Es curioso que después de tanto “no es no” ahora nos apliquen el “sí o sí” por narices tras las malas compañías de un “Pacto del Botánico” donde abundan las malas hierbas. Si usted no “parla català”, sí catalán, no valenciano, se ha convertido, por los polvos mágicos de PSOE-Compromís, en ciudadano de segunda, es...
Es curioso que después de tanto “no es no” ahora nos apliquen el “sí o sí” por narices tras las malas compañías de un “Pacto del Botánico” donde abundan las malas hierbas.
Si usted no “parla català”, sí catalán, no valenciano, se ha convertido, por los polvos mágicos de PSOE-Compromís, en ciudadano de segunda, es más, yo le tildaría de proscrito y perseguido por aquellos que tanto aman, de boquilla, la libertad, supongo que la suya ya que persiguen como obsesos enfermos la de los demás.
Alguien deberá buscar una “eixida”, perdón ¡qué atrevimiento el mío! Quería decir “sortida”, hay que evitar que te echen a la hoguera de los herejes que defienden el idioma valenciano, a la persecución del español, del valenciano y de nuestra libertad.
Cientos de miles de nuestros euros, a pesar de la infrafinanciación, no puedo aguantar la carcajada, se dilapidan en eliminar el español de nuestras vidas, porque ese es el objetivo más importante, incluso por encima de la promoción del catalán, y en la venta de nuestra tierra al expansionismo de nuestros insaciables vecinos del norte.
El 95% de la Comunidad Valenciana lee en castellano y el 3% en valenciano, no lo digo yo que soy un “facha”, lo dice la Fundació pel Llibre i la Lectura.
Aún así, este año, los ciudadanos de segunda división deberán buscarse un traductor para acudir a las fallas o para enterarse del trabajo de nuestros gaiateros. Los textos en catalán, subvencionados en gran medida con los impuestos de los proscritos, serán de obligado uso si se quiere recibir dinero de nuestras sectarias autoridades.
El error es muy grave. A las nuevas generaciones se les debe enseñar a amar y a defender su idioma autóctono, la imposición siempre ha sido un nefasto e inútil sistema de educación. Además el español, por su propia idiosincrasia, tiende a arrimarse a lo prohibido y tanto prohibir el idioma español van a terminar, inconscientemente, promocionándolo.
Esta Magdalena, en su mochila, además de la bota y el “bocata” de tortilla de habas, no se olvide de meter el diccionario “català-espanyol”
Feliç Magdalena i sort amb la taducción. ¡Cuba lliure que no falti! Es que no sé como se dice CocaCola en catalán.