Con la venia: te equivocas pidiéndome consejo. Yo no soy un experto.
Vale que soy multicasado, polidivorciado y pluriviudo. Incluso ejerzo de cotitular en una Sancta Nulidad Matrimonial Eclesiástica, sentenciada en fecha 06/06/76. No lo niego.
Pero todo este zipizape amatorio no me capacita como Asesor de Parejas en Crisis. No tengo esos estudios. Ni siquiera un diploma falso que los acredite. Y a mis años no quiero cometer más intrusismos. Ni siquiera de los laborales.
También es cierto que somos amigos. No me voy a poner de perfil cuando necesitas ayuda y -aunque sé que prestártela será una faena muy poco lucida- te largaré un cable.
Pero te aviso: no pisaré vuestro fangal , porque también soy amigo de tu contraparte. No lo olvides.
Hagamos memoria del asunto: es público y notorio que vuestros amores recorrieron la senda Yuúpi Cochinacha, sin dejar ni un canapié en el rayado camino.
Lo que empezó como pareja de lecho pasó a ser de hecho y, como no faltaba plata os pusisteis (de lo que te dije) hasta el techo.
Naturalmente, se os reventaron las soldaduras y las piezas fueron metralla. Ahora sois pareja de deshecho. Nihil novum sub sole (Eclesiastés 1,10).
En resumen; que estallaron todas las supuestas certezas y de resultas tú estás que no estás. Cada minuto te duele como un mordisco en la…nuca.
Poberecito de ti. En verdad que es mala cosa.
Pero consuélate, que podría ser mucho peor. En mi lejana juventud era normal que en estos casos, él se alistara en El Tercio por redimirse del amor perdido, y ella volviera a casa de sus padres para penitenciar socialmente.
Por fortuna hace medio siglo que estas exageraciones no están de moda. Habéis tenido esa suerte.
Por otra parte, también es bueno que no hayáis producido descendencia. Así no estáis obligados a ejercer 24/7 de supermamá y superpapá irreprochables, empestando a propios y extraños.
Y no será necesario que os lancéis la devoción por el criaturo a la carotida, como si fuera un frisbee de titanio con el canto afilao.
Ni tampoco que el angelito sea conocido en la familia como El Pequeño Cassius Belli.
Los amigos también nos beneficiaremos de vuestra falta de reproducción, porque no nos brasearéis con lo de que «A mih nínioh no leh vá a fartá ‘e náh». O como mejor se diga en el correcto argot de hoy…
Que sí. Claro que sí. Claro que me estoy choteando de ustedes dos. Pero no llores tanto, prenda; solo han sido cuatro brochazos.
Pasando a ver que puedo hacer por ti, se me ocurre que voy contarte como gestioné mi tercera separación. Por si de algo te sirve.
Pero esto será la próxima la semana.
Mientras tanto bébete un bidón de tila, y procura sacar las uñas de tu dieta.
En coherencia con el cacao que me ha caído encima, recomiendo escuchar La Podrida, a cargo del magnífico y rasposo saxo soplado por Gato Barbieri.
Manolodíaz.