A pesar de los avances en la predicción meteorológica las autoridades "no tomaron las precauciones necesarias".
Las tormentas, las inundaciones y todos los fenómenos relacionados con el agua dominan la lista de catástrofes de los últimos 50 años, tanto en términos de pérdidas humanas como económicas, según un análisis exhaustivo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). De las 10 principales catástrofes registradas durante este periodo, las que han provocado la mayor cantidad de víctimas han sido las sequías con 650.000 muertes; seguidas por las tormentas, con 577.232; las inundaciones, con 58.700; y las temperaturas extremas, con 55.736, según la base de datos Atlas de esta agencia de la ONU que cuantifica la mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos entre 1970-2019.
En nuestras tierras contamos con demasiados episodios de inundaciones, tales como la riada del Turia de 1957, las inundaciones de la ribera del Xúquer y la rotura de la presa de Tous en 1982; las inundaciones provocadas por el río Girona en Els Poblets y las producidas por las lluvias intensas registradas en diversas poblaciones de la Marina Alta en octubre de 2007; y episodios más recientes que han afectado a diferentes cuencas de la Comunitat. De todas ellas destacan las graves inundaciones en la Vega Baja del Segura en septiembre de 2019, en la cual trabajamos los Bomberos forestales de la Generalitat Valenciana conjuntamente con otros dispositivos SPEIS. Por todo ello cabe plantearse si en la Comunidad Valenciana estamos preparados para tormentas extremas?
Con semejantes antecedentes sorprende a la ciudadanía lo acaecido estos días. A continuación, trataré de sintetizar cronológicamente lo sucedido, pues se trata de la catástrofe natural más devastadora de la historia contemporánea de la Comunidad Valenciana y posiblemente del Estado Español.
Ni la riada del Turia en octubre de 1957, que cubrió de barro la ciudad de Valencia y dejó 81 muertos; ni la rotura de la presa de Tous en octubre de 1982, que arrasó la Ribera y causó 40 víctimas mortales; ni la gota fría de noviembre de 1987, que afectó a la Safor, la Ribera y el Baix Segura y dejó dos víctimas, se acercan a la magnitud de esta catástrofe.
¿Falta de previsión y prevención? ¿Decisiones tardías y a salto de mata? Los políticos harán sus lecturas y lecciones aprendidas, pero las vidas perdidas no regresarán, y los seguros… veremos qué pagarán. ¿Negligencia por parte de las autoridades de Protección Civil de la Generalitat al tener unos protocolos obsoletos o no activarlos a tiempo? Los jueces dirán… Pero a día de hoy llevamos 155 muertos y se continúa trabajando en la emergencia con muchas personas desaparecidas.
Como decía Joan Guzmán Pau: “No ha sido un castigo divino ni un capricho fatal de la naturaleza. En este apocalipsis de piedra, agua y viento, el factor humano ha agravado la embestida de los elementos de una manera, podríamos decir, criminal. Pero el “factor humano” en esta tragedia no hace referencia a la imprudencia o al escepticismo de las personas que, inmersas en sus rutinas, fueron a trabajar y decidieron hacer su vida cotidiana. Esta vez, el “factor humano” recae sobre la negligencia de los gobernantes valencianos, quienes, atentos a otros asuntos, no priorizaron la seguridad de sus ciudadanos y bienes.
A pesar de los avances en la predicción meteorológica, que en esta ocasión habían advertido repetidamente, ya desde el 25 de octubre, sobre una DANA con potencial de alto impacto, las autoridades no tomaron las precauciones necesarias. Hubo tiempo suficiente para desplegar medidas preventivas y mitigar los efectos letales del fenómeno conocido como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Sin embargo, la respuesta fue tardía, escasa, y las consecuencias han sido devastadoras.
La Unidad Valenciana de Emergencias: Eliminada por el Gobierno
Con el fin de prever futuros episodios de emergencias incluida la gota fría, el gobierno del Botànic creó en su momento la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE) aprovechando la plantilla de Bomberos Forestales de la Generalitat, existente desde hace más de 30 años. Pero con la llegada del nuevo gobierno de PP y Vox, la unidad fue desmantelada, calificada como “un chiringuito de Ximo Puig”. El gobierno alegaba que su eliminación permitiría ahorrar 9 millones de euros. Curiosamente, la administración actual destina más de 40 millones de euros anuales a espectáculos taurinos, según la periodista Emma Zafón. Nadie se imagina a día de hoy decir de desmantelar “el chiringuito militar de la UME” que tan bien ha servido a la población española en estos últimos años y que estupendamente nos está ayudando ahora en Valencia. Ahí dejo la reflexión.
A posteriori estará la necesidad de crear comisiones de investigación para dirimir qué porcentaje de los 900 bomberos y bomberas de Generalitat Valenciana formados en emergencias e inundaciones en el IVASPE con camiones, maquinaria, EPI, 6 helicópteros, bombas de achique, logística y personal cualificado ha sido infrautilizado en estos primeros días de emergencia.
También será necesario el debate parlamentario del modelo actual de 3 feudos llamados Consorcios de bomberos versus tener una sola Agencia Valenciana que aglutinaría a todos, el personal de emergencias incluidos Ayuntamientos, con una movilización y coordinación de recursos desde el 112 Valenciano.
