Infragestión

Infragestión

La primera cosa que habría que preguntar a muchos de los que se quejan de no llegar a final de mes, desgraciadamente hay otros muchos que se quejan con razón, es si han probado a gastar menos. Creo que en esta Comunidad se pronuncia más veces la palabra infrafinanciación que las de género o LGTBI...

La primera cosa que habría que preguntar a muchos de los que se quejan de no llegar a final de mes, desgraciadamente hay otros muchos que se quejan con razón, es si han probado a gastar menos.

Creo que en esta Comunidad se pronuncia más veces la palabra infrafinanciación que las de género o LGTBI y miren que hay auténtica obsesión por estas dos últimas.

La legión de plañideras que hay en nuestra política amenaza con desbordar el caudal de este valle de lágrimas en el que habitamos.

El tema de de “la pasta” o te lo tomas con humor o terminarías convencido de que nos hemos vuelto locos.

Para ser ministro de economía de España se necesitan casi dotes milagrosas, que este país funcione es un auténtico milagro. Creo que somos incapaces de llegar a adivinar la gran cantidad de dinero que generamos, miles de sinvergüenzas llevan décadas metiendo la mano en el cajón y no se termina nunca.

Conseguimos pagar 17 parlamentos, 1800 diputados y más de 3000 coches oficiales. Si a esto sumamos los miles de “chiringuitos” que han creado y financiado entre el PP,PSOE,Convergencia y PNV no pueden negarme que es milagroso que aún quede dinero. Hoy hemos sabido que el Consell, nuestra pobrecita e infrafinanciada Generalitat Valenciana ya ha dado más de 700.000€ a diversos colectivos LGTBI, que me perdonen aquellos que no «han chupado del bote», pero con las cifras se podría afirmar que no puede quedar un solo homosexual sin financiar.

Otra “tajada” gorda, más bien gordísima, es la de los miles de millones de euros que trincan de las arcas del Estado los partidos políticos y los sindicatos, claro, a los pobrecitos con las cuotas de afiliados no les llega ni para pagar la luz.

Todo no es pasividad en la gestión. Se han batido récords en el tiempo que han tardado muchas corporaciones regionales y municipales en subirse los sueldos. Nuestra alcaldesa ha llegado a afirmar, el idioma español da para todo, que no es prioritario pero sí importante “definir” los sueldos. Se los defino yo Sra. Alcaldesa, salvo honrosas excepciones son abusivos en la cantidad y en su duración al mismo tiempo que inmerecidos si atendemos a la calidad del trabajo realizado. Ya están definidos.

Nuestra generosidad llega a tal grado que pagamos un sueldo de Ministro del Interior a un impresentable capaz de justificar la violencia contra los miembros de Ciudadanos, por ser «amigos de la derecha», mientras almuerza con Bildu.

Lo desprendidos que somos los españoles nos lleva a situaciones kafkianas, pagamos sueldos a aquellos que con las generosas dotaciones presupuestarias salidas de nuestros bolsillos dedican su tiempo a destruir a quien les paga, España.

En gran parte del mundo, los analistas políticos y economistas son incapaces de trabajar ya que cada vez que se acuerdan de España se desternillan de risa y no hay quien les levante del suelo.

No quiero aburrirles pero sería casi glorioso, sin salir corriendo, analizar dietas, gastos de viaje, comidas, embajadas, asesores, amiguitos, televisiones a su servicio, concesiones, chapuzas, amaños y prestidigitaciones de nuestra clase política mientras sentados en el sofá vemos como nos amenazan con volvernos a robar todo le que sean capaces de robarnos al mismo tiempo que amablemente solicitan nuestro voto.

Intentar, a estas alturas, reeducar a nuestra clase política es como “dar de beber a un burro que no tiene sed”, misión imposible, a no ser que se obre un milagro y nos levantemos del sofá.