• Los primeros partidos se desarrollaron en un ambiente fantástico mientras la diversión se alargó hasta la primera gala nocturna
- La organización trasladó todos los partidos a pabellones ante la previsión de lluvias
La Marina d’Or Básket Cup arrancó con la misma señal con la que se despidió hace un año. La sonrisa perpetua de los jugadores, sus intensas ganas de luchar por cada balón, sus energías inagotables por pasarlo bien dentro y fuera de la pista, su voracidad en los buffet de los hoteles para reponer fuerza, el ánimo de convivencia de compartir esta experiencia con todos los participantes y la perfecta combinación entre seguir a los pequeños y tener un momento propio de los familiares, menos sufridores en Marina d’Or que en ninguna otra grada del planeta.
El cielo encapotado no nubló el amanecer de una competición que este año congrega a más de 2.200 jóvenes deportistas que desde hoy y hasta el próximo domingo se adueñarán de las canchas de baloncesto de Marina d’Or, Oropesa del Mar, Alcalá de Xivert, Torreblanca, Benicassim y Castellón. Los primeros partidos dieron comienzo pronto, a las 9:00 de la mañana, para las expediciones que ya habían pernoctado en los alojamientos de la Ciudad de Vacaciones. Una segunda ronda de encuentros por la tarde completó una inauguración por todo lo alto.
Los últimos clubes alcanzaron las costas castellonenses durante el día de hoy. Autobuses desde Madrid, Barcelona o Zaragoza pusieron rumbo al este con las maletas cargadas de pasión por el baloncesto. En esta edición se cuenta con 200 equipos procedentes de Valencia, Aragón, Madrid, Cataluña, Baleares, Navarra, Murcia, País Vasco, La Rioja, Castilla y León, Castilla La Mancha y Andalucía.
Los primeros partidos se desarrollaron sin incidentes. La organización de MHL Sports se anticipó a los pronósticos de lluvia y programó toda la jornada en recintos cerrados, así que no hubo que mirar al cielo con preocupación dado que todo estaba previsto. Mínimas fueros también las incidencias médicas, gracias a la rápida asistencia de las ambulancias movilizadas en los distintos pabellones.
Entre partido y partido los jugones aprovecharon para acercarse a la piscina cubierta del Hotel Gran Duque o visitar algunos de los rincones de ocio que ofrece Marina d’Or. No había tiempo para aburrirse. Los desplazamientos internos en el trenecito ya son un clásico de esta competición y uno de los mejores lugares para charlar con los compañeros de otros equipos.
La noche no puso la pausa a la diversión. El Palacio d’Or, que con seis pistas había cogido decenas de partidos durante la mañana y la tarde, se transformó en una pista de baile con la primera gala de las tres previstas durante la Marina d’Or Básket Cup. La fiesta ‘Locos por el básket’ se inició con un concurso de disfraces. Tres categorías diferentes, ‘rookies’ (benjamines y alevines), jugones (canasta grande) y ‘viejas glorias’ (padres y madres) en juego, pero muchas risas compartidas entre todos los que se atrevieron a cambiar de personalidad durante unas horas. Mucha imaginación e inventiva, aunque algunos, que ya se sabían la jugada del año pasado, vinieron con alguna sorpresa cargada en la maleta.
Después, se subió al escenario DJ Pincho para amenizar el resto de la gala con la música más bailable del momento. El animador zaragozano hizo moverse a todo el respetable que, pese a la hora y la paliza de la primera jornada, tenía ganas de más.