Cuando estás enfadado, tu cerebro podría estar afinando tu instinto crítico y revelando verdades ocultas.
¿Cómo influye el mal humor en nuestra percepción de la realidad?
Todos conocemos esos días en que el mal humor parece nublar la mente. Pero ¿y si te dijera que esa nube oscura te convierte en un verdadero “detector de mentiras”? Esto es lo que sugiere una reciente investigación liderada por Vicky TzuyinLai, de la Universidad de Arizona (USA) y sus colegas de Países Bajos[1], quienes han descubierto que las emociones negativas pueden agudizar nuestra capacidad para detectar incoherencias entre lo que escuchamos y lo que ya sabemos.
El experimento: ¿Conflictos de percepción o conflicto con el humor?
En este estudio, se manipuló el estado de ánimo de los participantes con escenas de películas: una semana los hicieron reír y la otra… bueno, les tocó ver clips no tan alegres. Con este “cambio de humor”, les presentaron frases como “Con las luces encendidas puedes ver…”, que terminaban con palabras contradictorias como “menos” o “más”. Aquí se cruzaban dos ideas: la expectativa del “sentido común” (con luz ves más) y el contexto del discurso (quizá hablamos de observar estrellas).
Resultados: ¿Qué pasa en tu cerebro?
Cuando estamos de mal humor, el cerebro parece activar un “modo crítico” que lo hace mucho más detallista. En este estudio, los investigadores observaron dos respuestas cerebrales importantes:
N400: Esta señal cerebral indica cómo entendemos las palabras al instante. Si algo “no cuadra” (por ejemplo, decir “ver menos con las luces encendidas”), el N400 se activa, marcando una “bandera roja” en nuestro cerebro que señala la rareza o incoherencia.
LPC (Late Positive Component): Es como el “procesador avanzado” del cerebro. Nos ayuda a profundizar cuando algo suena extraño, revisando la información en busca de sentido. En este experimento, los participantes de mal humor mostraron un aumento de actividad en el LPC al analizar las palabras, lo que significa que cuestionaban mucho más los detalles de lo que escuchaban.
Esto sugiere que, con emociones negativas, no nos limitamos a detectar un error de sentido, sino que hacemos una especie de “doble comprobación” detallado, como si el cerebro pusiera la lupa y buscara explicaciones en todo lo que “suena raro”.
En resumen, cuando estamos de mal humor, el cerebro es un “perfeccionista gruñón” que cuestiona cada palabra, cada idea, y cada contexto, lo que nos vuelve más analíticos y, en cierto modo, más precisos.
¿Por qué nos volvemos más críticos?
La explicación detrás de esto sugiere que cuando estamos de buen humor, tendemos a “dejar pasar” cosas; confiamos en lo que ya sabemos y en las pistas contextuales. Pero con emociones negativas, nuestros cerebros parecen encenderse en “modo crítico”, o lo que es lo mismo, se concentran más en buscar errores o incoherencias en la información.
Esto tiene sentido, ¿verdad? Cuando estamos de mal humor, la paciencia disminuye y el deseo de confirmar o cuestionar aumenta. En lugar de aceptar las cosas como vienen, las analizamos con un ojo más analítico y detallado, como si estuviéramos listos para decir “¡Ajá, te encontré!” a cualquier inconsistencia.
¿Qué significa todo esto para la vida diaria?
Piensa en la última vez que algo o alguien te irritó. ¿Sentiste que cuestionabas más las palabras de los demás o veías sus comentarios con “otro cristal”? En muchos casos, esta reacción puede ser una defensa. Tal vez no estamos de acuerdo porque nuestro cerebro está buscando protegernos o prepararnos mejor para lo que viene.
Entonces, ¿ser malhumorado tiene beneficios?
No estamos diciendo que ir por la vida malhumorado todo el día sea algo bueno, pero estos hallazgos muestran que, a veces, las emociones negativas nos ayudan a ver las cosas con mayor claridad y precisión. De hecho, ser un poco escéptico podría evitar que te engañen o que pases por alto detalles importantes.
¿Ventaja para los profesores? Alumnos… ¡temblad!
Imagina a un profesor en modo “mal humor” corrigiendo una pila de exámenes o redacciones. Con cada error que detecta, ¡su capacidad crítica sube de nivel! No es que los docentes busquen errores como detectives entrenados… bueno, en realidad, sí, ¡y este estudio lo confirma! En esos momentos críticos, un profesor cansado o enfadado puede detectar hasta la mínima incoherencia, como esa frase que intenta explicar la física cuántica, pero parece una receta de cocina. ¡Así que cuidado, estudiantes! Un mal día del profe podría significar un extra en el análisis (y peor nota, ¡claro!)
Conclusión
Este estudio muestra que nuestras emociones son más poderosas de lo que pensamos, y que el mal humor, aunque molesto, puede hacer que veamos las cosas con una claridad diferente.
Y yo me pregunto… ¿Será que nuestro cerebro, en esos días de mal humor, nos está ayudando a ver las cosas “como realmente son”? Lo que me lleva a proponer lo siguiente: ¿Podríamos usar el mal humor de forma constructiva, aprovechándolo para tomar decisiones más detalladas?
Lorena Bort Mir
Profesora e Investigadora en la Universitat Politècnica de València
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[1]Referencia del artículo de investigación: Vicky TzuyinLai, Jos van Berkum, Peter Hagoort. Negative affect increases reanalysis of conflicts between discourse context and world knowledge. Frontiers in Communication, 2022; 7