Cuestión de dignidad ( 2 )

Cuestión de dignidad ( 2 )

Con la venia: Martes, 10.30h. Se acabaron los cafés y los rodeos. Empieza la esgrima.

 

-¿Le apetece más café?-
-No, no más. Gracias-
-Pues entonces…usté me dirá-
-¿Entramos en materia?-
-Claro, claro…entremos-

-Pues verá; esta pareja, Facundo y Gloria, a veces me consultan, en general sobre casos de familia, pero, ayer mañana, ella vino a verme por pedir ayuda para su marido…-
– Perdone, ¿un cigarrillo?-
-Gracias, no fumo-
-Bien, bien…me decía usté…-

-…que ella vino a verme ayer mañana, llorando, a pedirme ayuda para su marido, que está muy afectado el hombre. A la vista del asunto, la acompañé a su casa para hablar con él, y confortarlo en lo posible.

Lo encontré hundido, y como descentrado. Me costó un rato calmarlo y que contara la historia con detalle. Está sin ánimos. Y bastante abochornado, porque usted le dijo que sería una charla entre los dos, pero se trajo a unos cuantos testigos. Cinco, si no recuerdo mal-

-En casos como este, hay que tomar precauciones, como usté comprenderá…-
-Sí. Pero también comprenda usted, que se le hace mucho daño al privarlo de esas pocas pesetas semanales, sin más, de golpe, sin darle una salida. Además, me enseñó el recibo pagado del permiso municipal, que por tanto está vigente…-

-Pagó hace un mes y pico. Como todos. Pero se le devolverá el dinero. El que corresponda al tiempo cesante, claro está. Esto se lo firmo hoy y que se lo abonen mañana en tesorería-

-Será un alivio. Aunque no dará para mucho…-
-Tiene otros trabajos él. Y su mujer le ayuda-
-Le ayuda, desde luego. ¿Pero cuanto puede sacar ella por planchar cuatro visillos, cuatro vestidos, y una poca ropa blanca al mes? Aunque también almidona y plancha en cañón, que ya es difícil, no hay tanto buen vestido de cristianar, ni tantas comuniones, ni tantas bodas, y esos son los servicios en que se gana algo decente.

-Se explicó bien la mujer-

-Y tiene buena memoria. Estuve mirando los libros de registro, y los datos coinciden con lo que me dijo. Lo que es muy de agradecer-

-Lo és, lo és. Por cierto; en los entierros también asea y amortaja a los difuntos ¿no? Ahí también saca…-

-Sí, pero el año es muy largo, y repartiendo dineros con días estamos hablando de migajas, que se ven bien en el plato, y hasta dan alegría, pero no se pegan al riñón-

-Menos da una piedra si no hace pared. Por otra parte él es el cabeza de familia; el que debe buscar el sustento de su casa-
-Y lo hace, pero…¿Cuantas lañas se ponen al mes? ¿Y cuantos colchones de lana quedan en el pueblo?-
-Más de los que parece. Bastantes más, se lo digo yo, que me lo sé de largo. Mire usté; desos colchones señorones de marca, de los caros, no hay más de cuarenta en todo el pueblo. Se lo juro-

-¿Hace falta jurar?-
-Dispense. Retiro lo dicho, no faltaba más-
-Mejor así-

-Claro, claro, mejor así… Pero fíjese, aunque también haya algunos de espuma, a los demás colchones, si son de muelles, hay que abrirlos con tiento para afiar los nudos, y luego cerrarlos bien escuadraos. A los de lana, o borra, o crin, hay que destrenzarlos, sacarles el copo, airear, varear, remontarlo todo bien, y recoserlos. Eso una vez al año por lo menos, que si no, se ponen mohosos y apestan, y crían bichos.

Aparte desto, cuando las tinajas, las orzas, los lebrillos y las ollas se rajan con el uso, hay darles mástico, o puntos, o lañarlas. Además toca estañar peroles, sartenes, tubos de estufa…-

-Todo eso lo hace él cuando se le llama, que no es a diario ni mucho menos. Es lo mismo que le pasa a ella. Si están en tantas tareas es porque en ninguna ganan bastante, aunque sean cumplidores y dispuestos-
-Nunca nadie les ha tachao de vagos-
-Han demostrado de sobra que no lo son. Hacen todo lo que saben y pueden, pero no saben más. Y ahora, que con su orden podrán bastante menos, van pasar necesidad-
-Sí, sí, eso es verdá-

