Ascenso y alcaldesa bajo palio

Afrontamos este lunes de intensa resaca tras un fin de semana plagado de emociones por el ascenso del CD Castellón y la conmemoración del centenario de la coronación de la Mare de Déu del Lledó. El pueblo se ha echado a la calle para renovar su castellonerismo recorriendo un suigéneris vía crucis con estaciones en la Nueva Condomina, la fuente de Castalia, la Basílica del Lledó, la Concatedral de Santa María, la Plaza Mayor o la Plaza de la Farola. Obviamente, lo futbolístico se ha llevado la palma porque el divertimento y la emoción de un partido resultan más atractivos que el tedio de una misa.

No diré que Castelló ha coronado a Bob Voulgaris aunque el propietario presidente albinegro y su simpático perro Óscar sean infinitamente más conocidos y populares que el mismísimo obispo. Bob ha devuelto la autoestima a una afición que acumula treinta años de decepciones, soportando pintorescos e incapaces presidentes que pudieron precipitar al club por el abismo de la desaparición.

También es digno de mención el fervor de buena parte de la población en la conmemoración del centenario de la coronación de la virgen, un acontecimiento con menor impacto social seguido igualmente desde los medios de comunicación por miles de castellonenses no creyentes que se sienten interpelados cuando se habla de la Mare de Déu.

Interpelados y horrorizados al ver en primera línea al homófobo franquista Juan Antonio Reig Pla. Aunque haya sido obispo de Castellón, su presencia resultó innecesaria, impropia de la Iglesia del Papa Francisco y muy agresiva para los demócratas que abominan de Franco y defienden al colectivo LGTBIQ+, del que habla de forma tan torticera.

Más allá de lo que el prelado sepa sobre los clubes nocturnos de hombres, deberían decirle que no todos los gays son usuarios y que quienes sí lo son disfrutan, no encuentran el infierno. Además, cabe recordar que la Iglesia no es ajena a la homosexualidad y que su práctica intramuros no siempre ha sido consentida.

Reig Pla compartió escenario con la alcaldesa Begoña Carrasco, quien a su vez posó con ultraderechistas como el torero vicepresidente, Vicente Barrera, o la presidente de la Cortes Valencianas, Llanos Massó. Derrochaban sonrisas pero deberían tener presente que las fotos las carga el diablo. Sucede con la que pulula por redes y grupos de WhatsApp, donde la alcaldesa aparece bajo palio junto a once caballeros. Lo de ‘bajo palio’ está dando mucho que hablar.

Es un asunto al que el jueves hubiera sacado punta en Onda Cero pero no podrá ser porque la empresa ha cancelado mi colaboración, como hace seis meses hizo Castellón Información. Aunque en el PP no lo crean, me siento como Estela Reynolds por aquello de “la mano negra”. Dice el refrán que “no hay dos sin tres”. Espero que no sea verdad. Pepa Sanz, ni me llames, ni me pongas mensajes.

Rafa García. Periodista

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