
Ozores se retiró del cine en 1992 y pasó sus últimos años en la intimidad, mientras su obra continúa vigente en televisión y plataformas digitales.
El director y guionista español Mariano Ozores Puchol ha fallecido este miércoles a los 98 años en su domicilio de la capital, según han confirmado fuentes cercanas a la familia y la Academia de Cine. Ozores, una figura clave de la comedia española del siglo XX, deja tras de sí un legado de casi un centenar de películas que retrataron con humor los cambios sociales y políticos de España, convirtiéndose en un símbolo de la cultura popular y en un cineasta tan querido por el público como discutido por la crítica.
Nacido el 5 de octubre de 1926 en Madrid, Mariano Ozores provenía de una saga familiar profundamente ligada al mundo del espectáculo. Hijo de los actores Mariano Ozores Francés y Luisa Puchol, hermano de los también actores José Luis Ozores (1922-1968) y Antonio Ozores (1928-2010), y tío de las actrices Adriana y Emma Ozores, su vida estuvo marcada por el teatro, el cine y la televisión desde la infancia. Aunque intentó actuar en su juventud, pronto descubrió que su talento residía detrás de las cámaras, en la escritura y dirección, donde desarrolló un estilo característico que combinaba humor costumbrista, sátira social y, en ocasiones, parodia política.
Una carrera prolífica y controvertida
La carrera de Ozores abarca cinco décadas, durante las cuales dirigió 96 películas que atrajeron a 87 millones de espectadores solo en salas, según datos de la Academia de Cine. Su filmografía incluye títulos icónicos como Los bingueros (1979), Yo hice a Roque III (1980) o ¡Qué gozada de divorcio! (1981), protagonizadas por actores como Andrés Pajares, Fernando Esteso, Alfredo Landa, José Luis López Vázquez, Lina Morgan y su hermano Antonio Ozores. Estas películas, a menudo rodadas en pocas semanas y con presupuestos ajustados, se convirtieron en taquillazos que reflejaban los gustos de la clase media y popular española, especialmente durante la Transición.
Ozores fue un maestro del llamado «landismo» y del cine del destape, géneros que, aunque criticados por algunos sectores como «españoladas» o subgéneros de poca calidad, lograron capturar el espíritu de una sociedad en transformación. Sus filmes abordaban temas como la represión sexual, la política y los cambios culturales con un humor accesible y directo. “Aunque las críticas nunca han sido buenas, me quedo con que el público siempre ha estado a mi favor. Ese ha sido mi verdadero logro, haber mantenido la risa en las salas de cine españolas”, declaró Ozores en 2015 tras recibir el Goya de Honor.
Un reconocimiento tardío
A pesar de su popularidad, Ozores fue una figura polémica, especialmente durante los años en que su cine no recibía subvenciones estatales, como ocurrió bajo la dirección de Pilar Miró en la Dirección General de Cine. Sin embargo, su contribución al cine español fue reconocida en 2016 con el Goya de Honor, un galardón que compartió simbólicamente con sus hermanos José Luis y Antonio, ambos fallecidos. La Academia destacó su “sólida y vasta trayectoria dedicada a la comedia” y su capacidad para hacer reír a generaciones de españoles.
En sus memorias, Respetable público, Ozores reflexionó sobre las críticas que recibió: “¿Por qué me llovían las críticas? Por mi cine popular, de comedias, sainetes costumbristas donde se reflejaba la sociedad española del último medio siglo”. Su capacidad para trabajar con los mejores actores de cada época, desde Paco Martínez Soria hasta Concha Velasco, y su habilidad para rodar hasta seis películas en un solo año, consolidaron su lugar como uno de los directores más prolíficos de la historia del cine español.
Un legado imborrable
La muerte de Mariano Ozores ha generado una ola de reacciones en el mundo del cine y en las redes sociales. La Academia de Cine ha expresado su pesar en un comunicado oficial: “Con Mariano Ozores se va una parte fundamental de nuestra cinematografía, un creador que supo conectar con el público y retratar con humor los claroscuros de nuestra historia”.
Ozores, que se retiró del cine en 1992, vivió sus últimos años alejado de los focos, aunque su obra sigue siendo revisitada en televisión y plataformas digitales. Su hija, Teresa Ozores, y sus sobrinas, Adriana y Emma, continúan su legado en el mundo de la interpretación. La capilla ardiente se instalará en el Tanatorio de La Paz en Alcobendas, donde amigos, familiares y admiradores podrán despedirse de un cineasta que, con sus comedias, hizo reír a millones y dejó una huella imborrable en la cultura española.
Fotografía portada: RR.SS.