-Ya que estamos de acuerdo en esto, ¿no podría revocarse la orden, o retocarla, para que él pudiera volver a lustrar?-
-En absoluto.Tengo que mantener el principio de autoridad, y no puedo desdecirme. Estaba en juego la dignidad de la gente del pueblo, y desde el domingo ya nadie se arrodilla ante otro-
-¡No me diga!-
-Si que le digo. Y también le recuerdo que fue usté, precisamente usté, el que dijo que a un trabajador no se le debe humillar como al Cundo-
-¡Yo nunca he dicho tal cosa!-

-Usted dijo la misa. Y el sermón. Y todos le oímos que falta gravemente a la dignidad y a la caridad cristiana, aquel que mortifica a un semejante, poniéndolo de rodillas por unas pocas pesetas-
-¡Aplicar esa frase a un limpiabotas, es una interpretación muy sesgada!-
-Cada uno ve con sus cristales de mirar…-
-¡Bendito Campoamor!-

-Escuche, dicho sea con respeto, usté es joven, no es deste pueblo, lleva aquí solo dos años, y aún no conoce bien como es la gente nuestra. Aunque estamos muy contentos con usté, no tenga duda-
-Me esfuerzo lo más que puedo, como es mi deber. Y rezo y reflexiono antes de dar consejo o predicar-

-Claro, claro. Pero la gente no entiende de parábolas; por eso luego hay que perder el tiempo en explicarlas. ¡Qué le voy a decir yo a usté! Aquí, cuando la gente oye un sermón, y nota que hace efecto, porque está de pie el que estaba siempre arrodillao…-
-Porque es la postura normal en su trabajo. Eso salta a la vista-
-Lo que han visto las gentes de orden, es que desde el Ayuntamiento se recogió, de su sermón, la idea de mejorar el respeto público a la dignidad de todos, y se obró en consecuencia. Eso es lo que han visto. Y les tranquiliza-

-Entonces…¿Tendría que explicarme más desde el púlpito, para que se me entienda mejor?-
-En el púlpito ya lo veremos, pero ahora mismo no le entiendo-
-Los dos sabemos a que circunstancias me refería en el sermón. Y a qué persona-
-También sabemos, los dos, de quién es este pueblo y sus tierras. Del mismo que da trabajo a tantos-
-En unas condiciones, que a veces, dejan mucho que desear-
-Puede que eso ocurra a veces. Pero son cuestiones laborales, y es un terreno pero que muy resbaladizo. Lo cierto es que se faena y se cobra. Y las familias viven-

-Estrechamente-
-Eso cambiará a mejor. Estamos en democracia, que es una cosa nueva y buena, y hay elecciones limpias, lo que es mejor aún. Hay mucho trabajo por delante, pero si no nos dormimos por el camino, todo se irá ajustando con el tiempo-
-Pero la comida tiene que ajustarse a diario, que no espera mucho el estómago-
-Verdá, verdá…-

-Bueno, dejémos esto si le parece, que tiempo habrá de hablarlo-
-Bien, bien…ya lo hablaremos-
-Volviendo a lo que hoy nos ocupa. ¿Podría mirarse si hay algo para él en el Ayuntamiento? De peón, o ayudante, o aguador…-
-¿Para el Cundo? Pues no es mala la idea…-

-Sería una solución ejemplar por su parte. Y muy de agradecer. Remediaría una injusticia-
-Oiga usté: yo no soy juez. Solo soy un alcalde. Así que hago lo que conviene, cuando se puede, y si me dejan. ¿Estamos?-
-Estamos. Lo siento, discúlpeme. Es que este caso me inquieta mucho…-
-A mí también me preocupa, no se crea-
-¿Así pues, estamos de acuerdo en buscarle un acomodo al hombre?-
-No será para mañana mismo, pero se encontrará un sitio para él-

-¿Podría ser fijo?-
-De momento sustituto para imprevistos, y bajas, y vacaciones. Le dará ocupación para casi todo el año. Se le mejorará, si cumple-
-Seguro que cumplirá, es activo y buen hombre. Cumplirá, no lo dudo. Otra cosa; ¿Le molestaría que yo les diera la noticia? Para consolarlos y animarlos, más que nada-
-Usté ha sido el mediador, será buena cosa que la oigan de su boca. Y recuérdele que pase mañana por tesorería, que estará preparado el dinero de vuelta-

-Excelente. Pues si me lo permite, voy a ello enseguida. Pero antes, quiero decirle que quedo en deuda con usted, como alcalde y como persona. Que tenga buen día. Y muchas gracias, Don Antonio-
-De nada padre Víctor, gracias a usté por ocuparse del caso. Buenos días tenga usté también-

Banda sonora recomendada: En la producción del Don Carlo de la Royal Opera House (2009), con las voces de Eric Halfvarson y Ferruccio Furlanetto dirigidos por Antonio Pappano, disfrutemos del dúo de Felipe II y el Gran Inquisidor.

Manolodíaz.