Publicado por Luz Sela en ok diario 16/08/2021
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El dramático futuro que les espera a las mujeres en Afganistán, ya en manos de los talibanes, no ha sido aún motivo suficiente para que Irene Montero, de vacaciones, se pronuncie. La ministra de Igualdad, que acostumbra a defender con vehemencia los derechos de las mujeres, no ha encontrado todavía motivo para interrumpir su tiempo de descanso.
Sin apariciones públicas en agenda desde principios de mes, la única alusión al drama afgano ha sido un simple ‘retuit’ a un mensaje de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra: «No podemos desligarnos de nuestra responsabilidad de proteger la vida y los derechos del pueblo afgano, especialmente de mujeres y niñas».
Con Afganistán ya bajo control de los radicales, estos volverán a imponer sus normas a una sociedad que intenta huir a la desesperada. La peor parte se la llevarán sin duda las mujeres. Los talibanes gobernaron el país desde 1996 a 2001 e impusieron la ley Sharia, una interpretación estricta de la ley islámica que castiga especialmente a las mujeres. Estas son algunas de sus principales normas:
No pueden trabajar.
No pueden ir a la escuela o a la universidad. Sólo a centros religiosos talibanes.
Tienen que cubrirse la cara en público.
Deben salir acompañadas de un hombre si quieren salir de casa.
No pueden asomarse a sus ventanas.
No pueden reírse en público porque los hombres no pueden escuchar sus voces.
No pueden aparecer en ningún medio de comunicación.
Son obligadas a usar un burka que cubra totalmente su cuerpo de pies a cabeza.
No pueden maquillarse ni pintarse las uñas (ha habido casos de mujeres a las que les han amputado los dedos por hacerlo).
Serán lapidadas públicamente si mantienen relaciones sexuales fuera del matrimonio.
No pueden enseñar los tobillos.
No pueden hacer deporte.
No pueden usar tacones.
No pueden usar baños públicos.
Y las consecuencias de no respetarla pasan por la violencia: palizas en público, mujeres apedreadas por adulterio, mutilaciones a las que son acusadas de robar…
Ante todo esto, Irene Montero -que en múltiples ocasiones ha lanzado sus críticas al «patriarcado»-guarda silencio.
Otras dirigentes de Podemos han hablado públicamente de la crisis en Afganistán, aunque más bien con la intención de presionar a sus socios del PSOE de cara a las evacuaciones y la política de acogida.
Este lunes, la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, ha señalado que “sin lugar a dudas”, España debería ayudar a todos los afganos que quieran salir de su país, ya que Occidente tiene “responsabilidad directa” en lo que está ocurriendo.
En una entrevista a RNE, Verstrynge ha indicado que lo ocurrido en Afganistán es “una demostración del fracaso de implantar democracia a golpe de cañonazos por parte de EEUU”. También ha responsabilizado a la OTAN y a la Unión Europea por actuar “sin política internacional propia”.
“Ahora dejan al pueblo afgano a merced de los talibanes… Es el momento de reorientar la política exterior de la Unión Europea, debemos defender nuestros propios intereses”, ha reclamado. En esta línea, la política ha criticado la figura del “salvador occidental” con la que se ha actuado hasta ahora.
Sobre la situación de las mujeres afganas, la secretaria de Organización de Podemos ha señalado que antes del control talibán ya no era «idílica».
“Hay que pedir rendición de cuentas e implicación frente a esta situación, de manera que se garanticen esos derechos de miles de personas, particularmente de las mujeres y de los niños y niñas”, se ha limitado a decir.