Happy: Una Inspiración canina

Happy: Una Inspiración canina

Mi perro Happy, ciego y sordo de nacimiento, es una inspiración para entender la vida. Nos enseña cada día. Es el ancla emocional de nuestro día a día y un privilegio haber coincidido con él en la vida.

 

A él le gusta estar pegado a mí, siempre busca el contacto con mi pierna, así se siente seguro, sabe que estoy cerca. Y, ¿por qué no reconocerlo? Si cae comida, podrá cogerla. Cuando ando por casa, se pone delante de mí, empieza a ir de lado a lado como frenando. Siempre intenta enseñarnos que la vida no es solamente ir en línea recta, a veces tenemos que ir mirando a los lados del camino.

Él se olvida de que soy humana y que siempre voy acelerada, que me cuesta entender que la vida es un rato y que no es para vivirla con prisas. A veces le empujo con la pierna y le grito: ¡Quita! A él el grito le da igual, no lo escucha, pero sí nota la energía, esa que, por ser humana, a veces se convierte en negativa. Enseguida me arrepiento, me agacho y le doy un beso. Él aparta la cabeza entre un ‘déjame’ y ‘dame más’. Yo le explico que soy torpe y me cuesta aprender que el camino lo tenemos que recorrer, y no solamente pasar por él. Que el césped está para pisarlo descalzo, y los charcos para saltarlos. Que todo se complicó cuando dejamos de hacerlo por no ensuciarnos.

En los paseos, se para de vez en cuando, se sienta y se pone a olfatear el aire. Lo percibe todo. Creo que llega a percibir hasta los colores, aunque nunca los haya visto. Él me ha enseñado a pasear entre olivos, pararme y ver en vez de mirar. He aprendido a ver los distintos verdes de los árboles y esas florecillas pequeñas y escondidas que, si no te fijas, pasan desapercibidas. Quizá nuestro recorrido es más corto, pero desde luego es mucho más intenso.

Luego del paseo, llegamos a casa. Voy corriendo de un lado al otro, que si el ordenador, que si la agenda, que si el trabajo… son tantas cosas…

Tengo en mi móvil un WhatsApp en el que estoy sola. Se llama ‘No te olvides de’, porque aparte del trabajo, son muchas cosas para tener en cuenta en el día a día. Me estreso, recibo más llamadas, tengo que pedir cita. Él se acerca y se vuelve a poner pegado a mi pierna, y entiendo el mensaje. Apunto en mi WhatsApp agenda: ‘No te olvides de: disfrutar del camino’. Ya me olvidaba otra vez. Perdóname, es que soy humana, y él dirige sus ojos rojos hacia mí, y juraría que piensa: ‘No pasa nada, nadie es perfecto’.»

Lidia Martí psicóloga

www.lidiamarti.es