Las administraciones no nos ningunean y abandonan, son personas físicas que no saben hacer su trabajo y su falta de gestión provoca el ninguneo y el abandono.
El relato simple de la derecha, trufado de victimismo, de que estamos ninguneados y abandonados por parte de las administraciones, especialmente la central, que encierra la atávica excusa de que el Estado está dirigido por la izquierda socialcomunista, se cae por su propio peso.
Los poderes públicos son una entelequia y por lo tanto no puede ningunear ni abandonar a nadie. Ningunean y abandonan personas físicas, con nombres y apellidos. Porque no saben hacer su trabajo. O no quieren. Para frenar el ninguneo y abandono hay que moverse, hablar por teléfono, reunirse con actores políticos y reivindicar y reivindicarse. Independientemente de los colores políticos de cada administración.
El equipo municipal de gobierno, liderado por Begoña Carrasco, tiene que actuar para dotar a Castellón de las infraestructuras y recursos que se merecen sin traspasar las competencias consistoriales. Reclamar y defender lo nuestro desde la Diputación Provincial con Marta Barrachina a la cabeza y desde la Generalitat con Carlos Mazón, que tanto ha prometido para los castellonenses. La falta de asunción de responsabilidades es marca de la casa del Partido Popular, nunca ellos tienen la culpa de nada y mantienen una actitud diletante a la espera de que de nuevo alcancen el poder supremo.
Responsables del ninguneo y abandono son los diputados en el Congreso por Castellón, (la momia y el pelirrojo Clavell por el PP; la gentil Susana Rosa y el insoportable Artemi Rallo, por el PSOE, y el militar Alberto Asarta, de Vox), que fueron elegidos democráticamente para salvaguardar las necesidades de la provincia, también, por supuesto, los senadores.
Victimismo que practican los empresarios que siguen sin tolerar un ejecutivo de izquierdas, capaces de cometer la torpeza política de reunirse con Feijóo recién elegido presidente nacional de los populares, sin competencias, ni tomas de decisión, cuando saltó la crisis de la cerámica, y no acudir inmediatamente a hablar con Pedro Sánchez, que es el que manda. Castellón no está ninguneada ni abandonada, sino que nos ningunean y abandonan. Es Toledo. No Castellón.
Vicente Cornelles
Escritor y periodista