Desaconsejan guardarlos en la cocina o el baño ya que estas estancias acostumbran a aglutinar más calor durante el día.
Especialistas del Departamento de Salud de la Ribera alertan de que una incorrecta conservación de los fármacos en verano puede provocar esenciales problemas médicos en el organismo al verse perturbadas las peculiaridades de calidad y eficiencia de los medicamentos y por este motivo recomiendan prestar una singular atención en aquellos medicamentos que deben preservarse en frío o deben usarse tan pronto se hayan sacado de la nevera.
Así, los farmacéuticos de Atención Primaria del Departamento de Salud de la Ribera Miguel Murcia y Rocío Broseta explican, en un comunicado, que las condiciones de conservación que señala un fármaco se establecen conforme los ensayos efectuados ya antes de ser comercializados,
Deben respetarse para no perder su eficiencia y seguridad.
Por este motivo, ya antes de consumir cualquier fármaco, se debe revisar su estado y su apariencia exterior, sobre todo en cremas, colirios, supositorios u óvulos, ya que por su aspecto se puede conocer su estabilidad.
A este respecto, remarcan que si no se ha preservado adecuadamente o el producto ha alterado al abrirlo, el fármaco,
No hay que consumirlo bajo concepto alguno, ya que podrían estar perturbadas las propiedades del medicamento.
En lo referente a la conservación en casa, es recomendable guardar los fármacos en sitios frescos y secos, eludiendo la exposición directa a la luz solar. Así, desaconsejan guardarlos en la cocina o el baño ya que estas estancias acostumbran a aglutinar más calor durante el día, y siempre y en todo momento han de estar lejos del alcance de los pequeños y pequeñas.
En todo caso, es esencial que ya antes de tomar un fármaco se consulte con profesionales sanitarios y se evite la automedicación. Del mismo modo, cuando se adquiera por vez primera, se aconseja leer el envase y el prospecto para conocer la temperatura a la que debe preservarse.
En los recorridos por carretera, es conveniente no llevar los fármacos en el maletero o la guantera del vehículo, ya que pueden llegar a picos de elevadas temperaturas.
Además de esto, es «indispensable» cuidar las condiciones de transporte concretas para cada medicamento; o sea, los medicamentos a preservar entre los dos grados y ocho grados, deben preservarse siempre y en todo momento en nevera y, en consecuencia, transportarse en embalaje isotérmico refrigerado (sin llegar a congelar). Por su lado, los medicamentos que deben continuar a una temperatura de entre veinticinco grados y treinta grados, han de transportarse en un embalaje isotérmico no refrigerado para eludir que puedan lograr temperaturas mayores.
SÍNDROME DE AGOTAMIENTO Y GOLPE DE CALOR
Además, el personal especializado advierte de que ciertos fármacos pueden acentuar los efectos de las elevadas temperaturas, agudizar el síndrome de agotamiento-deshidratación, favorecer los golpes de calor o inducir una hipertermia.
En este conjunto de fármacos se hallan los diuréticos, los antinflamatorios no esteroideos, los antihipertensivos, ciertos antibióticos y antivirales, los antiarrítimicos, ciertos antidiabéticos, los hipolipemiantes (empleados para regular el colesterol), los antidepresivos, los antihistamínicos y los antipsicóticos.
Por este motivo, aconsejan estar atentos al estado general de aquellos pacientes que toman este género de fármacos, como favorecer una serie de medidas que asista a supervisar su temperatura corporal: entorno fresco, buena ventilación y aireación, y continua hidratación. Sin embargo, destacan que, pese a las elevadas temperaturas,
En ningún caso se deben suspender los tratamientos establecidos por los facultativos.
Han concluido.