Las cuentas, presentadas por el Consell a fines de octubre, ascienden a veintiocho mil cuatrocientos treinta y ocho millones de euros, un uno con siete por ciento más que las de dos mil veintidós.
El Botànic ha aprobado sin sorpresas sus octavos presupuestos a pesar de los desencuentros entre los asociados a lo largo de la tramitación de las enmiendas de esta ley y la de acompañamiento a cuentas del impuesto de sucesiones, los ‘bous al carrer’ y las energías renovables.
A pesar de estos desencuentros que han desencadenado acusaciones de «deslealtad» entre PSPV, Compromís y Unides Podem, la sesión de votaciones de este jueves se ha desarrollado con normalidad, con voto en bloque de toda la bancada de la izquierda. Van a ser los últimos presupuestos de la legislatura y desde el Gobierno han insistido en considerarlos «los primeros del tercer Botànic«.
Así, estos presupuestos «100 por 100 ‘botánicos'» van a salir a pesar de lo que Compromís y Unides Podem han considerado como resoluciones «equivocadas» del PSPV; al tiempo que los socialistas rechazan que hayan sido infieles y garantizan que sus propuestas siempre y en todo momento están en favor de la «mayoría social valenciana» a la que aspiran representar.
Las cuentas, presentadas por el Consell a fines de octubre, ascienden a veintiocho mil cuatrocientos treinta y ocho millones de euros, un uno con siete por ciento más que las de dos mil veintidós. La inversión sube un seis con ocho por ciento hasta veintidós mil ciento quince millones y Sanidad es el departamento con más fondos (el veintinueve por ciento del total) por delante de los seis mil seiscientos siete millones destinados a la deuda, mientras que se sostiene la partida «reivindicativa» de mil trescientos treinta y seis millones por la infrafinanciación autonómica.
Entre los grupos del Botànic, el socialista José Muñoz ha reiterado que van a ser los primeros presupuestos del «próximo gobierno encabezado por Ximo Puig» y que están «totalmente volcados con la estimulación económica y la protección social». Unas «buenas» cuentas que ha asegurado que prueban la estabilidad del Botànic.
Papi Robles (Compromís) ha coincidido en que el presupuesto «fortalece la mayor parte ‘botánica'» y ha remarcado que, si bien «diferencias hay siempre y en toda circunstancia», en su alianza prefieren apostar por el acuerdo. «Reclamaremos siempre y en todo momento el cumplimiento de los pactos», ha subrayado.
Como síndica de Unides Podem, Pilar Lima ha sacado pecho del tripartito pese a sus «situaciones diferentes en algún instante» y ha pedido «desdramatizar las diferencias» y «trabajar la cultura de la alianza«. En verdad, ha afirmado,
En la historia de la democracia de España no ha habido un gobierno autonómico compartido por diferentes partidos que haya estado tan afianzado.
Por la parte de la oposición, Miguel Barrachina (PP) ha criticado,
No solo es un presupuesto malo, sino asimismo lo va a ser para las próximas generaciones por la deuda. Son unas cuentas que agudizan los inconvenientes de los valencianos y crean chiringuitos en la mitad de una crisis.
La síndica de Cs, Ruth Merino, ha rechazado el presupuesto «en la forma y en el fondo» pues piensa que es «poco valiente» y supone un copia y pega de los últimos 7 aprobados por el Botànic. «Para los que venían a salvarlo todo, los resultados están ahí», ha insistido.
Y Llanos Massó, portavoz adjunta de Vox, ha acusado al PSPV de «bailar el agua a sus asociados» en los presupuestos: «Parece que su dignidad ha desaparecido por completo y pesa más un asiento en el Consell».
A lo largo de la votación no se han producido sobresaltos, salvo en una enmienda referida a À Punt que no ha salido adelante. Unides Podem deseaba acrecentar su presupuesto para contratar más personal, el PSPV ya avanzó que no se sumaría y Compromís que sí, aunque la sorpresa ha llegado cuando Vox ha votado a favor pese a estar contra las televisiones públicas autonómicas.