En nuestra mano está si queremos salir de nuestra zona de confort y actuar para que de alguna manera el futuro sea mejor y diferente, o si preferimos quedarnos atrás viendo cómo otros deciden por nosotros.
Imagina la utopía de vivir la utopía de transformar la realidad. Érase una vez allá por el año 1516, un inglés llamado Tomás Moro que planteó en su libro Utopía la posibilidad de crear un estado justo en el que todos sus habitantes alcanzaran la felicidad por la organización del Estado.
Hoy en día, en 2024, seguimos imaginando y también lo hacemos desde nuestra terreta hacia el resto del mundo. Del 16 al 21 de agosto ha tenido lugar en Benicàssim un año más uno de los festivales que más público atrae a nuestra localidad castellonense desde hace años: el Rototom Sunsplash. Más allá de la música y de las actividades que ofrece, de la diversidad que nos inunda por unos días, cada edición destaca por un lema diferente siempre relacionado con la defensa de la paz, el medio ambiente, los derechos humanos y el desarrollo sostenible. Este año el lema ha sido El Poder de la Utopía, una invitación a ser personas proactivas que comparten la aspiración de tener como meta el compromiso y la dedicación para contribuir en la medida de lo posible a construir un mundo mejor y dejárselo en herencia a quienes vienen detrás. Todo ello basado en valores universales como la paz, el respeto, la solidaridad y la sostenibilidad para hacer realidad nuestro pequeño sueño utópico..
Imagina la utopía de transformar la realidad y vivir para ello. Ya lo decía John Lennon en su canción Imagine allá por 1971 y, si entonces ya lo imaginaba, sería por algo. Hace más de cincuenta años ya nos hablaba de imaginar un mundo en el que no hubiera países ni razones por las que matar o morir; en el que todos sus habitantes vivieran el hoy y sus vidas en paz; en el que no hubiera posesiones, ni necesidad de avaricia o hambre. Lennon nos exhortaba a imaginar una fraternidad de hombres (aunque aquí pinchó un poco porque omitió incluir a las mujeres, pero eran otros tiempos y nadie es perfecto). En su archiconocida canción animaba ya en aquella época a imaginar a la gente compartiendo el mundo. Y todavía seguimos igual, imaginando.
No podemos saber si Lennon era consciente de que estaba describiendo lo que vendría a ser una utopía en toda regla según la segunda definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) para esta palabra: “representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano”, pero el mensaje de su canción nos sirve para recordarlo y tenerlo presente. La pregunta que nos puede surgir es qué podemos hacer nosotros desde nuestra pequeña parcela, sobre todo si pensamos en la primera definición del DRAE: “plan, proyecto, doctrina o sistema ideales que parecen de muy difícil realización”. Dicho así impresiona y apabulla, ya que a título personal es muy difícil pensar que vamos a poder colaborar a establecer una doctrina o sistema ideal para lograr un mundo más justo y solidario, pero podemos poner nuestro granito de arena en la parte del mundo que habitamos y sembrar una semillita en las personas que nos rodean.
Imagina. Podemos tener un plan o proyecto de vida en el que incluir acciones concretas que contribuyan a mejorar nuestro entorno y nuestras relaciones con las personas que nos rodean. Podemos tener como meta dejar nuestra huella en el mundo a través de nuestros actos en favor del bien común y que sean recordados. Una de las posibilidades es pensar de manera global, con grandes ideas que a priori pueden parecer utópicas, para luego actuar a nivel local, en aquello que está al alcance de nuestra mano y en lo que podemos contribuir y actuar. Para ello nos pueden servir de inspiración las palabras del grupo Green Valley, que este año de nuevo nos acompañó en el Rototom, en su canción Tu mejor versión: “Hoy, ha llegado el momento de tu decisión, has venido al mundo a perder el control, salte de tu zona de confort y cambiarás la situación. No te encierres y sal a buscar el sol. Hagas lo que hagas ponle corazón. Intenta hacer de ti tu mejor versión”.
No hay nada como dar el primer paso y ver que poco a poco vas haciendo camino, porque nuestra vida se va construyendo con las experiencias que creamos y que vivimos. Ya lo dijo Eduardo Galeano: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso sirve, para caminar”. Y también escribió sobre ello el gran poeta Antonio Machado en su conocido poema que, muchos años después Joan Manuel Serrat recogió y convirtió en su canción Cantares:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Pueden parecer objetivos de muy difícil realización, pero para esto nuestro querido John también dejó escrito algo en su canción:
You may say I’m a dreamer, but I’m not the only one, I hope someday you’ll join us, and the world will be as one.
Llamadnos soñadores y estará bien porque lo somos, pero sabemos que no somos los únicos. Hay mucha más gente loca y utópica deseando luchar por un futuro mejor. Esperamos que algún día te unas a nuestra causa, si es que no lo has hecho ya, y que entre todas y todos, pasito a paso, vayamos trabajando para que el mundo sea uno y viva como tal. Al andar e imaginar vamos escribiendo nuestro camino, nuestros pasos marcan el sendero que hemos recorrido y pueden ser una estela de inspiración para quienes vengan detrás. Siempre sin olvidar las palabras de Victor Hugo y aplicándolas en nuestra vida diaria: “¿Sabe cuál es mi enfermedad? La utopía. ¿Sabe cuál es la suya? La rutina. La utopía es el porvenir que se esfuerza por nacer. La rutina es el pasado que se obstina en seguir”. En nuestra mano está si queremos salir de nuestra zona de confort y actuar para que de alguna manera el futuro sea mejor y diferente, o si preferimos quedarnos atrás viendo cómo otros deciden por nosotros quizás para llevarnos por caminos más pedregosos.
El lema de “El Poder de la Utopía” es incierto de cara al futuro, puesto que en realidad no sabemos si aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo, pero hay que intentarlo para nunca poder arrepentirnos de no haber hecho nada. Es la filosofía de la sostenibilidad bien entendida, que todavía deja lugar para la esperanza si comenzamos a actuar de manera consciente para respetar los límites planetarios que desgraciadamente estamos sobrepasando. Solo es cuestión de dar un primer paso para iniciar el camino y empezar a dibujar la ruta, tal como decía Anatole France: “La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor”.
El horizonte utópico es soñado, pero podríamos hacerlo posible, ya que los grandes cambios en la historia de la humanidad siempre se produjeron porque alguien, en algún momento y en algún lugar, se atrevió primero a imaginarlos. Seamos pioneras y pioneros. Imaginemos y actuemos.
Sonia Vecino Ramos
Profesora de inglés, formadora de profesorado y doctoranda en innovación educativa.