La periodista Esperança Camps ha reconstruido cronológicamente los hechos tal cual sucedieron el martes 29 de octubre que muestran la incompetencia del actual gobierno valenciano ante esta crisis:
07:30 horas. Alerta roja decretada por la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el litoral sur del golfo de València (Riberas y Safor). Y a esas horas ya había pueblos con más de 155 l/m 2 Castelló y la Pobla Llarga y Llombai y Catadau inundándose por primera vez.
11:00 horas. La portavoz del Consejo, Ruth Merino, y la delegada del gobierno español, Pilar Bernabé, comparecen para informar sobre los efectos de las lluvias en la Safor y la Ribera. Solo enumeran las escuelas cerradas y las carreteras cortadas.
11:30 horas. Aparece el presidente Carlos Mazón. Mientras los medios y redes sociales ya han difundido imágenes de la devastación causada por la crecida del río Magro, que asola la Plana de Utiel ( 12.30), el presidente Mazón asegura que los embalses están muy por debajo de su capacidad. “No hay ninguna alerta hidrológica”, afirma, y asegura que la intensidad de las lluvias disminuirá para la tarde.
11:45 horas. El Centro de Coordinación de Emergencias emite una alerta hidrológica especial para los municipios a orillas del río Magro, donde el caudal alcanza los 350 metros cúbicos por segundo hasta la desembocadura del Júcar.
13:00 horas. En un Tweet oficial borrado y recuperado por Diario.es Mazón declaraba que la tormenta a las 18h disminuye en la Comunidad Valenciana y se desplazará hacia la serranía de Cuenca. El aviso rojo de Aemet estuvo activo hasta las 18h y luego se prorrogó.
17:00 horas. La Confederación Hidrográfica del Júcar libera agua del pantano de Forata ( capacidad de unos 2000 m³/s y la capacidad máxima de liberar son 900 *m3s. Logra el 100% a las 19:30h. El río Magro, desbordado, llega a Algemesí, confluye con el Júcar y arrasa todo a su paso. Mientras tanto, el barranco del Pollo desborda cerca de la Albufera, sorprendiendo a habitantes y trabajadores del área metropolitana, muchos de los cuales estaban realizando actividades cotidianas.
20:15 horas. Al fin se activa la alerta de Protección Civil con un SMS para advertir a la población que permanezca en casa. Sin embargo, la advertencia llega demasiado tarde; miles de personas están atrapadas y muchas sin comunicación. Los pocos bomberos y servicios de emergencia están desbordados y los vecinos desesperados buscan refugio en los tejados.
21:30 horas. Reaparece el presidente Mazón. Sin información relevante, admite que los equipos de rescate no pueden llegar a las zonas afectadas y que las comunicaciones no funcionan. No puede confirmar si hay muertos, pero asegura que están haciendo todo lo posible.
Reacciones, dolor, desesperación y la pregunta que persiste: ¿se pudo evitar?
Tras la catástrofe, el gobierno valenciano declara tres días de luto. Durante horas y horas, las pantallas de la televisión A Punt mostraban la devastación: pueblos anegados, coches apilados y paisajes convertidos en lodazales. Se solicitó al gobierno español la declaración de zona catastrófica y aquí vino Pedro Sanchez, pero el desastre ha dejado preguntas urgentes que necesitan respuesta.
Si se viene avisando desde el domingo de una DANA y el martes a las 07:30 de la mañana la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emitió alerta roja para la zona, ¿por qué las autoridades valencianas lanzaron la alerta doce horas más tarde? El mensaje SMS que podría haber advertido a la población llegó a las 20:15 horas, cuando el tiempo ya se había convertido en un enemigo mortal, la mayor parte de la ciudadanía hacía vida cotidiana, las carreteras inundadas, los ríos desbordados y la Confederación Hidrográfica del Júcar avisando desde primera hora de la mañana.
Más allá de quienes, ignorando la ciencia, han desestimado el cambio climático y las advertencias de la AEMET, este episodio plantea la necesidad de revisar a fondo las responsabilidades y los sistemas de respuesta en emergencias. ¿Por qué no se envió el SMS preventivo a los pueblos del sur y a las áreas metropolitanas? ¿Por qué se permitió a la gente acudir al trabajo, a clases y a los centros comerciales en medio de una alerta roja? ¿ Se avisó tarde al ejército y a la ERIE de Cruz Roja? Son más de doce horas en las que se deberían haber tomado las decisiones técnicas preventivas adecuadas, sopesadas y apropiadas. De haber sido así, se podría haber cambiado el desenlace de los acontecimientos o, como mínimo, haberse minimizado la pérdida de vidas.
Las próximas investigaciones judiciales deberán esclarecer si se emplearon todos los recursos de Bomberos de la Generalitat y Protección Civil desde el primer momento o si, en su lugar, hubo una respuesta tardía, fragmentada y tendenciosa de los mandos de Valencia y por ende se aumentó las pérdidas. Mientras tanto, es justo reconocer el ejemplo de alerta de Protección Civil de la Diputación y del Ayuntamiento de Castellón en CECOPAL, que la mañana del jueves activó inmediatamente su protocolo de alerta temprana tras recibir la alerta roja, enviando el SMS a su población sin demora. “Más vale prevenir que curar” es un refrán que bien puede recordarse en estos días, con la esperanza de que su enseñanza, al fin, cale en las futuras respuestas de emergencia.
Muchos ánimos a las familias que han sufrido pérdidas incalculables y a todos los seres queridos de las víctimas.
Dionis Montesinos, estudiante de Psicología y bombero helitransportado de la Generalitat.