Publicado por Carlos Cuesta en okdiario 08/05/2020
Pedro Sánchez aboca a España primero al desastre económico, y luego al rescate. El plan del presidente del Gobierno pasa por lanzar una montaña en emisiones de deuda de 310.000 millones de euros. De ese volumen, el BCE está dispuesto a comprar 130.000 millones, una cuantía impresionante, pero totalmente alejada de las necesidades españolas a la vista de la desastrosa gestión del coronavirus y sus consecuencias económicas. El Gobierno socialcomunista contaba con colocar por su cuenta en los mercados 70.000 millones.
Es decir que, en total, Sánchez pretende que el BCE asuma al menos 240.000 millones de euros, frente a los 130.000 que el organismo monetario europeo ha fijado como tope máximo. Y eso supone que Sánchez tiene un agujero de 110.000 millones más de lo pactado, una cifra totalmente inasumible que aboca a España a tener que pedir el rescate a Europa.
Esos son los números, que vienen provocados por un déficit en 2019 de 33.000 millones de euros que tiene que financiarse ahora con deuda; también por no haber tenido ni la más mínima cautela en el gasto desde junio de 2018 -momento en el que llegó al poder Sánchez-; y por haber impulsado en España la peor gestión sanitaria del coronavirus y el mayor desastre económico a causa de haberse negado a asistir a las empresas.
El Gobierno de Pedro Sánchez contaba con tener que emitir 200.000 millones de euros este año. Un volumen que debía permitir lanzar las nuevas emisiones de deuda y refinanciar las que van venciendo. Pero, como suele ser habitual en su gestión, la imprevisión ha vuelto a hacer acto de presencia. Y sólo tras la presentación de la actualización del programa de estabilidad presentada ante Bruselas la pasada semana, se han reconocido las necesidades de financiación de otros 110.000 millones de euros.
Las medidas del BCE
El panorama en los mercados es lamentable. Y el económico igual o peor. Y eso significa que el BCE vaya a tener que salir en auxilio de los países. Pero no a cualquier precio. El BCE lo piensa hacer, pero no con un cheque en blanco. Por eso acepta llegar a comprar deuda española por un volumen que oscile entre los 120.000 y los 130.000 millones de euros. Esa posibilidad, de hecho, le fue comunicada ya al Gobierno de Sánchez.
Pero por donde nunca piensa pasar el BCE es por quedarse con todo el resto: los nuevos 110.000 millones, y los restantes 70.000 millones que el propio Gobierno español había considerado ya que sería capaz de colocar en el mercado por sus propios mecanismos.
Traducido: el Ejecutivo de Sánchez e Iglesias tiene un severo agujero de financiación de entre 240.000 millones y 310.000 millones -en caso de que no sea capaz de colocar los 70.000 millones que asumía como autogestionables. Un volumen tan descomunal que, salvo una reacción más que improbable, puede llevar a España a un rescate oficial. Con sus hombres de negro y sus correspondientes recortes presupuestarios.
Hay que tener en cuenta que es difícil prestar más a quien no da garantías de poder devolver. Y la economía española será la quinta del mundo avanzado que más riqueza pierda en los dos próximos años, según las previsiones económicas de la Comisión Europea. España va a recuperar en 2021 un 7% del PIB que se va a perder este año, un 9,4% según Bruselas, lo que la sitúa sólo por detrás de Italia, Finlandia, Islandia y Noruega. Dentro de los 19 países que forman la eurozona, sólo Italia y Finlandia se van a comportar peor que España en 2020 y 2021.
La previsión del Gobierno español es que el PIB caiga este año un 9,2% y el año próximo se recupere un 6,8%, reactivación que ponen en duda la inmensa mayoría de analistas. Sánchez, ha admitido ya que el PIB español no volverá a los niveles previos a la pandemia hasta 2023, algo que fue al día siguiente matizado por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, pero que evidentemente suena más a revelación de un secreto no confesable que a error.