En la imagen, Jorge Ignacio, acusado de la muerte de Marta Calvo, de Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas y de intentarlo con otras 8 mujeres más en el periodo de quince meses, desde verano de dos mil dieciocho hasta el siete de noviembre de dos mil diecinueve.
El jefe de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia ha contado frente a un jurado popular de qué forma Jorge Ignacio P.J., acusado de la muerte de la joven Marta Calvo, se entregó días después de cometer el supuesto crimen con una carta en la que especificaba lo que había pasado. Explicó a los agentes que todo había sido un accidente y que, tras encontrarse con el cadáver, se atemorizó y la despedazó. Su versión, conforme el agente, «no se mantiene»:
Esas conductas solo ocurren cuando hay detrás un trasfondo homicida.
Ha remarcado.
Así se ha pronunciado este testigo en el juicio que continúa contra Jorge Ignacio P.J., supuesto asesino de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, y de haberlo intentado con otras 8 mujeres más en el periodo de quince meses, desde verano de dos mil dieciocho hasta el siete de noviembre de dos mil diecinueve.
El jefe de Homicidios ha manifestado que tras conocer la desaparición de Marta Calvo, abrieron una investigación que les llevó hasta la residencia habitual de Manuel, domicilio que tenía alquilado la madre del acusado y cuya localización, la víctima había remitido la noche del seis de noviembre de dos mil diecinueve a su madre.
En un primer registro, los agentes vieron que la residencia de Manuel estaba «completamente limpia y ordenada». Tras conseguir el tráfico de llamadas del acusado se percataron de que este, por medio de dos de sus teléfonos móviles, había estado sosteniendo conversaciones con Marta Calvo la noche del seis de noviembre y los dos coincidieron juntos en València y, más tarde, en Manuel.
Ha señalado que el móvil de Marta Calvo se apagó a las cero y tres horas del día siete de noviembre si bien ignoran si fue de forma forzada o voluntaria. Anteriormente la víctima había mandado su localización a su madre.
Los agentes tomaron declaración a la madre de Marta Calvo y a la madre del acusado. Esta última les manifestó que tenía dos residencias arrendadas a su nombre, una en Manuel y otra en Ollería, y que su hijo tenía un turismo y dos números telefónicos.
Les explicó que el fin de semana del ocho al diez de noviembre de dos mil diecinueve voló desde Palma a València para estar con su hijo por motivo de su aniversario y que estuvieron en Ollería y asimismo fueron a abonar el arrendamiento de la casa de Manuel.
Desde ese instante y de que el caso de Marta Calvo trascendiese a los medios, aparecieron nuevas víctimas que narraron capítulos afines con Jorge Ignacio, quien sabían que se dedicaba al tráfico de drogas por sus antecedentes.
Tras ello, la madre del acusado volvió a comparecer frente a la Guardia Civil el dos de diciembre de manera voluntaria y entregó ropa de su hijo y un Ipad. En ese instante, los agentes le afirmaron,
Si su hijo no había hecho nada, debía dar la cara. Si no, difícilmente le iban a creer.
Justo un par de días después, Jorge Ignacio se entregó.
Por esta razón estoy seguro de que madre e hijo estaban en contactos telefónicos mientras que el acusado estaba huido.
Ha aseverado, el jefe de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia
EN VARIOS CONTENEDORES
En esa comparecencia en el cuartel, el acusado, conforme ha descrito el testigo, llevaba una carta manuscrita fechada el trece de noviembre, día en que escapó, y narró lo que ocurrió con Marta Calvo. Aseveró que había sido un accidente y que se había deshecho del cadáver en múltiples contenedores.
Les señaló que no era culpable de nada y que se había intentado suicidar. Comentó que,
A lo largo de los días en que no se le había podido encontrar había estado viviendo en casas descuidadas sin lavarse ni poder comer más que fruta de los árboles, algo que a los agentes les llamó la atención pues el acusado iba limpio, adecentado, afeitado y no olía mal.
Ha descrito.
«En su relato –ha desgranado– cuenta que contrató los servicios de Marta y que fueron a Manuel. Tomaron alcohol y consumieron coca.
Entonces sostuvieron relaciones y comenzó a encontrarse mal, así que se duchó y se acostaron. Al despertar, se la halló fallecida.
Seguidamente, comentó a los agentes que se quedó «aterrorizado» y que pensó en despedazar el cadáver para deshacerse de él. Para esto, adquirió sierras, un desatascador y una botella de limpiador y amoníaco.
Nos narró de qué manera mutiló el cadáver. Especificó que lo diseccionó en 9 partes y después lo extendió en contenedores. Mas se hizo una inspección y jamás se encontró nada concluyente. Nunca apareció nada. Barajamos que se deshizo del cuerpo antes que llegase su madre, el día ocho.
Ha manifestado en sede judicial.
Preguntado por si les dio alguna explicación de por qué no llamó al 112, ha respondido que pues «se amedrentó«. Asimismo ha contado que en exactamente la misma mañana del día siete de noviembre –esa noche aparentemente había fallecido Marta en su domicilio– el acusado efectuó 3 llamadas a prostitutas en un intervalo de dos horas.