La propuesta del tributo se gestó en el primer Botànic que aseveró entonces que había "todo el tiempo del mundo" para discutirla.
La tasa turística se ha aprobado este jueves en Les Corts Valencianes 7 años tras plantearse por vez primera con los votos de los 3 conjuntos del Botànic. El tributo es de carácter municipal y voluntario, y tiene una cadencia de un año, por lo que solo se va a aplicar en los municipios que así lo decidan a partir del año 2024.
Con aplausos en la bancada de la izquierda, a los que no se ha sumado el ‘president’, Ximo Puig, se ha puesto el punto final a la tramitación parlamentaria de esta iniciativa, cuya aplicación dependerá de los consistorios.
7 años han pasado desde el año dos mil quince en que los partidos del Botànic (PSPV y Compromís con el apoyo externo de Podem en aquel instante) barajaron por vez primera la posibilidad de implantar este impuesto. En el mes de octubre de aquel año, el Consell descartó incluir la tasa en sus presupuestos. La secretaria autonómica de Hacienda de entonces, Clara Ferrando, detallaba que no se había incluido aunque podría haber «un punto de acuerdo» en el futuro y que había «todo el tiempo del mundo para hablarlo».
Ninguno de los representantes del ejecutivo que defendieron aquel presupuesto prosigue en su puesto 7 años después, ni el conseller ni la secretaria autonómica ni los directivos generales. Sí prosigue en el cargo el secretario autonómico de Turisme, Francesc Colomer, que ha mostrado en repetidas ocasiones su oposición a este tributo, impulsado desde Compromís y Unides Podem y por último admitido por el PSPV en Les Corts.
Tampoco el presidente, Ximo Puig, se ha mostrado partidario de la tasa en múltiples ocasiones, y ha protegido que no es el instante. En verdad, en una de sus intervenciones de este viernes, Puig ha asegurado, sin referirse explícitamente a la tasa,
Los socialistas cumplen siempre y en toda circunstancia sus pactos si bien algunos no les agraden.
La propia tasa ha cambiado de forma en múltiples ocasiones. Al comienzo se preveía que fuera una propuesta que se debía aplicar en todo el territorio, aunque ha acabado siendo de carácter municipal y voluntario. En diferentes ocasiones se propuso como una enmienda a la ley de acompañamiento, mas por último sale adelante con rango de ley.
«NINGÚN TIPO DE PROBLEMA»
Tras mucho discute y muchas idas y venidas entre los asociados del Botànic, la tasa se discutió por última vez en Corts este miércoles. La síndica del PSPV, Ana Barceló, auguró que no habría «ningún género de inconveniente» para aprobarla en los términos previstos: con las cuantías previstas para cada establecimiento -lo máximo van a ser dos euros por noche en hoteles de lujo y lo mínimo, cincuenta céntimos para cámpings– y con una moratoria de un año.
Tanto en Les Corts como en el Consell, ha sido la parte socialista la que más dudas ha tenido a este respecto de esta tasa. En el año 2021, el síndic socialista en aquel momento, Manolo Mata, favoreció que la tasa se discutiera como una proposición de ley (que es la que se aprueba hoy) y que tuviese un año de moratoria frente a la situación del ámbito tras la pandemia.
En el mes de julio del actual año, la presente síndica, Ana Barceló, dejó a lo largo de unos días en el aire el apoyo de su conjunto a la tramitación de la tasa y convocó a los municipios socialistas para tener en consideración su opinión respecto de aplicarla o no. Por último, los socialistas votaron a favor, si bien advirtieron que sus consistorios no la aplicarían.
En declaraciones anteriores al pleno de Les Corts de este miércoles, la síndica de Compromís, Papi Robles, puso como un ejemplo de diálogo en el Botànic la tasa turística, que por último se aprueba. Refiriéndose a los disconformidades actuales entre los miembros en materia renovables, ha afirmado que no llegan a acuerdos «todo lo veloz» que le agradaría. Sin embargo, preguntada si piensa que el discute de renovables se eternizará como el de la tasa, ha asegurado que se resolverá en los próximos días.
Por la parte de Unides Podem, Ferran Martínez festejó la aprobación del nuevo impuesto, que está convencido que va a ser «provechoso», y ha lamentado los razonamientos «muy débiles» que han aportado los 3 conjuntos de la oposición (PP, Cs y Vox) a este respecto.
En frente, PP, Ciudadanos y Vox han insistido en su rechazo a la tasa. María José Catalá (PP) ha protegido que no hay acuerdo con el campo y que este impuesto no debería haberse planteado nunca; Ruth Merino (Cs) ha considerado que la tasa es una «puñalada trapera» al turismo y que nace de la «turismofobia» y Ana María Cerdán (Vox) ha aseverado que el impuesto tiene «afán recaudatorio».