A veces el problema no son los crímenes, el problema es la antesala de los crímenes Abascal-Smith y Torra-Puigdemont quieren más féretros para fotografiar. Se critiquen o soliciten prisión unos a otros, Torra y Abascal, Puigdemont y Ortega Smith, son las dos caras de una misma moneda xenófoba y excluyente. La crisis del coronavirus...
A veces el problema
no son los crímenes,
el problema es
la antesala de los crímenes
Abascal-Smith y Torra-Puigdemont quieren más féretros para fotografiar. Se critiquen o soliciten prisión unos a otros, Torra y Abascal, Puigdemont y Ortega Smith, son las dos caras de una misma moneda xenófoba y excluyente. La crisis del coronavirus lo ha vuelto a demostrar. Frente a la corriente de unidad y solidaridad, que se desborda desde Madrid a Barcelona, la ultraderecha y las élites del procés se han hermanado, como compañeros de cama no tan extraños, para atacar la unidad. Por ello, debilitan la fuerza necesaria para vencer al virus, son claramente aliados del virus. Y no tienen problemas en mentir compulsivamente. Cuando todos hacemos lo imposible por aunar esfuerzos, ellos siembran discordia y confusión. Pero no van a salirse con la suya.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha declarado de manera oficial que el pueblo, con su entrega profesional en la primera línea y con su disciplina social en el confinamiento, y el gobierno de España, con sus medidas valientes y difíciles, son un ejemplo en la lucha unida contra la pandemia del Covid-19. Incluso somos un ejemplo frente a la política letal que la Administración Trump ejerce sobre el pueblo estadounidense. Por eso Trump nos ha atacado y ha atacado a la OMS, y a su director general Dr Tedros, diciendo que está vendida a China y amenazando con dejar de participar en su financiación. Hoy mismo en España Abascal ha sido la voz de su amo, y ha llegado a afirmar en el Congreso que China también ha comprado la OMS, y criticando al gobierno por apoyarse en ella.
Cuando más necesaria es la unidad, Abascal ataca al Gobierno de España exigiendo la dimisión de Pedro Sánchez. En plena lucha contra una emergencia sanitaria de las características sin precedentes del Covid-19, pedir la dimisión del presidente del gobierno de nuestro país solo puede calificarse de criminal. Es atacar la vida y la salud de los ciudadanos de España. Solo alguien que defiende en realidad intereses no solo ajenos a España sino contra España como pueblo y como país puede atreverse a realizar semejante ataque. En cualquier lugar del mundo sería calificado de antipatriotas. Y debería ser castigado como tal.
Porque, en realidad, no solo reproduce miméticamente lo que dice Trump -no se esfuerza por ocultar sus conexiones con el imperio-, calificando al Covid-19 como “virus chino” -toda una expresión racista- cuando saben que España sufrió el falso estigma de la “gripe española” surgida en Estados Unidos. Y además lo hace en estos momentos en los que China es el país que más apoya a España; y en unos días en los que Estados Unidos no nos apoya en absoluto, por el contrario, sus ocho fondos buitre más importantes tratan de apropiarse de las grandes empresas españolas, de las riquezas de nuestro país, aprovechando la caída de la Bolsa española.
Abascal siembra la división, llamando a realizar caceroladas contra el gobierno, utilizando la crisis del coronavirus para predicar el odio contra los inmigrantes, reclamando su expulsión, desanimando a la gente con la divulgación de fotos y más fotos de féretros. Las posiciones de Vox, difundiendo bulos para culpabilizar al gobierno, son tóxicas, y contribuyen a propagar el virus. Quienes defienden la privatización completa de la sanidad, no tienen autoridad para decir una sola palabra en esta emergencia sanitaria.
Por su parte, Quim Torra, a través de JxCat, además de coincidir políticamente con Abascal en el Congreso, al no apoyar la continuidad del estado de alarma, también, como president de la Generalitat, boicotea los esfuerzos para atender a los pacientes con Covid-19, por ejemplo, frenando la construcción o puesta en marcha de los dos hospitales de campaña, en las poblaciones de Sabadell y Sant Andreu de la Barca, que estaban montando el Ejército y la Guardia Civil para aliviar la saturación que viven los centros médicos de referencia en esas ciudades metropolitanas de Barcelona, y utilizando las más peregrinas excusas y en contra de las urgentes demandas de los ayuntamientos de esas concentraciones urbanas alrededor de Barcelona.
Esta gravísima e inesperada crisis sanitaria está sirviendo para mostrar lo mejor de nuestra sociedad, la unidad y la solidaridad por encima de todo. Pero también lo peor, porque cada minuto de cada hora se propaga el odio vil y descarnado de los que no saben más que avanzar en sus siniestros objetivos con nuestros muertos inocentes, con nuestros seres queridos. Quieren más muertos, necesitan más féretros.
Son Torra y Puigdemont, son Abascal y Ortega Smith, aunque unos critiquen a los otros, y aunque los otros pidan la detención de los unos. Ambos, en realidad, se dan la mano para atacar la unidad que siempre, y ahora más que nunca, necesitamos como pueblo y como país. Porque ambos, en verdad, en verdad, tienen el mismo amo extranjero, el mismo señor del imperio.
Cuando hablamos
¿quién se expresa,
ay, el individuo social,
la sociedad individual?
Eduardo Madroñal Pedraza