Los guardas también observaron una cabaña construida con ramas, utilizada por los cazadores para esperar la caída de las aves atrapadas.
Un guarda rural del Consorcio gestor del Paisaje Protegido de la Desembocadura del río Mijares (Castellón), conformado por los ayuntamientos de Vila-real, Almassora, Burriana, la Diputación de Castellón y la Generalitat Valenciana, hizo un reciente hallazgo alarmante bajo el puente de la carretera Nacional 340.
Descubrió un conjunto de ramas impregnadas con pegamento ilegal colocadas en un chopo que se encuentra a orillas del río. El Servicio de Guardería encontró tres varillas y tres cañas cubiertas con una sustancia adhesiva, dispuestas en posición horizontal sobre las ramas secas del chopo. Este cruel dispositivo estaba destinado a atrapar aves, haciendo que quedaran atrapadas por las patas y, de esta manera, permitir que los cazadores furtivos las capturaran sin que cayeran al suelo.
Junto al artefacto furtivo, los guardas también observaron la presencia de una cabaña construida con ramas, utilizada por los cazadores para esperar la caída de las aves atrapadas. Durante una inspección más detallada, los guardas identificaron a un martín pescador (Alcedo atthis) que había quedado atrapado por el pegamento y yacía en el suelo con las alas afectadas. Actuando rápidamente, el Servicio de Guardería Rural contactó al servicio de emergencia 112 para que un agente ambiental se hiciera cargo del ave herida y la llevara al centro de recuperación de fauna Forn del Vidre, ubicado en la Tinença de Benifassà (la Pobla de Benifassà), donde recibiría la atención necesaria.
Posteriormente, los guardas rurales desmontaron el artefacto ilegal de caza y notificaron el incidente a las autoridades competentes. Además, llevaron a cabo una exhaustiva búsqueda río arriba y río abajo para asegurarse de que no había otras trampas cercanas.
Es importante recordar que el Paisaje Protegido de la Desembocadura del río Mijares es un lugar crucial para miles de aves durante su migración postnupcial. Numerosas especies utilizan este entorno fluvial para descansar, alimentarse y continuar su viaje hacia el sur. Por tanto, este es un momento crítico en la vida de miles de ejemplares pertenecientes a cientos de especies que requieren tranquilidad en esta etapa de su migración.