Un simple trámite de ajuste presupuestario para cumplir con la Ley se convirtió durante minutos en una imagen deteriorada de lo que debiera ser la política, incluida la municipal.
El Pleno de ayer contenía un solo punto en su Orden del Día, el sometimiento a la aprobación de la corporación de una modificación de crédito por valor de 3,6 millones de euros destinados a amortizar deuda municipal a largo plazo.
Nada hacía prever las muchas sorpresas que el Pleno iba a deparar dado que la Modificación de Crédito no hacía otra cosa que cumplir con un mandato legal.
La primera sorpresa la dio el portavoz de Unides-Podemos, Fernando Navarro, con un discurso en contra del neoliberalismo más propio de la “campaña electoral” interna por la que atraviesa que del momento en que se pronunciaba. Tras poner todas las pegas y defectos a la Modificación de Crédito afirmó que su Grupo Municipal votaría que sí.
También sorprendió Ignasi Garcia, portavoz de Compromís, al afirmar que “apoyaban la amortización de deuda para impedir que el Gobierno de Sánchez nos confisque el dinero…ante la amenaza de que el Gobierno de Madrid pueda absorber parte de las reservas municipales”, lo que evidencia una total falta de confianza en el partido que lidera el Acuerdo de Fadrell y al que pertenece.
Pero hubo que esperar a la intervención de Juan Carlos Redondo, encargado del debate por parte del PP, para que la pólvora, presente en los últimos plenos entre PSOE y PP, se incendiara.
Redondo, irónicamente, según él, puso en duda la capacidad intelectual de los miembros del Gobierno Municipal para entender la ironía de sus palabras y también irónicamente, según sus palabras, acusó al equipo de Gobierno de haber tenido información privilegiada sobre la pandemia y por eso haber decidido la prácticamente paralización del ayuntamiento mucho antes de que se declarara la alerta por la amenaza del Covid-19.
Amparo Marco instó al miembro del Grupo Popular a retirar sus afirmaciones a lo que este se negó hasta no revisar la grabación del pleno y alegando, una vez más, que su lenguaje era en tono irónico.
La Alcaldesa, reaccionó con enfado, algo ya habitual ante las “provocaciones” vertidas desde el Grupo Popular, y calificó de necedades, en repetidas ocasiones, las palabras de Juan Carlos Redondo.
El tono del pleno estaba fuera de lugar y excesivamente crispado.
Una, sentada en su domicilio frente al ordenador, seguía con estupor y, porque no decirlo, con vergüenza ajena, lo que estaba sucediendo. La imagen que se estaba dando a los ciudadanos no creo que fuera la más adecuada ni en formas, ni en palabras, ni en tono a la que una corporación y sus miembros deben dar.
Ciudadanos y VOX mantuvieron la calma y acusaron, estos con lenguaje y formas correctas, al Gobierno Municipal de hacer las cosas siempre tarde y mal por no haber limado las discrepancias entre los miembros del tripartido y haber redactado a tiempo un Presupuesto Municipal adaptado a las necesidades del grave momento que atravesamos sanitaria y socialmente hablando.
La Modificación de Crédito se aprobó pero pagando un alto tributo por el deterioro de la imagen que un ayuntamiento debe dar.