoria Diego Agut Tena, un amigo del grupo fallecido a principios de año, a quien rendirán homenaje portando brazaletes negros.

Vestidos con capa y sombrero, los peregrinos y peregrinas saldrán de Portell de madrugada, separados entre sí por 50 pasos, para recorrer los 15 kilómetros que los separan de Sant Pere de Castellfort. Su único compañero de viaje: el silencio. Un silencio que llena de misticismo todo el trayecto y convierte este rito en una experiencia única.

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A través de pinares y barrancos, llegarán a la ermita, donde besarán el suelo y saludarán con la cabeza la silueta de Portell a lo lejos. Por la tarde, emprenderán el camino de regreso al pueblo, donde, ya entrada la noche, serán recibidos con peanas, banderas y el acompañamiento de todo el vecindario hasta la iglesia.