Carta abierta a los castellonenses Apurando los últimos rescoldos de este mandato, me permitiréis, a modo de despedida, dirigirme a quiénes habéis sido la razón de ser del trabajo diario de este equipo que he tenido el honor de dirigir durante los últimos ocho años al frente de la Diputación de Castellón. Hace un par...
Carta abierta a los castellonenses
Apurando los últimos rescoldos de este mandato, me permitiréis, a modo de despedida, dirigirme a quiénes habéis sido la razón de ser del trabajo diario de este equipo que he tenido el honor de dirigir durante los últimos ocho años al frente de la Diputación de Castellón.
Hace un par de años anuncié mi decisión de cerrar un ciclo político, satisfecho en lo personal de haber podido ser concejal de la ciudad que me ha visto crecer y presidente de la provincia a la que quiero. Tomé la decisión de no presentarme a estas elecciones, convencido de que el compromiso de servir a la sociedad no debía convertirse en mi proyecto personal o profesional, y que la regeneración es una necesidad vital en la vida pública.
Hace ocho años me comprometí con Castellón y como decían los clásicos trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si fueran a habitarla tus seres más queridos. Desde esa premisa, mi equipo y yo, emprendimos el proyecto de dejar una provincia más conocida, más querida y más admirada por quienes la habitamos. Conseguimos, mediante una escrupulosa gestión económica, dejar a cero la deuda con los bancos y contener los gastos internos de la Diputación, permitiendo así que todos los recursos se destinaran a mejorar nuestros pueblos y a construir un proyecto de provincia del que todos pudiéramos sentirnos legítimamente orgullosos.
Pero no solo era importante lograr estos objetivos, bajo mi prisma político, era vital alcanzarlo desde el diálogo, el consenso, el respeto a quien piensa distinto y la pluralidad por la que se caracteriza nuestra sociedad. Por eso, durante estos años he trabajado para obtener el máximo grado de consenso. Esa política de la crispación, el espectáculo y las descalificaciones que parece haberse instalado en la vida pública no ha tenido cabida en la Diputación.
Desde la colaboración permanente con todos los ayuntamientos, sin mirar el color político, hemos estado al lado de todas las iniciativas que han sumado valor a nuestra tierra. En el ámbito del deporte, hemos convertido a Castellón en referente internacional como escenario deportivo. En el ámbito gastronómico, hemos abierto las puertas a nuestros productores para dar a conocer la mejor despensa del Mediterráneo. En el ámbito cultural, hemos ubicado a nuestra tierra en la agenda musical, literaria y expositiva de nuestro país.Y hemos puesto en marcha por primera vez medidas para luchar contra la despoblación situando el tema en la agenda del resto de instituciones.
Hemos ambicionado lo mejor para nuestra tierra y hemos demostrado que solo pensando en grande consigues que las cosas buenas pasen.
Sin duda, habremos cometido errores y por ello pido disculpas, pero les puedo asegurar que nos hemos dejado la piel por intentar hacer cada día más feliz la vida de quienes vivimos en esta gran tierra. Nos queda camino por recorrer, pero nos sobran los motivos para alzar la mirada y decir que somos de una tierra maravillosa.
A quiénes recogen el testigo, les deseo la mejor de las suertes. Y a todos vosotros, os debo gratitud infinita por el honor recibido, por la confianza demostrada y por el afecto con que nos habéis tratado.
Nunca dejemos de defender lo nuestro y larga vida al orgullo de Castellón.