Con la venia: ¡Menudo broncazo!
En el bar del Sinocierto hay un desconcierto de comandas gritadas, camisetas lowcost del Mbappé, tópicos deportivos berreaos, bufandas blancas ceñidas al cogote, tigres unisex con lagos de orines, y vociferio general.
Todo esta horrendor es porque en la pantallona va empezar uno desos partidos del siglo. De los que se juegan tres cada semana. O quince al mes, que ya me descuadro con tantos eventos destos.
Como no me llega la paciencia pa tanto ruido, abono los tragos y emprendo el camino a mi quierito. En los escasos cien metros de viaje hasta La Nave creo adivinar el rodar lejano de una tronada, y sonrío deseándoles suerte a los acuíferos provinciales.
Luego, cuando estoy abriendo mi puerta, me cosco de que es ruido de tráfico aéreo y me río de la fineza de mi oído.
Pero es normal que me confunda: vengo reventao de la guardia y del Sinocierto.
Hoy ha sido un día de cuestarriba fabricao con unas horas que corrían patrás. Como ocurre en un matrimonio mal llevao.
Ya en La Nave, me lío un vueltabajo, preparo un copazo de Finón, y me tapiño una espuma dulce regalo de mi hermana. Pa compensar.
Será por la sacarosa, pero en menos que se persigna un cura loco me hallo sentadico, fumando, bebiendo y tecleando la presente columnata mientras se anuncia en La Clásica que va a cantar la Tebaldi.
Salud y buen día tengáis: lo dicho en los párrafos anteriores ocurrió hace un rato largo. Anoche, para más señas. Cuando se acabó el Vissi d’Arte caí en la hamaca como la piedra en el barro. Y en toda la noche no moví ni pie ni pata.
Ahora suenan las 07.07h del día Quinsedagosto. Estoy descansao y camino del Esquinazo, donde Lionella ya me estará preparando mi primer café.
También estoy contento, porque mi hija querida cumplió ayer trentiocho años. El domingo, después de una década de ausencia, la abrazaré de nuevo. Y haré lo mismo -por vez primera- con el Shane estupendo. Será mucha alegría el domingo.
Pero ahora prestemos atención al día y a su afán.
Hoy, cuando a las 12.30h entre de guardia con La Vigilada, la televisión ya estará escupiendo sus noticiones. Lo que nos devuelve al origen del caso que comentábamos en entregas anteriores.
Resumamos: todos los sistemas, métodos o aparatos de datación no leen igual la edad del cerdito parietal, y el último estudio ha retrasado su realización en 57 siglos.
La conclusión es que -simplemente- se trata de la pintura mas antigua encontrada.
No es la primera realizada por mano humana, como -sibilinamente- quiere hacer creer el titular.
No supone revolución alguna. Desde el Darwin pacá no hacemos más que reescribir genealogías y fechas, porque los hallazgos y las maneras de datarlos así lo imponen.
Aquí, lo único seguro es que el propietario de la patente del chisme medidor -el que deja obsoletos los demás métodos- ha ganado por goleada. Y que los investigadores recogerán prestigio y subvenciones para futuros proyectos. Amén.
De la pintura y sus detalles hablaremos la semana que viene, porque hay cosas que decir que a todos nos atañen.
B.S.R.
Estando tan cerca de una reunión familiar, digo yo que O Mio Babbino Caro es el comentario musical adecuado. En versión de Dame Renata Tebaldi, naturalmente.
Manolodíaz.