Càritas prosigue su labor de ayuda a los más necesitados
Desde que el pasado 13 de marzo el Gobierno de España decretará el estado de alarma para frenar la expansión del Covid-19, los ciudadanos hemos visto limitada nuestra movilidad no pudiendo salir de nuestros hogares más que en contadas excepciones muy marcadas por ley.
Todos nos pusimos manos a la obra y cada uno en la medida de sus posibilidades hizo suyo el lema #yomequedoencasa, para cuidarnos y cuidar de los demás. ¿Pero qué pasa con esas personas que no tienen un hogar dónde poder confinarse, personas que viven situaciones de vulnerabilidad o exclusión social? En Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón sabemos bien que el contexto provocado por el Covid-19 intensifica la vulnerabilidad de algunos colectivos, especialmente el de personas en situación de sin hogar, sin recursos para mantener las recomendaciones de higiene y distancia social y a los que la actual situación les ha cambiado radicalmente el “mundo” al que están acostumbrados, la calle.
A los pocos días de habilitarse el estado de alarma, el Ayuntamiento de Castellón amplio el convenio de colaboración que tiene con Cáritas diocesana de Segorbe-Castellón para poner en marcha un nuevo albergue provisional en el polideportivo municipal Castalia, que completase el trabajo que ya se venía haciendo en el Centro Mare de Déu de Lledó.
Desde entonces, estos dos centros se han convertido en el “hogar” de muchas personas que no lo tienen. No ha sido fácil, la convivencia es complicada y el confinamiento y las situaciones particulares de cada residente han hecho que el equipo educativo que ha estado a su lado, se haya tenido que emplear a fondo, pero después de más de dos meses juntos, podemos decir que la situación es tranquila y todos y todas han hecho un esfuerzo por adaptarse a esta situación extraordinaria.
Para hacer más llevadera la situación de las personas que conviven en los dos centros, se han organizado diversas actividades y talleres, uno de los que más éxito ha tenido es el “Taller de relatos del confinamiento”, en el que los residentes han puesto por escrito cómo se han sentido durante este encierro.
Queremos compartir algunas de sus aportaciones y recordar que, también en tiempos de confinamiento, para poder acabar con el sinhogarismo es imprescindible visibilizar a quien lo sufre, a las personas concretas, hombres y mujeres que ven vulnerados sus derechos cada día, teniendo que dormir en la calle, o en una infravivienda, o a punto de sufrir un desahucio sin una alternativa de alojamiento.
“me siento afortunado de estar aquí a pesar de que no sé nada de mi familia, espero que estén bien. Yo afortunadamente no tengo el virus, pero sufro por ellos…”
“estoy muy sensible, me afecta todo más lo que pasa a mi alrededor, pero no quiero pensar en negativo porque no gano nada…”
“Dios mío, dame confianza y te pido con todo mi corazón que todo lo que nos pasa a mí y a mis compañeros nos dé fuerza. Esto no ha terminado, te pido que nos des esa paciencia que todos necesitamos…”
“lo positivo es que un grupo de cristianos y musulmanes hemos aprendido a convivir juntos y a convertirnos en amigos, casi colegas, pues tanto los unos y los otros nos necesitamos para llevarnos mejor, se puede comprender que es posible la unión y eso es un buen comienzo…”
“esto te hace valorar claramente la amistad, la libertad, la familia y ver que todos somos iguales, pero también ver lo injustos que somos los humanos con la tierra, los animales, los árboles, el mar y los ríos…la situación en el albergue está muy bien porque veo el esfuerzo de cada uno de nosotros para que no le afecte tanto la pandemia, pues hablamos, dialogamos y también sale nuestra creatividad en los talleres, yo pensaba que todo esto iba a ser un caos, pero no, gracias a todo el personal del albergue y a todos los que estamos viviendo aquí, se lleva bien.”
“quiero a provechar de dar las gracias a Cáritas y a su personal por hacer posible que, en momentos como estos, nosotros las personas sin hogar, sentimos que no estamos solos”
“gracias a todos los que nos preparan las comidas y nos limpian la ropa y nos dan de comer y los que participan de un modo u otro para que todo esto sea posible y por último tener paciencia y apoyarnos los unos a los otros, que juntos salimos de esta pandemia, quédate en casa!!
“ahora aprecio más el pasar tiempo con mis seres queridos, aprender a preguntar cómo estás, no pasar tanto de todo…”
“yo me siento muy agradecido y contento por la ayuda que me han dado en el albergue, el trato en este momento tan triste del coronavirus y me han apoyado bastante bien. Gracias a todos los trabajadores de aquí, estoy muy contento con todos.”
“hace un mes y medio que he llegado a Castellón, tengo la esperanza de que todo irá bien, todos somos muy diferentes, pero nos llevamos bien unos con otros…”
“estoy preocupado por la pandemia, pero no por mí porque yo tengo mucha fe y sé que no pasará nada, aunque estoy preocupado por mi futuro laboral, es mala suerte, pero más mala suerte es para los que ya no están, yo por lo menos tengo la oportunidad de poder salir adelante, esto va a cambiar la vida de muchas personas, ojalá sepamos aprovechar esta experiencia…”
“ánimo a todos, deseo mucha salud, vamos a conseguir entre todos parar este virus, quédate en casa”.
Seguimos insistiendo en que Nadie Sin Hogar puede y debe ser una realidad, y para ello es imprescindible el compromiso común. Gracias a todas las personas que han colaborado en estos “relatos del confinamiento”, hombres y mujeres que forman activa del proyecto donde participan.