Un Problema Sexual

Un Problema Sexual

Con la venia: En la terraza del Jabalí Difunto, estoy oficiando el Ángelus. La veintena larga de criaturos corretones tomó la fuente de la plaza al asalto. Con pistolas de agua, muy fosfis ellas, derrotan por un rato al calorazo. Todo bien. Es viernes.

 

A lo lejos, un bulto móvil me pone la alarma en rojo. Doy un vistazo. Suelto un lamentazo. Con su camisita Pietro d’il Fierro, con sus bobos Liváis, con esos Sebago que sacó de sesentera cripta, El Glóbulo zangarrea hacia mi, en carne mortal.

Es un calvorota de código de barras, y con ellas se peina. Su piel recuerda el color de un Durex usado. Si estrechas su mano el tacto te confirma la impresión visual. Está demasiado cerca siempre, aunque esté en otra provincia. Oficial y oficioso pasim, pululante, pidón, sobresonriente. Le tengo ganas. Muchas.

Llega a mi mesa. Amaga un saludo covidero con el codo, dando pasitos como de «Muñé, ¡Cás!, Defamó, ¡Sá!» con artritis. Le señalo la silla de enfrente, que a mi lado no lo quiero ni en la lista de pelosos del Forbes. Por cierto que acabé mi tinto, y me va a tocar pagar el suyo, así que llamo a Perico, el muy ágil camarero. natural de Cartagena y vecino de esta, que toma buena nota de los encargos. Es costumbre en él.

Como suele cuando paga otro, El Glóbulo pide té a rayas con azúcar neocatecúmeno reacanelado al aroma putifleur du tout. Así de natural anda la oca sobre la moqueta. Para mí, encargo una Perrier helada, grande. Que no haya pérdida de detalle, ni trabazón lingual, por causa de priva brava. He decidido que hoy es el día.

Vaso en mano, con mi voz de brindis, deseo salud, pero igual suelta su chinchín el aerosólito este. Bebemos, quedamos a la cara. Juega con blancas y sale de caballo de rey.

– Bueno Manolo, que sepas que te busco hace una semana… –

Abro la Biblia. La Nácar-Colunga. Primera edición de 1944. En el Génesis 22, (12-14). Traducción libre.

– Detente Abrahám, y no mates al niño. –
– ¿…uhú…? –

Anoto un Tocabajo y paso a puntos extra.

– Que yo soy el exagerao, porque yo soy el del Grao.-

Carita. Sonrie. Carita.

– No te entiendo…-

Ahora te pulo el espejo, prenda.

– Qu’en tres días te encuentro yo el chupete del Niño Jesús de Praga con certificado, y el Museo Britanico me  lo compra.-

Dos palomas picotean cacas varias.
Se pone en modo Glógló Búlobúlo.

-… en serio te lo digo…-

Mira tú por donde. Ahí va un revés.

– No te has acordao de mi hasta que me has visto.-
– …ay, de verdád, cómo eres, te digo que..-
– Se lo cuentas otro, a ver si entra a palacio. No abrases, que yo si meo, apago un alto horno.-

Berrean los nenucos pistoleros, un par de madres les cantan los agudos a sus ninios.
Bebemos. El chorralaire dél saca el bicho a pasear.

– Es que tenemos un problema…-
– No. –
– …hombre, si…-
– Bueno, tienes razón. Tienes un problema.-

Con el índice diestro señalo el tercer botón de su camisa, y obtengo una Glock levantando el pulgar.
– ¿Yo…?
– El problema de hacerme creer que tu problema es mío. –

Mueve el hociquillo. Sigo apuntándole.

– Es que corre un poco de prisa… –
– Nueve seis cuatro, siento uno siento otro –
– ¿…que quieres decir…?-
– Que si hay prisa cojas un taxi, colega.-
– Es que es urgente…-

Bajo el pulgar. Pum.

– Indiferente.-

Diana. Pausa densa mientras me soplo la punta del índice y enfundo. Pero él se ha traído la lijadora premium kingsize, y la va a usar.

-…sería para la una o las dos, la cosa…-

–  Son las doce bien pasás. Óóóle tus cohones, reyezuelo. –
– ¿…?-
– El pajarico mas bonico del bosque, ese eres tú mismo –
– ¿…entonces…? –
– Ni entonces ni ahora. Ya no arreglo lavadoras ni cobrando –

Se le nota en la cara que aludir a un pago le arrugó el ano.
Una paloma pasea a sus piojos altivamente.
El Glóbulo se me carameliza un tanto.

– Hombre, es que tu conoces el trabajo del que se trata,…-
– No quiero conocerlo. –
-…y yo confiaba en ti…-

Doy un trago. Me acodo en la mesa. Sonrío levemente.

– Como la gata acabarás, por confiar –
– ¿Qué gata ?
–  La difunta minina tuya. –
–  …jó…Manolo…-

Oigo en mis adentros que alguien silba un andante maestoso.
– Además, lo cierto es que tengo un problema sexual grave, que me impide darte una mano.-

Me atuso el bigote. Me relamo. Enarca las cejas él.
– ¿ Problema sexual ?…venga hombre, que es en serio…-

Cierro el cepo sin estruendo. Quedará más claro. Sonrío.
– Fíjate si es serio que no me sale del escroto ayudarte. Así de serio es. ¿ Lo quieres más sexual ?-

Glóbulo desinflado. Reladea la cabesita. Tuerse el morritu. Silla pa’p’atrás con arrastre. Se, se, se levanta, no, no, no saluda, se, se, se, se va. Ita fiat in aeternum.-

Esta plaza fue un tiempo morada y taller de excelente pintor, charco de cocodrilos tras la piqueta, jugadero infantil más tarde, es plaza y/o terraza popular ahora. Hace bueno acá.

– Por favor, una Bud cuando me toque la vez.-

Perico, cum celeriter, la pone a mi alcance. La beso ardiendo. Me besa en frío.

Os deseo una semana tan alegre como este momento.
Buenas tardes.

B.S.R.
Buscar en Yutús.
Aria: Non piu andrai, farfallone amoroso.
Obra: Le nozze di Fígaro.
Música de: Wolfgang Amadeus Mozart.
Libreto: Lorenzo da Ponte.
Basada en: La folle journée, de A.C. Beaumarchais.
Canta: Mirco Palazzi.
Orquesta: D’il Teatro Regio di Torino.
Dirige: Elena Barbalich.
Torino, febrero 2015.

Manolodíaz.