Cuando en el día de ayer repasaba las noticias me vi obligado a preguntarme ¿Cínicos? ¿Sectarios? O ¿Ambas cosas? No seré yo quien defienda a nadie que amenace o insulte a cualquier persona, menos aún si lo hace en público o utilizando las RRSS, esas que se crearon para gente inteligente y donde escriben a...
Cuando en el día de ayer repasaba las noticias me vi obligado a preguntarme ¿Cínicos? ¿Sectarios? O ¿Ambas cosas?
No seré yo quien defienda a nadie que amenace o insulte a cualquier persona, menos aún si lo hace en público o utilizando las RRSS, esas que se crearon para gente inteligente y donde escriben a diario montones de ignorantes y descerebrados solo para servir, sin darse cuenta, a causas de las que ni entienden ni les afectan directamente.
Me estoy refiriendo a las declaraciones en Facebook del “popular” Oscar Robles Collell en las que se le acusa de amenazas contra la organización Arran el Senia deseando que sus miembros pudieran “seguir el camino de Guillem Agulló”. Guillem Agulló fue asesinado el 11 de abril de 1993 en Montanejos.
Pero el motivo de este artículo no es entrar en la controversia de quién tiene o deja de tener razón, no me interesa, no doy a las tonterías de las RRSS el mismo valor que desgraciadamente otros muchos les dan.
Me chocó, he de reconocer que me dolió, la rápida salida al ruedo de Compromís y PSOE pidiendo responsabilidades al miembro del PP y al partido.
¡Qué se apañen entre ellos! ¿Dónde estaban cuando amenazaron de muerte, reiteradamente, a Santiago Abascal en las calles de Castellón? Ni una sola protesta, ni una sola muestra de solidaridad a pesar de que las amenazas estaban firmadas. Claro, que las pintadas y los mensajes, cercanos al terrorismo, estaban realizadas por gentes afines a ellos.
¿Consideran a Santiago Abascal prescindible, como los nazis consideraban a los judíos? ¿O es que tienen tanto miedo a la verdad que pregona el líder de VOX que hasta se alegrarían de su desaparición.?
Si las reacciones de ayer no están alimentadas por el cinismo, habida cuenta de que no hacen lo mismo cuando los amenazados son otros, podríamos suponer que aquello que les mueve es el sectarismo germinado con la semilla marxista de “quien no está conmigo está contra mí”, frase, por cierto, que podría ser dogma de fe en cualquier ideario fascista.
¿De verdad quieren que les respetemos? ¿De verdad piensan que podemos estar tranquilos cuando España está en sus manos? Ni merecen respeto, ni son de fiar, al menos mientras aprecien la vida de unos y desprecien la de otros.