El bálsamo de Fierabrás

El bálsamo de Fierabrás

Las obras de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en la calle San Félix han dejado caminos para invidentes entre farolas o que finalizan en paredes.

 

De chapuza en chapuza, y tiro porque me toca. Las obras de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que desde su comienzo están dando más tristezas que alegrías, han abierto un nuevo capítulo de conflicto y de nula gestión municipal. Los trabajos ya terminados en la calle San Félix han dejado caminos para invidentes entre farolas o que finalizan en paredes.

Al malestar ocasionado durante la ejecución del proyecto entre vecinos y comerciantes, se añade el nefasto resultado final, ejemplo de que no ha habido un seguimiento correcto de un diseño que, iniciado por la corporación anterior, ha continuado la actual, pese a la promesa electoral no cumplida de no prolongar las órdenes dictadas de Bruselas.

Pese al contacto directo del concejal de Urbanismo con los residentes, casi colegueo y con risas en redes sociales, para intentar menguar los daños provocados por este plan urbanístico que ha sido puesto con calzador en  el desarrollo de la ciudad. Y, para chapuzas permanentes, continuas y perennes, el cierre de comercios y establecimientos prácticamente todos los días.

Si la palma se la lleva la, en otro tiempo dinámica calle Alloza, por no hablar de Enmedio o Mayor, la calle Maestro Ripollés, que fue epicentro comercial entre el tránsito de la plaza Fadrell a Grapa, aparece ahora desolada con persianas bajadas y letreros decadentes en los que se reza ‘Se vende’ o ‘Se alquila’.

Bajos comerciales que tuvieron una vida densa y pletórica y, ahora están sumidos en el desespero y en la soledad.

Castellón se muere y no es una ensoñación. Es una realidad palpable a la que los poderes públicos no han encontrado aún el bálsamo de Fierabrás, aunque tampoco creo que lo hayan intentado mucho.

Vicente Cornelles Castelló

Escritor y periodista