Fin de semana

Fin de semana

¿Estamos sobrevalorando el fin de semana? ¿Lo queremos alargar más de lo que da de sí?

 

Fin de semana para hacerlo todo o para no hacer nada. Fin de semana para irse o para quedarse en casa, para no entrar o para no salir; para descansar o para cansarse más. En resumen, fin de semana para lo que se quiera.

Si bien es cierto que tradicionalmente el fin de semana se limitaba (lo limitaban) al sábado y domingo, ahora ya se incluyen los viernes en esa categoría: desde por la mañana los viernes huelen diferente, a frescura, a alegría; en muchas empresas optan por un código en el vestir más relajado que durante el resto de días de la semana: si era de riguroso protocolo ir con traje o corbata en el caso de ellos, ese día tienen permitido ir con un estilo más desenfadado, más casual.
Y como siempre queremos ir más allá, queremos más, los jueves por la tarde empiezan a tener su espacio propio en el fin de semana (lo que se ha dado en llamar juernes).

En países desarrollados, de los desarrollados de verdad, se distribuyen las horas semanales de manera que el viernes se teletrabaja o no se trabaja directamente. Eso es hacer un uso racional del tiempo, sin reuniones que se extienden durante tres o cuatro horas, sin laaargas jornadas de sobremesa tras las cuales hay que volver al tajo.

(Teletrabajo… ese gran desconocido (todavía). Tuvo que venir una pandemia para darnos cuenta de que también se podía trabajar en remoto; incluso en campos como la docencia, hasta entonces mayoritariamente presenciales, se vio que sí se podía. Supuso un gran esfuerzo, pero se pudo).

Bueno, que me voy del tema. Volviendo al fin de semana, y como para todo hay una palabra inglesa, se habla de nesting, que se traduciría como “anidar” en casa, refiriéndose al hecho de quedarnos entre nuestras cuatro paredes para cocinar, ordenar armarios, procrastinar o, incluso, aburrirnos.
Me parece una opción igual de válida que otra cualquiera, siempre que, por supuesto, salga de uno mismo, y no responda a una moda o una tendencia que haya que adoptar por imposición.

En mi caso, el fin de semana es de olor y cacharreo de cocido madrileño, de paella valenciana (uniendo así mis dos tierras, la de nacimiento y la de acogida); de salir mucho, de estar en casa también; de introspección y de “extrospección”.

Y, por cierto, si yo quisiera utilizar la forma coloquial de fin de semana (finde) en valenciano, ¿valdría “capde”? Mira que si lo institucionalizo…
Ahí lo dejo.

Elena Rodríguez
Docente discente