¿Y Afganistán?

¿Y Afganistán?

Luis Andrés Cisneros

El 15 de agosto de este año 2021 hacían su entrada en Kabul las tropas talibanes y ocupaban el palacio del gobierno, tras la deshonrosa huida de las tropas tanto de la Unión Europea como las de los Estados Unidos, dejando a su suerte al pueblo afgano, y no digamos nada de las mujeres de ese país asiático.

Han pasado apenas cuatro meses y tras sufrir un continuo bombardeo informativo a través de todos los medios, tanto prensa, como radio y televisión, hemos llegado a un apagón real y ya no se suscitan noticias que nos informen sobre lo que allí ocurre.

Tampoco se nos informa sobre lo acontecido con los refugiados de esa nacionalidad que nuestras autoridades acogieron, con los brazos abiertos y los bolsillos también. Horas y horas de imágenes sobre la tragedia que allí se vivía. Más instantáneas sobre la recepción de los afganos por nuestro gobierno social-comunista y lo buenos, buenísimos, que somos, sobre todo con los de fuera.

No quiero decir que no merecieran nuestro apoyo aquellos que habían colaborado con nuestro ejército y los españoles que allí se encontraban, casi con total seguridad se habrá hecho menos que con los que nos invaden violentamente y que son receptores de todas las ayudas que nos esquilman de nuestros bolsillos.

Y de repente, se hizo la noche más absoluta, ya no hay noticias de Afganistán, ni de lo que allí sucede. Ya no interesa a los esbirros de Sánchez.

Recordarán ustedes como, aparte del futuro sombrío que les esperaba a los habitantes afganos, la preocupación se centraba precisamente en la aplicación de la ley islámica a las mujeres. De todos es sabido que para ellas la vida no podía ser más incierta e insegura.

Pues bien, ha pasado muy poco tiempo y a las chupópteras de la perspectiva de género, se les ha ido de la cabeza lo que les puede pasar a sus congéneres en Kabul. No es su problema, ya que no reciben ninguna ayuda pecuniaria por tratar este tema, ni exponerlo públicamente y bastante tienen ya con los «maltratos» y violencia que sufren nuestras mujeres.

Curiosamente, cuando hasta hace poco nuestro país se encontraba entre los cinco primeros en lo referente a seguridad para las mujeres, ha caído más de 15 puestos en este «ránking» mundial. Se da la circunstancia que esta pérdida de seguridad se ha producido desde que existe el Ministerio de Igualdad y la aplicación de sus medidas ideológicas.

Como dato terrorífico, las violaciones han aumentado un 30,6% en los nueve primeros meses de este año dándose la circunstancia de que este aumento parece ser que está íntimamente relacionado con la cómplice colaboración del gobierno en la acogida y recluta de inmigrantes ilegales que tienen atemorizadas y con miedo a distintas zonas de España. Esto es lo que parecen confirmar las estadísticas.

Nos estamos empezando a parecer, de forma peligrosa, a países europeos como Suecia o Francia, donde hay barrios enteros en los que la policía no se atreve ni siquiera a entrar. En estos momentos, en el país vecino, hay más de 700 barrios o pueblos donde la ley que impera es la «sharía» o sea están bajo mandato musulmán.

Y seguiremos por ese camino mientras se mantenga la laxitud, mejor dicho, rendición, ante las asociaciones islámicas presentes en nuestro país. De todos es sabido que mientras la religión católica es perseguida por los social-comunistas y se cercena su inclusión en los planes de estudios, se va a implantar la islámica. Otro acierto más del PP que, en su día, lo acordó con los musulmanes.

Aunque toda esa violencia no es nada comparada con la que las hembristas denominan «violencia obstétrica». Sí, no se han equivocado, lo han leído bien y no hace falta que se vayan muy lejos para tener una buena prueba de ello. No tienen más que acudir a la Universidad Jaime I, para poder asistir a la guerra que una tal Desirée Mena-Tudela ha emprendido contra los obstetras en España.

Para esta aguerrida enfermera todo lo que un obstetra hace y más si es hombre, es susceptible de catalogarse como violencia machista y aunque lo haga una mujer entonces será violencia obstétrica. Por supuesto, esta «violencia» se da más en la medicina privada que en la pública, siguiendo el manual del buen comunista. Pueden encontrar las feministas razones buscando en la web, por ejemplo «El Parto es Nuestro».

Ya que la enfermera Mena-Tudela está tan interesada en liberar a la mujer de la violencia que le produce el heteropatriarcado, Franco. Trump y que la vida de sus compatriotas está tan deteriorada por los fascistas en general, quiero facilitarle una sugerencia para que pueda ver su vida plenamente realizada.

Es muy sencillo querida Desirée. Recoges toda la documentación sobre tu sesuda investigación, preparas un buen portátil con un disco duro de varias megas, introduces en un Power Point o cualquier otro programa que te guste una buena presentación y te dispones a vivir la aventura de tu vida.

Explicar y contar todo esto de la «violencia obstétrica» en Kabul, Kandahar, Jalababad o Herat. Allí seguro que podrás contar con la inestimable colaboración de los talibanes que estarán encantados de poder ayudarte a que mejores tu experiencia vital.

No te olvides, y esto que te digo es fundamental, llevarte algún «burka» en la maleta. Aunque te parezca mentira esta prenda es un elemento indispensable para poder vivir, de primera mano, la aclaradora libertad que las de tu mismo sexo disfrutan allí.

De paso puedes aprovechar tu estancia idílica en cualquier ciudad de las que figuran en este artículo para, mediante una cámara de vídeo, mantener informado al mundo occidental de lo que allí ocurre. Aunque creo que esto no te lo tolerarán en el mundo occidental, ya que no está en el plan mediático actual (pandemia, cambio climático perspectiva de género y el volcán),

Para escribir este artículo me he basado en el programa La Voz de César Vidal, y que hace junto a Cristina Seguí un apartado que se llama «La Mafia Feminista», el cual les recomiendo, al igual que el libro del mismo título de Seguí.

 

Acabemos con las autonomías antes de que ellas acaben con nosotros.

 

Luis Andrés Cisneros