El Gobierno valenciano excluye a la industria hotelera de las ayudas a los sectores más afectados al limitar su aplicación a microempresas de menos de 10 trabajadores.

El Gobierno valenciano excluye a la industria hotelera de las ayudas a los sectores más afectados al limitar su aplicación a microempresas de menos de 10 trabajadores.

La ineficaz gestión de las vacunas se va a comer el verano del 21

Los empresarios hoteleros de la Comunidad Valenciana no dan crédito a la redacción que desde el Gobierno Valenciano se ha dado al Plan Resiste dotado con más de 100 millones de euros en el que se intenta paliar, a través de los municipios, la situación de los sectores más afectados por la pandemia. A pesar que este plan recoge como actividades afectadas los hoteles y alojamientos turísticos,  limita las ayudas exclusivamente para autónomos y microempresas de menos de 10 trabajadores, lo que excluye directamente al 99.5% de todas las empresas hoteleras de la Comunidad Valenciana.

Si hay un sector afectado por la pandemia, muy por encima del resto, es el hotelero. Mientras que otros subsectores han podido trabajar, con dificultades, pero han podido poner en marchas sus negocios y generar ingresos, más del 40% de los hoteles la Comunidad Valenciana llevan cerrados desde el mes de marzo de 2020 (algunos incluso desde antes), y no existe ahora mismo un luz al final de este oscuro túnel que permita reactivar la movilidad y por lo tanto, el alojamiento hotelero. 

Este plan Resiste va a repartir fondos entre municipios con mucha presencia hotelera como Valencia (que ingresará casi 29 millones €), Alicante (algo más de 11 millones €) Elche (6 millones €), Benidorm y Castellón (5 millones. € cada una) o Torrevieja, Orihuela, Gandía o Denia (entre 2 y 3 millones de €) continuando con una extensa pedrea entre municipios hasta completar los 100 millones. Municipios que presumen de su importancia turística pero que, a la hora de la verdad, abandonan a los empresarios hoteleros a su suerte.

En todas estas poblaciones el sector no ha recibido hasta ahora ninguna ayuda o apoyo por parte ni de los ayuntamientos (salvo alguna cuestión menor simbólica) ni de la Generalitat Valenciana. A pesar de las reclamaciones para la exención de impuestos y tasas, a pesar de ser los principales contribuidores como efecto tractor de generación de riqueza, de mantenimiento de empleo de calidad, de responsabilidad social con sus trabajadores a los que han defendido y protegido desde el primer momento de la crisis, no se ha obtenido ninguna sensibilidad por parte de ningún gobierno

Pero lo ocurrido con el Plan Resiste es la gota que colma el vaso que muchos empresarios han interpretado como una ‘tomadura de pelo’: ¿Cómo es posible que se reconozca al sector hotelero como sector especialmente afectado por la pandemia para después darle un portazo en las narices con unas ayudas a las que sólo pueden acceder autónomos y microempresas? ¿Es que ningún miembro de este gobierno pisa la realidad? La indignación  fue el sentimiento que ayer recorrió toda la industria hotelera que se consideró engañada por un plan anunciado a bombo y platillo y en el que nunca se mencionó esta limitación por tamaño de empresa.

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Desde Hosbec ya expresaron ayer por carta al presidente de la Generalitat su decepción con este plan reclamando una planificación seria para la columna vertebral del turismo que es el sector hotelero. 

En el sector empieza a correr el desánimo, y muchos empiezan a preguntarse cómo se podrá aguantar hasta que pueda darse por controlada esta crisis. El gasto de los hoteles, aun estando cerrados, asciende a más de 40 millones de euros mensuales y la pérdidas acumuladas sólo en 2020 superan los 700 millones de euros. La capacidad de resistencia, tras casi un año de crisis, se ha demostrado, pero no es infinita y necesitan ese empujón, esa ayuda para poder llegar a la orilla.

La ineficaz gestión de las vacunas se va a comer el verano del 21.

El optimismo con el que el sector recibió la noticia de la vacunación se va diluyendo conforme pasan los días y se acrecienta ese sentimiento de frustración al ver cómo la ineficaz gestión de las vacunas en todo su proceso (compra, distribución, suministro y aplicación) va a dar al traste con las esperanzas de poder comenzar una operación turística más o menos razonable a las puertas del verano 2021.

Si no hay un giro de 180 grados en la planificación y en los volúmenes de vacunación, tampoco habrá verano turístico este año. Y el sector está al límite de su resistencia.

Observan con envidia como hay países que van por delante de las amenazas, como Israel, que está siendo un ejemplo en la eficaz gestión de la vacunación a toda su población.

El sector hotelero reitera su disponibilidad para colaborar con las administraciones en todo lo que sea necesario para esta vacunación, incluso organizar con medios propios la vacunación de todos los trabajadores de las empresas para liberar en la medida de lo posible la presión sobre el sistema público de Salud y ganar toda la eficacia y rapidez posible. Están seguros que muchos otros sectores, de los que están en la primera línea del contacto con personas como el gran comercio o la banca también se sumarían a esta colaboración empresarial para acelerar en lo posible la vacunación de los ciudadanos españoles.

Es ahora cuando hay que realizar esta planificación, para que no nos vuelva a pasar un nuevo contratiempo: que cuando lleguen los stocks de vacunas no tengamos organizados los medios para suministrarlas.