La alcaldesa afirma que las actuaciones cofinanciadas por FEDER plasman ya la transición hacia una economía baja en carbono
El rodaje y puesta en marcha en Castellón de varias de las actuaciones cofinanciadas por Europa a través de los fondos FEDER perfilan ya un modelo urbano con pluses palpables en materia de sostenibilidad. La transición hacia una economía baja en carbono y la apuesta por proyectos de protección medioambiental y de fomento de la eficiencia de recursos, algunos de los objetivos que marca la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado de Castellón (EDUSI), se miden ya en cifras, como las que afectan a la calidad del aire. De la mano de los nuevos carriles bici implementados en el entramado urbano y el Camí La Plana, la renovación de la flota municipal de vehículos y el cambio de parte del alumbrado público por tecnología LED se evitará a la atmósfera la emisión de casi 600 toneladas de dióxido de carbono (CO2) cada año.
“EDUSI se diseñó para transformar Castellón y estamos consiguiéndolo. De los 20,2 millones de euros de cofinanciación municipal y europea para este reto, más de la mitad, 11,3 millones, van destinados a proyectos pensados para favorecer la transición a una economía baja en carbono, a conservar y proteger el medio ambiente y a promover la eficiencia de los recursos”, detalla la alcaldesa, Amparo Marco.
En el primer grupo se engloba la ampliación de la red ciclista urbana: cinco kilómetros extra en Casalduch, Gran Vía y Ciudad del Transporte (operativos ya desde el último trimestre de 2018) y los 2,1 kilómetros recién adjudicados en Castell Vell y Músico Pascual Asensio, con los que la ciudad alcanza los 100 kilómetros de vías ciclistas. Los más de siete carriles bici de sello europeo evitarán la emisión a la atmósfera de más de 200 toneladas equivalentes de dióxido de carbono por ejercicio. El corredor verde ciclopeatonal de casi 4 kilómetros desplegado en el renovado Camí La Plana contribuirá por su parte a incrementar estos datos, con una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de 110 toneladas al año.
A respirar un aire más limpio contribuye también otro de los proyectos que apuestan por una economía baja en carbono: la renovación de la flota municipal de vehículos con 19 nuevos turismos, furgonetas y ciclomotores 100% eléctricos y de bajas emisiones que evitarán 25 toneladas de CO2 al año; y la sustitución con tecnología LED de 1.400 puntos del alumbrado público de Castellón, que recortarán en 66.000 euros al año la factura eléctrica municipal y aportarán su huella verde, al reducir la emisión a la atmósfera en 237,3 toneladas de dióxido de carbono (CO2).
De manera indirecta contribuyen también a alcanzar el reto de una ciudad más verde otras actuaciones cofinanciadas por Europa con la movilidad sostenible como telón de fondo. Es el caso de la mejora de la accesibilidad y seguridad de las paradas de bus urbano, que invitan a utilizar este medio de transporte sustituyendo al vehículo motorizado, o la construcción del nuevo puente sobre el Río Seco, con zona para ciclistas y peatones y que acorta además la distancia entre barrios, animando a los desplazamientos a pie.