El retorno de los conservadores al gobierno de Castellón ha traído consigo la recuperación del poder del personal de numerosos negociados.
Con un corpus de funcionarios municipales excesivamente ideologizado hacia el Partido Popular (25 años de PP en el consistorio dejó su huella en un adoctrinamiento constante), el retorno de los conservadores al gobierno municipal ha traído consigo la recuperación del poder del personal en numerosos negociados, tras ocho años de ostracismo y marginación.
Gentes que, sobrepasando sus competencias laborales, asumen el ordeno y mando porque así lo digo yo, y no hay nadie que me conteste.
Son fieles sectarios al Partido Popular y, desde su cargo hacen y deshacen lo que les viene en gana. Eso está pasando en el Negociado de Convivencia Social e Interculturalidad, donde una serie de personajes pululan al socaire de una fraternidad mal entendida entre diversas culturas.
El caso más flagrante es el de Germán Fernández, quien es además presidente de la oenegé Colombia Nos Une. Desconozco si es legal o no que un funcionario público pueda presidir una oenegé, sí que es inmoral, porque desde su cargo de funcionario puede acceder perfectamente a las líneas de subvenciones para la interculturalidad y, por lo tanto, tener más facilidades para acceder a las ayudas regladas (ojo, no creo que los colombianos de Castellón necesiten una integración cultural, más pendientes de la harina blanca).
Y con Fernández, otro contingente de funcionarios con mando en plaza que hacen el agosto todos los días, como María José del Campo, María Limonge y la rumana Diana Dobre (que estuvo de baja durante mucho tiempo mientras gobernaban los socialistas), ejemplo del favoritismo del PP hacia asociaciones rumanas y la marginación de otras.
Y detrás de ellos, calentándoles la oreja, Carmen Amorós, la históricamente superenchufada del PP, y que es la que más sabe en políticas sectarias, técnicas de fanatismo y de desprecio, precisamente, hacia culturas que no son las nuestras, porque en el fondo sabe que no las va a ayudar, solo quiere el voto para el PP.
Tiene el don torticero de manipular y dirigir colectivos con la única intención de que voten al PP.
Son de los nuestros.
Exclama la Amorós cuando consigue que los dirigentes de un colectivo expresen su adhesión al PP. Y, así lo está haciendo desde hace más de 30 años. Que triste es atentar contra la libertad de pensamiento.
Vicente Cornelles Castelló
Escritor y periodista