
El temblor fue percibido en numerosos municipios de la Vega Baja y algunas localidades de la Región de Murcia.
En la madrugada de este martes, 15 de abril de 2025, un terremoto de magnitud 2,8 ha sacudido la costa de Torrevieja, en Alicante, según ha informado el Instituto Geográfico Nacional (IGN). El sismo, registrado a las 00:23 horas frente al litoral torrevejense, tuvo una profundidad de 2 kilómetros, lo que contribuyó a que fuera ampliamente sentido por la población de la franja sur de la Comunitat Valenciana y algunas localidades de la Región de Murcia. A pesar de la percepción del temblor, no se han reportado daños personales ni materiales.
El movimiento sísmico, con una intensidad de III-IV en la escala macrosísmica europea (EMS), fue descrito como una vibración moderada que despertó a algunas personas y provocó el golpeteo de objetos como vajillas o cristalerías, sin generar mayores consecuencias.
Según el IGN, el epicentro se localizó en el mar, a varios kilómetros del puerto de Torrevieja, en una zona de actividad sísmica habitual debido a la presencia de fallas como la de Torrevieja, Guardamar del Segura y Benejúzar-Benijófar.
Impacto y percepción ciudadana
El temblor fue percibido en numerosos municipios de la Vega Baja, incluyendo Pilar de la Horadada, Orihuela Costa, San Miguel de Salinas, Daya Vieja, Los Montesinos, Rojales, San Fulgencio, Benejúzar y Guardamar del Segura. También se reportaron percepciones en las localidades murcianas de San Pedro del Pinatar y San Javier.
El Centro de Coordinación de Emergencias (CCE) de la Generalitat Valenciana informó que el teléfono de emergencias 112 recibió un total de 11 llamadas relacionadas con el evento, reflejando la inquietud de los residentes y turistas en una zona con alta ocupación por la temporada vacacional.
Contexto sísmico de la Vega Baja
La Vega Baja del Segura es una de las zonas de mayor riesgo sísmico de la Comunitat Valenciana, influenciada por la colisión entre las placas euroasiática y africana. Según el IGN, es habitual que se registren decenas de microterremotos al año en esta área, aunque solo los que superan los 2 grados de magnitud suelen ser percibidos por la población. La región aún recuerda el devastador enjambre sísmico de 1829, cuyo evento principal, el 21 de marzo de ese año, causó cientos de víctimas y la destrucción de localidades como Almoradí, Benejúzar y Guardamar. Este precedente histórico ha llevado a la implementación de normativas sísmicas estrictas en los planes de urbanismo y edificación desde la década de 2000.
Respuesta de las autoridades
El CCE remitió la información oficial del IGN a los ayuntamientos de la costa sur de Alicante para mantenerlos informados y coordinar cualquier medida preventiva. Emergencias de la Generalitat ha reiterado la importancia de que la población se mantenga preparada ante posibles movimientos sísmicos, recomendando acciones como buscar refugio bajo muebles sólidos o alejarse de ventanas durante un temblor. Además, el IGN pone a disposición de los ciudadanos un cuestionario macrosísmico en su página web (www.ign.es) para reportar percepciones y contribuir al análisis de los eventos sísmicos.
Recomendaciones
El Instituto Geográfico Nacional, principal organismo encargado de la vigilancia sísmica en España, mantiene un monitoreo constante de la actividad en la península y ofrece información en tiempo real a través de su portal y redes sociales (@IGN_Sismologia
). Para estar al tanto de futuros movimientos sísmicos, los ciudadanos pueden activar las alertas del IGN o consultar sus informes actualizados.
Aunque este terremoto no ha generado consecuencias graves, los expertos recuerdan que la preparación y la información son clave en una región sísmicamente activa como la Vega Baja. Las autoridades locales, por su parte, continúan promoviendo simulacros y actividades educativas, como los que Torrevieja organiza anualmente en conmemoración del seísmo de 1829, para fomentar la resiliencia frente a estos fenómenos naturales.
El terremoto de Torrevieja de 1829: 386 personas fallecidas y 375 heridas
La mañana del sábado 21 de marzo de 1829, a las 6:15 horas, Torrevieja fue sacudida por un potente terremoto de magnitud 6,6 en la escala de Richter. La sacudida alcanzó una violencia tal que numerosos edificios de varios pisos, construidos sin cimientos sólidos y con estructuras de madera poco resistentes, se desplomaron sobre sus ocupantes en las estrechas calles del municipio.
En Torrevieja, prácticamente todas las viviendas quedaron reducidas a escombros. Guardamar del Segura se vio obligada a replantear completamente su trazado urbano, mientras que Almoradí sufrió los peores estragos del seísmo.
El balance de destrucción fue devastador:
2.965 viviendas fueron completamente destruidas y otras 2.396 resultaron dañadas. La tragedia dejó un saldo humano de 386 personas fallecidas y 375 heridas.
En la actualidad, la memoria de aquel trágico evento sigue viva, especialmente en Almoradí, donde cada año los vecinos rinden homenaje a las víctimas acompañando en procesión a San Emigdio, el patrón protector contra los terremotos. Esta figura religiosa sigue siendo un símbolo de consuelo y fe para la comunidad.
El recuerdo del seísmo de 1829 está tan profundamente arraigado en la identidad de la Vega Baja que, cuando en agosto de 2008 se registró un nuevo temblor de magnitud 3,6, el Ayuntamiento recibió decenas de peticiones para sacar a San Emigdio en procesión. A ese acto simbólico se unieron alrededor de mil personas procedentes de distintos puntos de la comarca.
Fotografía portada: IGN.